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viernes, 26 de julio de 2013

Sobre la interna del Frente Amplio:EL REY ESTÁ DESNUDO Por Javier Zeballos

El rey está desnudo

La investidura de Tabaré Vázquez como candidato único del Frente Amplio es un traje inexistente. Sin embargo,  aun tiene un poder ilusorio tal que muchos repiten sus alabanzas.  Por otro lado, se exigen candidaturas múltiples cuando lo que faltan son otros candidatos y en vez de debatir ideas y prácticas alternativas, se destila una virulencia anti Tabaré más cercana a proscribirlo que a ganarle con votos.






El cuento de Hans Christian Andersen resignificó un antiguo relato que hunde sus raícesen el folklore de varias culturas. Cuenta la historia de la confección de un nuevo traje ficticio para un mandamás de turno. Su sostén era la premisa de que sólo los tontos no podían verlo. Quienes más alababan su textura, formas y colores eran losmiembros de la corte pero, advertidos, todos se alineaban. Hasta que el rey salió a la calle a mostrar el vestido al pueblo. Todos lo veían pero nadie se animaba hasta que un niño gritó “el rey está desnudo”.

El traje de candidato único del FA no es solo inexistente sino que, además, el talle de tamaña ilusión, en el sentido de ilusorio, queda grande. 

Y no es porque la estatura política de Vázquez no sea enorme sino porque tanto él comoel FA, el Uruguay y el mundo,  han ido cambiando y lo seguirán haciendo, por más que se pretenda seguir alabando una vestimenta que ya no es capaz de representarnos a todos los frenteamplistas y que ya no necesitamos que así sea.

Ya hubo disputa electoral en la izquierda y con las dos variantes, candidatura única o varias dirimiendo la interna, más allá de las voces alarmistas que presagiaban el fracaso, supimos ganar las elecciones. Lo alertaban si no había reelección de Vázquez y lo repetían si no se aceptaba el dedazo de Tabaré en favor de Astori. Y basta recordar la profecía de la derrota y el infierno que se venía si Mujica ganaba la interna.

Por lo tanto, candidatura única o múltiple,  son válidas a condición de reflejar la realidad de lo que somos o, mejor aun, de lo que vamos siendo. Sin embargo, la candidatura única de Vázquez se ha querido imponer llamando a silencio o por inercia, aunque ello significara la escasa atracción de la fuerza política, refractaria a la participación y propensa a la consolidación de una frontera entre los que dirigen y los que miran dirigir.

Es una dinámica compleja y peligrosa que la izquierda debe comprender para transformarla, a menos que la ocupación de parcelas del poder nos conforme con ser parte de la nueva camada en la sustitución de las elites gobernantes.  

El ex presidente Tabaré Vázquez sigue retrasando su candidatura. Sin embargo, ya nadie puede dudar de que no se trata solo de una razonable duda personal sino parte de una estrategia en función de serlo. Y por ahora, en función de ser el único.

El retraso tiene aspectos válidos. Es funcional a su genuino interés propio. Demás está decir que tiene el derecho de proclamarse cuando lo crea conveniente.  El problema reside en valorar cuán conveniente es para Tabaré y cuánto para el Frente Amplio en su conjunto. Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, a menos que alguien se atreva a fundamentar queno existe diferencia.

Si en el FA se impone la candidatura única de Vázquez o si se va a la competencia interna con otro u otros candidatos, probablemente Tabaré salga fortalecido en ambas instancias. Y tal vez lo sea mucho más por la segunda que por la primera.

La paradoja de Protágoras

Cuentan que el griego Protágoras hizo un trato con un alumno que no podía pagarle sus clases. Le propuso que saldara la deuda cuando ganara su primer juicio. Como el muchacho no parecía afanarse mucho en conseguir un cliente, le hizo un juicio. Así, Protágoras ganaba de cualquier manera. Si triunfaba en el pleito, el alumno debía pagarle pero, si lo perdía, su alumno ganaba su primer juicio y debería abonarle la deuda.

