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sábado, 17 de agosto de 2013

Islamistas en Uruguay

Orientales del Islam

Hay unos 300 islamitas en Uruguay, una religión que ya tiene referentes, fundaciones y centros de estudios en el país. A ellos se le suman una veintena de uruguayos conversos que encontraron respuestas en el Corán.

Francisco Marques
Descalzarse junto a desconocidos antes de entrar es un poco raro, y el mueble en la puerta -con pequeños casilleros para dejar los zapatos- recuerda a los que se ven junto a las pistas de bowling.
Luego de este rito milenario, que mantiene al templo libre de impurezas, nuestra aparición sobre la alfombra persa sorprende a la mayoría de los asistentes, que interrumpen su oración para mirarnos. Por sus gestos, debemos estar incumpliendo alguna regla sagrada.
El sheik, quien dirige la ceremonia, interrumpe su suave canto en árabe para darnos la bienvenida y, de paso, explicar el motivo de la sorpresa: este es el templo de los hombres, y la fotógrafa con quien vamos a hacer la nota es mujer.
El cuarto de rezo para las mujeres es al lado, mas chico, donde una sola señora, con la cabeza cubierta con un velo, reza. Y allí se quedó la fotógrafa.
No hay una cifra exacta sobre la comunidad musulmana en el país; el dato, por ejemplo, no fue incluido en el último censo. Pero los islamitas en el país son muy pocos, y no tienen una organización o conducción central. Según la Guía de la diversidad religiosa de Montevideo, publicada por el sociólogo Néstor de Costa en 2008, el número no supera los 300, menos del 0,01% de la población.
Una proporción ínfima en comparación a nuestros vecinos: según la Organización Islámica para América Latina, en Brasil viven un millón y medio de musulmanes -la mayor comunidad de América Latina- y en Argentina se estima que viven unos 600.000.
Susana Mangana, profesora de Estudios Árabes e Islámicos y responsable de la Cátedra de Islam y Mundo Árabe en la Universidad Católica, esta distribución se debe a varias causas. Para empezar, los primeros árabes que llegaron a principios del siglo pasado con la caída del Imperio Otomano eran en su mayoría cristianos. Y los musulmanes que vinieron, debido al carácter laico y la poca densidad de población, fueran integrándose.
Ali Jalil Ahmad, director de Islam Center Uruguay, dice que los inmigrantes que llegan al país no se quedan, sino que continúan su camino hacía algún país vecino. Su hipótesis del fenómeno es más práctica: "Uruguay está muy caro". El comercio es un pilar en la cultura islámica. Y por ello, no extraña que la mayoría de los musulmanes se hayan instalado en puntos fronterizos. Artigas, Rivera y el Chuy (ver recuadro) concentran las mayores comunidades del país. Tamer Chaqui, un empresario duraznense de origen árabe, coincide en que los musulmanes fueron mimetizándose con el resto de los uruguayos. Hoy son muy pocos, dice Chaqui, y el objetivo de la colectividad es construir una mezquita, dado que este es uno de los pocos países sin un templo. Pero, por ahora, dice, las acciones están en "stand by".
En Montevideo, según la cadena iraní Hispan TV, la colectividad ronda las 50 personas. Y tiene tres puntos de referencia: el Centro Islámico Egipcio, el Islam Center Uruguay y la fundación Islam Amigo, del uruguayo Juan Pedro Ribas. Si bien hay contacto ente las tres, no hay una organización central, y la escasez de fieles hace difícil soñar con proyectos ambiciosos.
El Centro Islámico Egipcio es la principal referencia en Montevideo. Depende de la embajada y está en Baltasar Vargas y Avenida Brasil, al lado del liceo Jean Piaget. Religión, trabajo, estudio o simple curiosidad son algunos motivos que llevan a los uruguayos a acercarse al islamismo. Actualmente, en el centro egipcio hay nueve personas tomando cursos de árabe. Y sólo uno es musulmán.
