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jueves, 25 de julio de 2013

Ex ministro del Interior responde a senador colorado

Teatro del absurdo 

 José E. Díaz,ex secretario general del Partido Socialista, ex legislador, primer Ministro del Interior del gobierno de Tabaré Vázquez

la diaria


En la diaria del lunes 22, en la nota informativa sobre un acto de "Batllista de ley" que proclamó al senador José Amorín Batlle como precandidato para las elecciones internas de 2014, se recoge un enésimo infundio contra mí, por mi gestión en el Ministerio del Interior entre el 1º de marzo de 2005 y el 1º de marzo de 2007.
Desde hace tanto tiempo he sido escrachado permanentemente por la derecha política y mediática que me atribuía, con manifiesta falsedad, las peores actitudes como gobernante de izquierda. Ni siquiera luego, cuando con llamativa periodicidad, los ataques no cesaban, me he preocupado de contestarles tanta diatriba permanente, pues prefería dedicar mi tiempo a gobernar lo mejor que podía y, ya fuera de la actividad pública, por voluntad propia, para dedicarme mejor a actividades académicas, más reconfortantes y valiosas, esto último dicho con entera modestia.
Según recoge la diaria, el senador Amorín manifestó que "el ex ministro José Díaz les dijo a los delincuentes que iban a ser blandos con ellos y al pueblo que se defendiera como pudiera". Falso de toda falsedad. Mentira aun peor que la que hace un tiempo expresó Bordaberry al tergiversar, groseramente, el dato sobre reincidentes liberados en aplicación de uno de los artículos de la Ley de Humanización Penitenciaria de 2005, que sigue dando frutos de avance en varios de sus contenidos. Mentirilla ésta que al igual que lo del delito como "sensación térmica", se han convertido en un comodín de la derecha, que repiten siguiendo los consejos nazis de Goebbels, en las antípodas del batllismo.
No pretendo exigirle al calumniador que indique la fuente cierta de su afirmación, porque no existe. Pero sí reclamarle de dónde saca esa concepción que me atribuye, tan absurda como caricaturesca. Muy por el contrario, desde mi primer discurso como ministro el 2 de marzo de 2005, cuando asumieron los nuevos Jefes de Policía y los directores nacionales, hasta cuando hice mi exposición final en el acto de asunción de mi sucesora, está plenamente demostrado que pensé y trabajé, junto al equipo ministerial y los leales funcionarios del MI, para mejorar en múltiples aspectos el servicio policial en todo el país y los demás cometidos ministeriales que son realmente abrumadores. Y lo hice con la filosofía que sintetizó el nuevo presidente de la República el día de su asunción: ser duro contra el delito pero más duro contra las causas del delito. Firmes contra la delincuencia pero, sobre todo, contra el crimen organizado de narcotraficantes, grandes contrabandistas y banqueros ladrones.Y vaya si lo hicimos con consecuencia y firmeza. Y si no que le pregunten a cientos de narcotraficantes y violadores de los derechos humanos durante la dictadura.
Yo entiendo que por esta concepción y por esta praxis novedosa se nos ataque. Como entendí y discutí con ellos, francamente, cuando se oponían a la derogación, que decretamos en 2005, contra dos disposiciones liberticidas que venían de la dictadura cívico-militar: la de las "razzias" contra jóvenes, pobres y diferentes y la desocupación, sin orden judicial, de lugares de trabajo y estudios, ambas contra derechos consagrados en la Constitución de la República. Pero junto a los documentos están los testimonios de los jerarcas y demás efectivos policiales y del resto del MI. Antes de asumir, hablé con los dos últimos ministros, con los comandos de entonces de la Jefatura de Policía de Montevideo, Guardia Republicana y sus dos cuerpos, Patronato de Encarcelados y Liberados, presidí una reunión de Jefes de Policía y directores nacionales de la administración que cesaba; y siendo ministro, con el equipo ministerial, hice frecuentes reuniones nacionales con los nombrados jerarcas, visitamos todas la Jefaturas del país y nos reunimos con sus comandos en 2005; y en 2006 (mi último año), hicimos reuniones regionales con sus jefes y comisarios, para transmitir o fundamentar decisiones ministeriales, acompañados por el director de la Policía Nacional y el presidente de la Junta Asesora de Servicios Policiales, quienes tenían una labor técnica complementaria de gran fuerza y eficacia. Todos ellos y en todo el país saben muy bien que jamás tuve ni trasmití la descabellada concepción que me atribuye el nombrado senador, candidato presidencial de "Batllista de ley". ¿No será él, en realidad, un "batllista" de (la) mentira?

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