Por eso Vázquez retrasa su candidatura. Porque es funcional a si mismo en ambos escenarios. Cuanto más la retrasa, menos posibilidades da al crecimiento de cualquiera.  Cuanto más se hace desear es más deseado. Él espera y los sectores desesperan. Eso le otorga más poder. Pero el FA es muchomás que eso y ese es un cambio que Tabaré también ayudó a crear.

Tal retraso también opera a favor de una postura tradicional en el Uruguay; la que reivindica no adelantar la campaña electoral. Todos sabemos que es una declamación más bien hipócrita y es una forma de hacer política electoral. Pero nada nunca es para siempre y no todo siempre funciona como antes. Quien pretenda seguir haciendo política con los gestos de antaño podrá alegar coherencia, pero es probable que no sepa intuir los cambios en las sensibilidades de los electores y hasta en los cada vez más diversos  militantes. Nunca lo fue pero ya nadie debería dudar de que, sólo de palabra, no funciona.

El adelantamiento de la carrera electoral  sigue muy mal visto para aquellos dirigentes que ocupan cargos de gobierno, ya sean, tanto en el Poder Ejecutivo, en el legislativo, en el Estado, en la dirección de alguna organización social o en la propia fuerza política. Y eso es algo bueno de nuestra cultura política. Aunque no deja de ser triste ver en la izquierda, intentar descabezar a cualquiera que se destaque. Es un síntoma conservador y hasta de miedo por lo nuevo que surja. Y no es muy de izquierda que digamos.

Pero resulta que Vázquez es un líder que eligió estar liberado de cualquiera de esas responsabilidades. Una suerte de manos libres de las que ha hecho uso y abuso. Sobre todo, pensando en los intereses de Frente Amplio y su rol como partido de gobierno. Si hubiera optado por cualquiera otra forma de actuar, es probable que también fuera criticado. Hay que decirlo.

Sin embargo, esa distancia no le ha significado quedar libre de desgaste. Ese ir y venir, incluso entrar y salir de la actividad política, como si los ciudadanos no perciban que es una forma deser y estar, lo han situado en una ubicación ambigua y, sobre todo, vulnerable. Pero otra cosa muy distinta es que deje de ser el líder que aun es, que se lo pueda derrotar fácilmente en una elección interna, o hasta que surja alguien que se anime a tal disputa. Mucho más cuando la imprescindible audacia, que ya necesitamos como el aire, es aplastada por dirigentes que salen inmediatamente a hacerle la venia al jefe.

No obstante, Vázquez ha ido sumando pifias en un rosario de malas declaraciones cuando, siempre se dijo, que una de sus fortalezas radicaba en su capacidad para  gobernar, para mandar, con control remoto y hablando poco. Aquel recordado PPS, profundo y prolongado silencio que nunca fue tal. 

Sin embargo, quedó tan grabado que el estilo incontrolable, desprolijo, aunque también mucho más dialogador y promotor de ideas y debates, puesto en práctica por Pepe Mujica, haya sido un catalizador para que tantos críticos de Tabaré llegaran incluso a extrañarlo. Al menos a la hora de hablar desde el gobierno.

Pero Tabaré, liberado por su propia estrategia de tener que estar en la palestra, fue cayendo en apariciones en las que solito se metió en problemas. Su comparecencia en un instituto educativo del Opus Dei para confesarle a un puñado de adolescentes su ruego a Bush, pretendiendo hacerlo pasar por dotes de estadista al obtener un padrino que amedrentara a la Argentina, fue solo un botón de muestra.

Si Vázquez nunca se había logrado reponer del resbalón, su veloz retracción intentó amortiguar sus peores efectos. Pero el defecto volvió a aparecer en otros movimientos. En tenis se le llama errores no forzados. Sería bueno enterarse de que hay jugadores que, por ellos, pierden el partido.

La penúltima gran pifia de Vázquez volvió a tensar la cuerda. Su presentación de un libro supuestamente compuesto por tesis científicas, con que la derecha más conservadora pretendió abonar el entierro de la ley sobre el aborto, se dio de bruces contra el trabajo que el Frente Amplio había logrado articular en el Parlamento, en digna consecuencia con el Programa de Gobierno presentado a la ciudadanía en las elecciones de 2009.

