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sábado, 13 de julio de 2013

Ex vicepresidente sandinista contra "guerrilleros heroicos hechos millonarios"

Ramírez, contra "guerrilleros heroicos hechos millonarios"


El escritor nicaragüense se refirió a su experiencia en el Frente Sandinista, que lo llevó a la vicepresidencia en 1985, pero del que se alejó al ver la corrupción de sus ideales



"He visto a los más valientes de mi generación destruidos por la codicia, guerrilleros heroicos convertidos en millonarios, protagonistas de la más grande de las tragedias éticas de esa historia. Envilecidos por el poder y por la idea de poder para siempre. Pero también he visto a otros que también estuvieron a la cabeza de la revolución y jamás tocaron un centavo ajeno y viven en digna pobreza: esos son los imprescindibles", asegura Sergio Ramírez en una columna publicada por el diario Clarín, de Argentina.

"Siempre rechazaré el poder malévolo que se disfraza de benefactor para oprimir, esa rueda que da siempre las mismas vueltas y muele las mismas palabras engañosas y numerosas porque la mentira es siempre exuberante", agrega.

A sus 70 años, el escritor rescata su experiencia guerrillera y los principios que enarboló la revolución que inició el Frente Sandinista de Liberación Nacional en 1979.  Esto lo llevó a ser vicepresidente de Daniel Ortega (actual presidente de la República) entre 1985 y 1990, luego de las primeras elecciones democráticas tras la caída del régimen dictatorial de Anastasio Somoza.

"Si miro atrás me veo como fui entonces, y me digo que volvería a hacer lo mismo que entonces hice. Nunca podré arrepentirme de haber creído porque sería arrepentirme de haber vivido, ni tampoco cedo a la tentación de corregirme a mí mismo. Pero, ay, no puedo regresar a cobijarme bajo la sombra del lozano árbol dorado de la juventud, y las teorías, tan grises que fueron siempre y ya ni hablemos de las tétricas ideologías mamotréticas, ideologías redentoras que cuando terminan en maquinarias de poder transforman en bagazo los ideales", dice Ramírez.

Tras ver cómo todo aquello en lo que creía era traicionado por el mismo movimiento que él había integrado, decidió alejarse de la gestión pública y dedicarse a su gran pasión: la escritura.

"Entré en una revolución, no en la política, qué importante se vuelve a estas alturas la semántica, y lo hice abandonando mi oficio de escritor que luego recuperé cuando ya no hubo más revolución, mi territorio para siempre donde vivo a gusto y el más libre que uno pueda imaginar. Piensas, luego existes; existes, luego imaginas. Pero el viaje por el otro territorio de la revolución me trajo una experiencia de vida inolvidable, y recogí tantas cosas que aún no acabo de vaciar mi equipaje. Me haría falta otra vida para escribirlas y describirlas todas", concluye.

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