Uno de los pilares de la religión es la as -salat, la oración que todo musulmán, en teoría, debe realizar cinco veces al día. Por lo general, se reza en solitario.
Pero hoy es viernes, el día sagrado -algo así como el domingo de los católicos- y por eso, este mediodía los seguidores del profeta Mahoma capitalinos se reúnen en el centro egipcio para celebrar el Salat al Yumua, la oración del viernes, que se celebra en colectivo.
A la oración asisten unas 30 personas. Funcionarios de la embajada, inmigrantes, pero también uruguayos. Hay muchos indonesios que asisten con camisetas de fútbol. Son jugadores del Indonesia SAD, un grupo de juveniles que entrena en el país por un intercambio entre la AUF y la Asociación de Indonesia de Fútbol. A partir de este mes, el centro islámico perderá gran parte de sus fieles, ya que según Milton Kreninberg, presidente del club, el convenio venció y no será renovado.
Para mi sorpresa, la ceremonia es muy parecida a una misa católica. Obviamente no hay altares ni cruces, y los fieles están sentados en el piso. Pero la oración arranca con cantos y plegarias, siempre en árabe y orientadas hacia La Meca, o en una descripción menos sagrada, hacia la avenida Soca. Esta semana el sermón -primero en árabe y después en español- es sobre el arrepentimiento. Y luego de más plegarias e inclinaciones, y de que un fiel me pida que me acerque y me ponga a su lado porque "nadie debería orar apartado", el servicio finalmente termina con un saludo de paz recíproco entre los fieles, similar a la tradicional bendición que se da en misa. La ceremonia dura alrededor de una hora.
Es mediodía, por lo que al culminar, la mayoría de los musulmanes salen apurados. Salvo Alí -quien atendía por Edgardo hasta hace dos años-, un sesentón que en cinco minutos de charla no se cansará de enumerar las virtudes de su nueva religión.
El sheik Khaled el Kot es el director del centro egipcio y quien dirige la oración del viernes. Todos los viernes. Hace casi dos años que está en el país y pese a que la fonética árabe -muy gutural- hace difícil pronunciar nuestro idioma, su español es aceptable. Su cargo, dice como para hacerse entender, sería el equivalente a un sacerdote católico.
El sheik Khaled nos recibe amablemente e invita a conocer el resto del centro. Se le notan las ganas de integrarse y abrir su cultura. Por ahora, el único problema con su país anfitrión es que "nunca antes había pasado tanto frío", dice mientras, vestido de túnica, se frota los brazos. Elogia al uruguayo y su tolerancia, y dice que aunque los musulmanes aquí son pocos, la ciudad los recibe muy bien. Algunos incluso abrazan la religión. Calcula que hay unos 20 uruguayos que se convirtieron al Islam.
Khaled explica su religión. Habla sobre los cinco pilares fundamentales del islam, su raíz etimológica, que proviene de "paz" en árabe. Explica el significado del ayuno en Ramadán y enfatiza en que el islam no es del todo incompatible con el cristianismo. "¿Sabías tú que los musulmanes también creen en el profeta Jesucristo?", pregunta. Se toma su tiempo para condenar uno los aspectos más cuestionados de su religión: la violencia y, para ello, deja en claro -varias veces- que su religión se basa en la paz, y que un gran castigo le espera a aquellos que cometen violencia en nombre del profeta. "El islam prohibe engañar y dañar. La sangre está prohibida", dice.