¿Alguien se enteró del contenido de las tesis? El libro naufragó y la campaña de la coalición conservadora ni siquiera se molestó en difundirlas. Ello demuestra que todo el show tenía un solo objetivo, el impacto político de Vázquez inscrito en un acto contra todo el FA ejecutado a total conciencia. No hay que olvidar que la atención mediática fue apabullante. Sin embargo, no solo se disipó muy rápido sino que sus efectos fueron reactivos a los objetivos conservadores.  

A tal punto que Vázquez, que en ese gesto marcó un mojón ya inocultable en su alejamiento de la sensibilidad frenteamplista, también de la sintonía ciudadana, se vio obligado urgentemente a tomar distancia y hasta terminó por prohibir el uso de su imagen. Semejante contradicción en tan pocas horas dan cuenta de la magnitud del yerro.

No hay que olvidar que Vázquez, que supo dirigir un excelente primer gobierno del FA, que como todos, con aciertos y errores, supo jugar un papel positivo en la acumulación histórica hacia elgobierno y los cambios operados, y que sigue siendo un gran capital electoral parael FA, cometió su mayor pifia siendo presidente. Fue el veto a la Ley de Salud Sexual y Reproductiva. No solo por imponer su creencia a través de un mecanismo legal pero autoritario (impuesto con la Reforma Naranja de 1966) sino porque frenó la aplicación de imprescindibles políticas públicas por seis años. Es responsable de semejante retraso.

El mayúsculo fracaso electoral y político de la derecha lo dejó a la intemperie y en una ubicación tan vulnerable que desde ese mismo domingo, Vázquez ingresó en un vértigo de apariciones secuenciadas digna de la más intensiva campaña electoral.

¿Cómo se puede explicar tal catarata de declaraciones, actos, discursos y  gestos en alguien que pretende mantenerse en un limbo? A lo sumo, dejando entrever que se pronunciaría en noviembre y ni siquiera antes del Congreso del FA. Como si soñara con provocar una procesión hasta su casa portando un ruego. ¿Vázquez creerá que talretraso sigue funcionando para lograr el disciplinamiento? ¿Pretenderá seguir utilizándola como amague ante cualquier crítica?

Para colmo, en su previsible estrategia de centro parece mimetizarse cada vez más y uno no puede más que preguntarse si se trata de deseos de no espantar o de laexpresión de sus reales intenciones a la hora de mandar en el futuro gobierno.

Las últimas declaraciones, plagadasde lugares comunes, sin embargo, insertan frases de una ingenuidad increíble respecto del imperialismo reducido a una difusa actitud (que tan solo el incidente con el avión de Evo o el caso Snowden se encargan de dejar casi en ridículo) o una nueva apuesta por un discurso diluyente. Frases superficiales, con el agregado de ser viejísimas. ¿Esa es la renovación ideológica tan anunciada?

Tabaré parece actuar a contramano de una lógica que antes supo manejar con maestría. Pues sale al ruedo con este tipo de planteos cuando está muy lejos de la necesidad de atraer votantes no frenteamplistas (imprescindible para las elecciones nacionales de octubre de 2014) sino cuando debe ser capaz de ganarse a los diversos frenteamplistas si pretende ser el candidato único. A menos que subestime las crecientes críticas que sigue levantando o pretenda jugar fuerte a imponer sus condiciones.

¿Qué hay de nuevo, viejo?

A la par de tales errores de Vázquez, por dentro y por fuera de los sectores y las bases frenteamplistas, por los más diversos intersticios orgánicos y por las más distantes formas de expresión política en la izquierda frenteamplista, desde hace tiempo emergían críticas a su candidatura única. Porque la pretensión existió y existe, a no esconderla. 

Sin embargo, no es posible dejar de decir que otros descentraron el imprescindible aporte de discutir ideas y prácticas para destilar una omnipresente virulencia anti-Tabaré. Parecen querer estar más cerca de proscribirlo que de disputarle espacios democráticamente, jugándose en la cancha y con votos.

