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martes, 20 de agosto de 2013

El lucrativo bumerán de la ayuda estadounidense a Egipto
180.com
 Estados Unidos se niega a suspender su ayuda militar anual por 1.300 millones de dólares a Egipto, donde las fuerzas armadas derrocaron al gobierno democráticamente electo en julio, con el argumento de que esa medida solo "desestabilizaría" aún más a aquel país.


 Pero probablemente la verdadera razón es que Washington simplemente desea proteger a sus contratistas del sector de defensa. Prácticamente el total de los 1.300 millones de dólares otorgados a El Cairo través del programa de Financiamiento Militar Extranjero (FMF, por sus siglas en inglés) regresan a la economía estadounidense, específicamente a su industria de armas. William Hartung, director del Proyecto de Armas y Seguridad del Centro para Políticas Internacionales, dijo a IPS que la negativa del presidente Barack Obama a suspender la ayuda era algo "inadmisible", porque el arsenal estadounidense está siendo usado para matar a manifestantes pacíficos en Egipto. "Las razones suministradas para mantener la asistencia no se sostienen ante ningún examen", indicó. La ayuda tampoco ha sido usada por Washington como palanca para influir en las fuerzas armadas egipcias, de 438.500 efectivos, indicó Hartung, autor de muchos análisis sobre la industria armamentista estadounidense. "Lo que sí ha hecho la asistencia y continúa haciendo es enriquecer a los contratistas de defensa estadounidenses como Lockheed y General Dynamics," indicó. Con la excepción de una fábrica de tanques, explicó, la vasta mayoría de los alrededor de 40.000 millones de dólares aportados por Washington a El Cairo en los últimos 30 años ha ido directamente a las arcas de fabricantes estadounidenses de armas. Los sofisticados sistemas de armas ya adquiridos por Egipto incluyen aviones de combate F-16, aviones de reconocimiento E2-C Hawkeye, helicópteros Apache y Sikorsky, aviones de transporte C-130, Sidewinder, misiles Sparrow, Improved-Hawk y Hellfire, tanques de guerra M-1A1 Abrams y M60A1, y vehículos blindados M113A2. Todo este arsenal es aportado por grandes contratistas de defensa estadounidenses como Lockheed Martin, Northrop Grumman, General Electric, Boeing, Sikorsky, General Dynamics, United Defence y Raytheon, entre otros. Además de las donaciones directas por 1.300 millones de dólares anuales del FMF, Egipto también recibe 1,9 millones al año en el marco de la iniciativa Educación y Entrenamiento Militar Internacional, y otros 250.000 dólares a través del Fondo de Ayuda Económica de Estados Unidos. Egipto también recibe cada año, con costos mínimos de envío, equipos estadounidenses de segunda mano por cientos de millones de dólares, gracias al programa de Artículos de Defensa Excedentes. General Dynamics colabora con El Cairo en la fabricación de tanques de guerra M1A1 Abrams, un proyecto considerado como "uno de los pilares de de la asistencia militar de Estados Unidos a Egipto". Al mismo tiempo, hay un programa en marcha para mantener, reparar y actualizar equipamiento bélico estadounidense en manos egipcias. En un artículo publicado en el sitio web de noticias Common Dreams, el periodista Jacob Chamberlain citó un informe de la National Public Radio señalando que, cada año, el Congreso legislativo estadounidense destina más de 1.000 millones de dólares en ayuda militar a Egipto. "Pero ese dinero nunca llega a Egipto. Va a parar al Banco de la Reserva Federal en Nueva York, luego a un fondo fiduciario en el (Departamento del) Tesoro y finalmente a los contratistas militares estadounidenses, que fabrican tanques y jets, que son finalmente enviados a Egipto", indicó. Hasta ahora, la administración de Obama solo ha castigado al nuevo gobierno de Egipto con la suspensión del envío de cuatro aviones de combate F-16 (la fuerza aérea de ese país ya tiene 143, y la última orden de 20 naves fue en marzo de 2010), y con la cancelación de los ejercicios militares conjuntos previstos para septiembre. Washington también se resiste a referirse al derrocamiento del presidente egipcio Mohammad Morsi, el 3 de julio, como "golpe de Estado", porque de hacerlo estaría obligado por las propias leyes estadounidenses as suspender la ayuda.

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