Según Mangana, la especialista en Medio Oriente, hay un tronco común entre la tres religiones monoteístas abrahamánicas -judaísmo, cristianismo e islam- que genera mayores semejanzas que diferencias. Lo que suele chirriar, dice Mangana, es la lectura rígida de algunos grupos islámicos, pero no representan al colectivo. "Tenemos más puntos en común con el islam que con la cultura oriental, por ejemplo", dice Mangana. Para ella, Occidente muchas veces no es generoso en la diferenciación cultural. "Si una mujer decide llevar velo o no -siempre que sea su decisión suya- no debería ser un escollo al diálogo". Y agrega: "En Occidente, muchas veces la mujer también está sometido a presiones que le exigen, por ejemplo, una eterna juventud".
En Uruguay, el hijab o velo no está prohibido en nigua contexto, pero igual genera cortocircuitos. En 2008 un grupo de feministas protestaron en el Parlamento con un velo en la cabeza, durante la votación de la ley de cuota femenina. La protesta generó el malestar en la comunidad musulmana. Y en 2011, las medidas de seguridad que impedían el ingreso de personas con el rostro oculto en algunos comercios, generan acusaciones de discriminación por parte de la Asociación de Mujeres Musulmanas en Uruguay, un grupo integrado por 15 mujeres. En el blog del colectivo, uno de sus artículos describe el trámite que tuvo que realizar una de sus miembros para sacar la cédula de identidad utilizando el velo, aunque finalmente fue autorizada.
Zainab no usa velo. Dice que no es una obligación y para quien no conoce la tradición, puede ser un poco chocante. "Si vas a una entrevista de velo, seguro no te contratan", dice. Para ella, la mujer musulmana oprimida es una imagen tergiversada. Viajó a Irán y pudo observar el papel de la mujer en ese país, donde el islam dicta la rutina. Allí, dice, las mujeres trabajan y estudian. Para Zainab, las reglas que mandan rezar separados, usar velo -para no ostentar la belleza- y prohiben el contacto entre ambos sexos no son un símbolo de opresión, sino protección. "No es machista, al contrario, es la antítesis de todo lo que se ve en el mundo corriente. En vez de mostrar, de ostentar como se ve acá, se cubre, se respeta".
Alí Jalil Ahmad es director de Islamic Center Uruguay. El centro tiene mas de 10 años y está ubicado en la calle Ejido, en un piso encima de un parking. Allí también funciona las oficina de Alí, que no es el uruguayo Edgardo sino un empresario sirio dedicado a los inmuebles y la exportación de carne Halal. Vino hace 20 años, y dice, conoce bien las cosas buenas de este país. Y las malas.
El centro consiste en dos habitaciones con alfombras y decoración árabe. En la biblioteca, la versión en castellano de La Metamorfosis de Kafka se destaca: es el único libro no escrito en árabe. Alí dice que en general, la reacción de los uruguayos hacia el islam es positiva pero a veces le frustran los prejuicios de algunos.
Al parecer, cada vez que hay un problema en Medio Oriente, consultan la opinión del centro. "Este es un centro de cultura, no político", dice Alí con el Corán en mano. "No podemos responder por cosas que pasan a miles de kilómetros ¿Qué tenemos que ver nosotros? ¿Sabés cuantos musulmanes hay en el mundo?", pregunta en forma retórica. Hay unos 1.200 millones. Y al parecer, a veces, a Alí le toca responder por todos.
Según Alí a los musulmanes en Montevideo "los contás con los dedos" y al centro acuden unas 30 personas por semana. Inmigrantes pero también uruguayos. Algunos realmente interesados. Otros no tanto. "Viene cada uno...", dice Alí. Y como ejemplo, pone el caso de un iluminado que vino a convertirse al islam porque había escuchado que podían tener muchas esposas. Y, dice Alí, el islam es mucho mas que eso.
Si bien algunos se acercan por motivos poco santos, otros realmente abrazan una nueva fe.