Por si faltara poco, el cauce elegido  derivó en una reivindicación para la cual no solo no existe ninguna traba sino que, además, tiene antecedentes. Pues pretender pedir candidaturas múltiples para dirimir en la interna, aunque pueda ser un buen reflejo de la diversidad existente, o simplemente valorada como conveniente para retener votos de izquierda, ya nadie puede negar que su existencia no depende de ningún pedido, exigencia o autoproclamado logro sino de su real existencia. Es decir, que realmente existan más candidatos, asumidos por ellos mismos, y no proclamados por la sola voluntad de algunos que pretender hacer política apropiándose de la voz de otros.

Y ese es el problema, porque por más que algunos hayan involucrado a distintas personalidades sin tener ningún aval para ello, a esta altura, ese ya es el segundo gran error de quienes pretenden oponerse a Vázquez por ésta vía.

Porque hasta ahora, el efecto es más bien el opuesto. Lejos de debilitar a Vázquez, la posibilidad de posar de víctima de ataques desmesurados, más el trabajo constante de su propio séquito,tan propenso a la comodidad de la protección del líder todopoderoso, lleva a que se abroquelen marcando su apoyo. Hay tanto temor, miedo, incluso pánico, a que algo nuevo crezca, que la última operación es rodearlo en una fórmula, ya no solo  antes de una competencia interna sino siquiera antes de dar el si. Una suerte de “matrimonio por conveniencia” en versión más de lo mismo. ¿Será posible pretender hablar tanto de lo diverso y ser tan estrechos?

Esto, que ya se ha ido dando condeclaraciones, aunque por ahora sean dirigentes de poco prestigio o ya bastante desprestigiados, de seguir en esta dicotomía absurda, probablemente desencadene una seguidilla de apoyos sucesivos por parte de los sectores incapaces de audacia.
El error del anti-tabarecismo consiste en creer que el problema es sólo Tabaré cuando en verdad, con variantes, Tabaré representa una concepción y una forma de hacer política que es practicada por varios.

Escenarios

Es posible que terminen existiendo candidaturas múltiples. ¿Acaso no hubo cinco candidatos emanados del congreso hacia la interna del 2009?  El error de elevarla como reivindicación suma el agregado de entorpecer uno de los principales objetivos que se deberían estar buscando, el de la construcción de un espacio o bloque alternativo. 

Porque la simple existencia de candidaturas múltiples no garantiza mucho, a tal punto que esposible que se arme otra candidatura extra como forma de impedir el crecimientode una candidatura realmente alternativa a Tabaré si acaso apareciera. ¿Acaso no fue el gran rencor con que el FSL enjuició a la candidatura de Marcos Carámbula en la interna del2009?  O alguien pretende hacerse el desmemoriado.

Y el problema de la instalación de semejantes distorsiones en los últimos meses por parte de quienes se autopoclaman alternativos, es que en vez de conseguir mejores condiciones para una candidatura alternativa, no solo la han ido entorpeciendo sino que, de seguir así, probablemente terminen por abortarla. O, al menos, de servir en bandeja su decapitación casi instantánea por expertos reducidores de cabeza, que los hay, los hay y cada vez más a la vista, sobre todo cuando se agencian ese perfil tan propio.

Pues las candidaturas reales no se declaman, se construyen. Sin embargo, lo que ha primado es un ruido anti-Tabaréque, sumando adeptos, que parece no querer analizar que toda acción genera reacciones. Dicho esto no para frenar o consolidar inmovilismos sino para no divorciarse de la eficiencia política. 

A su vez, el lanzamiento irresponsable de nombres, sin siquiera consultarles sobre su acuerdo, amplificados distorsionadamente por algunos medios, en vez de acumular ayuda directamente a su aislamiento.  ¿O no lo han visto?  En la vida, como en el fútbol, los goles no se merecen, se hacen. Y más de uno debería aprender que también hay goles en contra. Y la remontada, como siempre, queda para los que siguen construyendo.

