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sábado, 3 de agosto de 2013

El tango en Finlandia tiene unos 2000 clubes de práctica y un festival mundial


                 Pasión latina, melancolía nórdica

                    The New York Times / Seinajoki | John Tagliabue
                                         El País

 

 

El tango finlandés surgió por un bailarín de ballet llamado Toivo Niskanen.
Foto: Touko Hujanen.






Miles de finlandeses -a la par de españoles, alemanes e incluso unos pocos japoneses y tanto norteamericanos como sudamericanos- se reúnen para bailar durante cuatro días al candente ritmo del tango.

¿Del tango? Finlandia, ¿Qué pueden entender los finlandeses, esos rubios fríos que son presentados como melancólicos y taciturnos por los largos inviernos sin luz (o eso dice el cliché), del apasionante tesoro rioplatense?

Y sin embargo, vienen, en años recientes hasta 100.000 personas, empezando a bailar al comienzo de la tarde, escuchando a estrellas finlandesas interpretando tonadas de tango participando en lecciones y concursos, y dando largos pasos, girando e inclinándose al "pum, pum, pum" del compás del tango en las primeras horas de la mañana.

El tango en su forma rioplatense es melancólico y nostálgico. Si bien la variedad finlandesa es más animada, muchos aquí dicen que su mezcla de pasión y melancolía expresa a la perfección el alma finlandesa.

"Es tan poderoso, con muchas emociones y sentimientos", dijo Elija Eorola, oficinista cuarentona, limpiándose el sudor de la ceja después de bailar una pieza en la pista de parqué de una enorme carpa blanca. Docenas de parejas --mujeres en shorts, bermudas a la pantorrilla o falda, y hombres con gorras de béisbol, sombreros de fieltro o sombreros vaqueros- bailaban al compás de las suaves variedades de un acordeón y un violín.

Bailarina apasionada que toma la pista "un par de veces por semana" cuando está en casa en Helsinki, Eorola estaba visitando el festival de tango, durmiendo en un remolque, por primera vez en siete años. ¿Qué atrae a los finlandeses al tango? "Es un poco la melancolía", dijo. "Y así somos".

Para Mónica Wilson, quien creció en una familia finlandesa en la bahía de Thunder, Ontario, bailar tango y ser finlandesa va de la mano tan naturalmente como el jamón y los huevos; o bien, arenque en escabeche y papas nuevas.

Wilson, maestra de escuela de 40 años de edad, llegó al festival, mismo que terminó el domingo, con su hermano y un primo mientras hacía un viaje de vuelta al país natal. Ella tomó algunas lecciones de tango y, con su primo, probó algunos pasos bajo la carpa con forma de L, de la mitad del tamaño de una cancha de fútbol, llamada el Pabellón. En Canadá, destacó, es el paso doble, pero en Finlandia, es el tango. Sus padres en Canadá, nacidos finlandeses, dijo entre risas, "bailaban tango en la cocina".
Tradición.



El festival local se fundó hace aproximadamente 30 años para atizar las llamas de lo que parecía una tradición en extinción. El tango había sido introducido a Finlandia hacía un siglo por un bailarín de ballet de nacionalidad finlandesa, Toivo Niskanen, quien aprendió sus pasos clásicos en San Petersburgo, en esa época la capital rusa. Sin embargo, se enamoró del tango mientras estuvo de vista en París.

El tango floreció en Finlandia al grado de casi convertirse en el baile nacional. Incluso actualmente, prosperan más o menos 2.000 clubes de tango a lo largo de una nación de 5.5 millones de habitantes, en tanto el festival de Seinajoki es uno de los mayores en cualquier parte. Sin embargo, después de la II Guerra Mundial, con la llegada del rocanrol, la influencia del género empezó a menguar. Para los 80, los Beatles y los Rolling Stones habían amenazado con ahogar el sonido de Hernando`s Hideaway, la canción del programa de tango.

"El tango ya no era popular, aunque tampoco se había olvidado", dijo Juha Teuri, de 31 años, el portavoz del festival, en una preparatoria local que estaba haciendo las veces de oficinas centrales del evento. "En este punto, se tenía que hacer algo, así que empezó como un concurso de canto de tango, creciendo rápidamente hasta volverse más grande y más grande", agregó, explicando los orígenes del festival a mediados de los 80.

El festival no es la única reunión veraniega del tango. Un sitio en Internet dedicado al baile latino, festivalsero.com, enumera 20 eventos de ese tipo tan solo en julio, incluido el Puerto del Tango en Tallin, Estonia; Tango Magic en Seattle; y el International Queer Tango Festival, uno de diversas reuniones gay por el tango cada vez más populares, en Berlín.

Sin embargo, el festival de Seinajoki sobresale, no solo por su tamaño, sino también por su yuxtaposición de melancolía escandinava y pasión latina.
Dos bailarines argentinos en medio de otro tango

"Para nosotros fue una agradable sorpresa", dijo Anabel Saldaña, una de las principales bailarinas y maestras de tango de Argentina, quien fue invitada este año desde Buenos Aires con su pareja, Jorge Mendoza, a presentarse y enseñar en el festival. Fue todo un éxito el dueto de la pareja por la noche en el escenario principal del festival al aire libre, ante miles de personas y entre antorchas encendidas, humo y luces.




El tango finlandés no es la variedad argentina, destacó Saldaña. "Sin embargo, creemos que tiene el mismo sentimiento, aunque con palabras y conceptos diferentes para la experiencia". Mendoza, quien al igual que Saldaña estudió tango finlandés antes de llegar, coincidió: "Nosotros no decimos: `Tenemos el verdadero tango o el tango veraz`. Nosotros les estamos mostrando otro tango, que es agradable y tiene onda para bailar tango". "Aquí, la gente, tomó el tango y se lo apropió", agregó.

La diferencia entre el original rioplatense y el retoño finlandés saltó a la vista en una de muchas clases que los bailarines argentinos dieron para visitantes del festival en el gimnasio escolar. Mientras ocho parejas finlandesas escuchaban atentamente, Saldaña explicó que el tango era "como un rompecabezas". "Si conoces las piezas", dijo, "puedes armarlos de diferente manera".

Después, ella y Mendoza, con las manos apenas frente a los hombros de cada cual, se deslizaron alrededor de la pista, demostrando precisamente cómo se podía armar el rompecabezas. Varias parejas los siguieron, otras parecían más bien que estaban moviendo muebles que bailando un tango rioplatense. Leena Kaura, diseñadora de textiles ya retirada, estaba deleitada: "Tiene ese aire del flamenco", dijo sobre la variedad suramericana.

Los organizadores temen que el festival se convierta en un asunto para gente de edad madura y mayor. A fin de atraer a los jóvenes, músicos de renombre -grandes en Finlandia- llenan actualmente los espacios entre tangos. En una soleada tarde, Antti Tuisku, especie de Adam Lambert finlandés, cantó uno de sus éxitos ante multitudes de seguidores que agitaron sus brazos en una fosa de fuerte baile, incluso al tiempo que bailarines mayores en el Pabellón siguieron girando y doblándose al compás de un tango.





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