De winners a Islam Amigo.

Juan Pedro Ribas es un uruguayo converso de la comunidad. Ribas recibe a Qué Pasa en su casa del Prado, donde no hay ningún signo que delate su religión. Se podría decir que llegó a la religión por el fútbol. Su hermano es el director técnico Julio Ribas, y hace unos años, cuando fue contratado para dirigir en Oman, Julio le pidió un favor: leer el Corán, para así ayudarlo a comprender esa cultura exótica. El pequeño favor despertó un interés. "Vi que no era el islam de los reinos, sino de los pobres". Y el interés se transformó en fe.
Para él, el islam es la continuación de su activismo social. Ribas fue director de la ONG Fundación Winners, pero su conversión despertó cierto escepticismo. Y por eso, dice, se apartó de Winners y creo su propia organización, la Fundación Islam Amigo, que a diferencia de los demás centros islámicos de Montevideo, tiene un perfil local.
La fundación cumple tareas sociales, de la que participan, dice, mas de 1.200 colaboradores. "Hay cristianos, evangelistas, ateos y compañeros revolucionarios", dice Ribas. Pero difundir el islam es un objetivo. Según Ribas, son 15, por ahora, los miembros de la fundación que se convirtieron al islamismo, un promedio elevado en comparación con Argentina, donde, dice, sólo se convirtieron 30 personas en treinta años. Y ahí hay más de medio millón de musulmanes "El islam no se predica, tenés que actuar, y si con tu actitud convencés, la gente te seguirá", dice Ribas, quien lleva esa predica a contextos críticos: barrios marginales, cantegriles y hasta al Comcar. Logró convertir a un par de reclusos, en estos casos lo difícil no es la conversión,"sino continuar por el camino una vez afuera".
Ribas golpeó la puerta del despacho de "casi todos" los políticos para entregar un ejemplar de "La cumbre de la elocuencia", una colección de sermones, cartas y textos atribuidos a Alí -el primo de Mahoma- que establecen una guía de valores para la función pública. "Es increíble que en la facultad enseñen a Maquiavelo y no a Alí", dice.
No hay muchos medios locales que tengan al islam en la agenda. Y en esa carencia trabaja su fundación. "Tenemos el primer multimedio islámico de América Latina", dice, aunque todavía le falta para competir con Al Jazeera. El multimedios de Ribas consiste en la radio online"Acá los pueblos" y dos publicaciones web: los diarios Tercer Camino y Los Pueblos, y una agencia de noticias: la Indamislam Press. En estos medios, dice Ribas, participan referentes de la comunidad de todo Latinoamérica. "Empezamos peleando con 10.000 entradas mensuales. Hoy estamos en 120.000".
Ribas ha viajado por Medio Oriente y generó lazos con varios países, especialmente la República Islámica de Irán. "Con las autoridades religiosas, no las políticas", aclara expresamente. La fundación iraní Cultural Oriente contribuye con una partida de 3.000 dólares mensuales a Islam Amigo, que permite financiar el material y el trabajo de los 14 colaboradores de la radio y las publicaciones. Este mes, la fundación iraní envío un sheik al país para conocer nuestra cultura y el trabajo de Islam Amigo.
La historia más particular es la de Álvaro Charamelo, un trabajador de la construcción, dirigente del Sunca y ex militante del MLN-T, quién se convirtió al islam hace dos años. En 1987 conoció a José Mujica en un acto en Rivera y el hoy presidente lo invitó a viviar a la chacra. Estuvo unos meses ahí.
Charamelo tomó el nombre de Mahmud, en homenaje al expresidente de Irán Mahmud Ahmadineyad. Como era de esperar, Charamelo exalta al proceso político iraní, pero también habla entusiasmado sobre su nueva fe, pese a que su relato es interrumpido constantemente por salalatu aleiji wasaalla(en español, "que la paz y las bendiciones están sobre él"), la oración que acompaña toda mención al profeta Muhhamad.
Hace unos años, trabajando en una obra en la Playa Pascual, un ómnibus atropelló de atrás el camión que transportaba a él y sus compañeros. Murieron cinco, y Charamelo estuvo 18 días en coma antes de despertar. Durante la recuperación empezó a ver visiones de Jesús, su referente espiritual. Pero era un Jesús difuso, dice, siempre opacado por alguien delante de él. No sabía quién era. No podía ser dios, dice, porque dios no tiene una forma identificable. "Entonces descubrí que era Mahoma... Salalatu aleiji wasaalla".

Las cifras

1.200

millones de musulmanes hay en el mundo. Es la segunda religión después del cristianismo.

300

es el número de musulmanes que viven acá. La mayoría radicados en ciudades de la frontera.

0

es el número de mezquitas en el país. El Centro islámico Egipcio es la principal referencia.