Y esto nos lleva a un tema actual, las múltiples formas de hacer política. Las nuevas tecnologías son un aporte irrefutable. Quien no lo comprenda estará tan anquilosado como aquel que se crea que en la política alcanza con usarlas. Eso sin entrar a evaluar seriamente tal uso.

El tema pone en cuestión un elemento que ha ido emergiendo en algunas posturas. Cierta ansiedad devenida en una actitud declamatoria, como si acaso bastara con profetizar algo o a alguien para que los demás sigan al ritmo del me gusta. Además, ciertas proclamaciones denotan una postura demasiado parecida a la que pretenden criticar: una cuasi adoración de un nuevo liderazgo elevado hasta casi el misticismo, sin reparar que más allá de las grandes diferencias que se buscan y se encuentran, expresan una construcción semejante.

Esta lógica fagocita no solo posibles candidaturas, desgasta posibilidades, anula el clima para que crezcan y puede terminar por abortar siquiera que emerjan y acumulen. Claro que después explicaran con lujos de detalle la derrota o las debilidades de tal o cual, probablemente, repartiendo culpas siempre a los demás.

Lo que hay en juego no son las candidaturas múltiples, aunque más de uno quiera sepultarlas a favor de un Tabaré impuesto a rajatabla ignorando la ya inocultable desnudez del líder en semejante traje. Tampoco que se compita con una candidatura alternativa en una interna apostando al todo o nada para que algunos ansiosos sientan conducir otra vanguardia iluminada. 

Lo que hay en juego es la construcción colectiva que logre aglutinar lo diverso que ha ido surgiendo y exprese una genuina capacidad de espíritu crítico, cada vez más en debate, con visiones en el FA que pretenden asentar definitivamente su hegemonía. Eso sí, a condición de renovar las formas de hacer política y  de no repetir las viejas con otro disfraz de lo nuevo.

Y esa disputa es y será más larga, más allá de que pueda ser válido, necesario o hasta imprescindible, el transitar por una interna. Eso hay que evaluarlo con precisión fina y sin obsesiones.  Una disputa que debe ser fraterna en serio, con aporte de ideas o terminará excluyendo a los frenteamplistas para quedar reducida a una riña entre pocos por ganar poder o por mantenerlo.    

Por eso es necesario pensar cuál es la vía más transformadora, ya la de pretender sumar en una interna o construir múltiples alianzas, por arriba, por abajo y los costados, que exprese esa diversidad grande que hoy existe y no se siente representada, aglutinando las posturas comunes que se han ido expresando en la actuación legislativa,  en la fuerza política, en la actividad de tantas organizaciones de la sociedad civil con nuevas demandas y derechos, en la histórica base social del movimiento de los trabajadores en su central única, pero siempre  defendiendo la unidad histórica construida por todos. Unidad que hay que defender cuando se es mayoría y cuando se es minoría.

Ese es un hermoso desafío que no se logra, ni siquiera se encara, cayendo en atajos aparentemente facilistas. El que así lo crea, que se juegue entero, pero a condición de poner su propio pellejo sin pretender escudarse en el nombre y en el trabajo serio de otros y otras. 

Tales contradicciones generan una dinámica ya muy alejada de las pretensiones de imponer, a fuego lento, la candidatura única de Tabaré Vázquez  o de instalar su discurso de una restauración conservadora. Si así se hace, los profetas del riesgo de cualquier renovación deberán asumir que Tabaré también aumentará los riesgos,  porque su victoria no tiene certeza alguna. Ese es otro ropaje inexistente al que muchos se aferran sin sustento aunque cuenten con nuestro voto frenteamplista a muerte. 

Pero el mayor riesgo es moldear una  izquierda obsesionada con ganar y mantenerse, (aunque ganar elecciones es imprescindible y hay que saber hacerlo) pero siendo cada vez más refractaria a lo nuevo que la nutre y, tarde otemprano, la desborde. Porque si solo ganar fuera el éxito, por dejar de transformar y transformarnos, tarde o temprano abonaremos la derrota, no solo la electoral sino la que mella la herramienta del cambio.

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