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domingo, 11 de agosto de 2013

DEVORANDO DIARIOS Y REVISTASMONTEVIDEO ANTIGUO Por. Milton Schinca Revista Raíces


  De Revista Raíces

                                              Milton Schinca


                                                 Ilustración  LUIS HARO DOMÍNGUEZ 



Montevideo, hace un siglo, publicaba y leía más que hoy. “En términos absolutos y relativos”, como dicen los economistas. Mientras hoy se publica media docena de diarios, nuestra ciudad contaba con diecisiete. Ellos era “El Siglo” , “El Ferrocarril”, “El Partido Colorado”, “La Razón”, “La Tribuna Popular”, “La Nación”, “El Telégrafo Marítimo”, “El Hilo Eléctrico”, “La Colonia Española”, “La España”, “L´ Italia”, “L´ Independiente”, “El Bien Público”, “El Diario” , “El Nacional”, “A Patria” y  “La France”. Algunos con tiraje reducido, es cierto; otros restringidos a una circulación entre los paisanos de países extranjeros o sus descendientes. Pero tengamos en cuenta que Montevideo contaba, por entonces, con una población diez veces menor que la actual. A esos diecisiete diarios de aparición regular, hay que sumar todavía toda una nube de periódicos de todo pelo y marca, desde humoristas a religiosos, desde intelectuales a médicos, que suman en conjunto veintidós. Vale la pena repasar sus nombres, algunos pintorescos: El negro Timoteo, La Ilustración Uruguaya, El Indiscreto, los Anales del Ateneo, la Revista de la Sociedad Universitaria, La Revista Forense, El Evangelista, El Bromista, la Asociación Rural, el Boletín de la Sociedad de Ciencias y Artes, el lunes de la Razón, el Eco de Galicia, la Unión Gallega, la España Federal , la Helvecia, el Popular Ilustrado, el Boletín Masónico, la Gaceta de Medicina y Farmacia, el Tipógrafo, la Liga Industrial, la Industria Uruguaya y la Revista Homeopática.
De todas las publicaciones nombradas, la más antigua en aquel momento era el Telégrafo Marítimo, en plena madurez con sus 34 años de existencia. Lo seguía en años El Siglo, que acababa de cumplir su mayoría de edad con 21. Luego El Ferrocarril, un adolescente de 16 años. Los demás no habían salido de la primera o segunda infancia. Por más que pueda aducirse que la mayoría de estas publicaciones tuvo corta vida o circuló poco, aquel Montevideo tanto menos poblado que el actual se nos aparece como un devorador de publicaciones, que entre diarios y periódicos sumaban pues , la friolera de treinta y nueve.

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