EL CHUY y EL CHUÍ

Oración y truco

La mayor comunidad de musulmanes del país se encuentra en el Chuy y su ciudad gemela, el Chui, sobre el lado brasilero. En esta frontera viven unos 200 musulmanes. En la década de 1960, la Guerra de los Seis Días en Medio Oriente provocó una fuerte inmigración de palestinos, egipcios, sirios y libaneses, que se instalaron en la frontera y construyeron esta ciudad mestiza, con rasgos uruguayos, brasileros y árabes. La ciudad funcionó como un atractivo centro comercial hasta la década del noventa. Hoy el comercio no es el de antes, pero los musulmanes siguen allí.
Según un informe de la revista Lento, un 70% de los comercios pertenecen a los miembros de esta colectividad.
Mohhamed Kassem Joma es un descendiente de libaneses que hace cuarenta años vive en la ciudad, y uno de los referentes locales. Ex prefeito del Chuí y dueño del supermercado Magazine Chuí, dice que los musulmanes todavía conservan su identidad, pero con los años se han ido "uruguayizando". Por ejemplo, él está por casarse con una uruguaya y su hermano está casado con una brasilera. No sabe árabe ni es muy devoto, pero su hijo sí, y en el último mes de Ramadán cumplió con el ayuno prescrito. Kassem Joma estima que 150 familias de la ciudad son de origen árabe. Y aunque el islamismo se fue diluyendo con las generaciones, todavía hay fieles que se juntan todos los viernes en el club brasilero-uruguayo árabe para rezar. Aunque admite: "También nos juntamos a jugar a las cartas.
Los árabes del Chuy no tienen relación con Montevideo y según Joma existe "mucha película" respecto a los musulmanes en la frontera. Una anécdota ilustra esta película. Dice Joma que cuando mataron a Bin Laden, lo contactaron oficiales de inteligencia para conocer su actividad. "Te siguen apuntando, y eso da mucha bronca" dice. Y agrega: "Siempre dicen que hay terroristas acá, pero nunca agarraron uno".

MUSULMANES EN RIVERA Y ARTIGAS

Islam del norte

La última investigación de la experta Susana Mangana, El Islam mestizo: una mirada desde la frontera uruguayo-brasilera, ahonda en la vida e integración del colectivo árabe musulmán en las fronteras uruguayas de Rivera y Artigas, así como de Quaraí y Santa do Livramento, sus ciudades gemelas. Allí se describe la vida de los descendientes de libaneses y palestinos de la región, abordando sus tradiciones, sus historias personales, el arraigo del Islam en la actualidad y la situación de la mujer. También marca la necesidad de ambos gobiernos de conocer y controlar quién financia la llegada e instalación de imanes o guías educadores desde Mozambique o Sudáfrica en estas ciudades, dado que será su visión particular de la fe islámica la que moldeara a los musulmanes de esta región.

INMIGRANTES ISLÁMICOS EN EL PAÍS

Ranking islámico

"Árabe no es lo mismo que musulmán", reiteran varios entrevistados. Esa es una confusión que parece ser frecuente. La Meca, cuna del islam, está en Medio Oriente, pero la religión cuenta con seguidores en todo el mundo. De hecho, los países con más musulmanes en el mundo son Indonesia y Pakistán. En Uruguay, el último censo no registró cifras sobre religiosidad, pero sí discrimina a los inmigrantes por su nacionalidad. Los tres países islámicos con mayor número de inmigrantes son el Líbano, con 136, Turquía con 92, y Siria, con 66. Pero la nacionalidad no es sinónimo de religión. De hecho, en el caso de los libaneses uruguayos, la mayoría son católicos. En el otro extremo están Uzbekistán y Pakistán, que cuentan con un sólo representante cada uno.

MINI GLOSARIO ÁRABE

-Sharia. Ley canónica del islam. La sharia regula el conjunto de actividades públicas y privadas a seguir por todo musulmán.
-Halal. Literalmente, "permitido, legítimo". Clasifica actos, personas y objetos permitidos o autorizados al creyente. Comúnmente asociada a los alimentos. En el caso de la carne, el animal debe ser sacrificado con un rito especial.
-Hamam. Prohibido, ilícito. Lo que está vedado por orden divino
-Ramadán. Noveno mes del calendario lunar durante el cual todo creyente sano debe observar el ayuno obligatorio desde el alba hasta la puesta del sol. Tampoco pueden beber ni tener relaciones sexuales.

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