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viernes, 23 de agosto de 2013

POLíTICA Pre-candidaturas presidenciales: de tácticas y jugadores (II- Final) Gonzalo Perera. Columnista


    


Veíamos en la parte I de esta nota que la táctica tradicionalmente ganadora de elecciones en Uruguay es la de ofrecer dentro de un mismo partido un menú amplio- consistente pero diverso- de opciones que atraigan diversos segmentos del electorado, y que tras la reforma constitucional de 1996, es en las elecciones internas de cada partido donde deben presentarse las corrientes de opinión y matices de diferenciación, para luego sintetizarlos en una plataforma electoral que recoja parte de los postulados de cada ala partidaria. Veremos cómo están cursando ese proceso las tres principales colectividades políticas del país.

En el punto 1 desarrollado en la nota precedente, mostrábamos como el Partido Colorado (PC) había sido históricamente el máximo cultor del arte de la oferta política diferenciada, el Partido Nacional (PN) su principal víctima por poseer una interna muy hegemonizada por un referente y como el Frente Amplio (FA), al menos en las últimas elecciones nacionales, dio muestras de haber aprendido  esta táctica, que asimilábamos a jugar al fútbol  "con punteros  bien abiertos" (alguien relativamente más a la derecha, alguien más a la izquierda, alguien más al centro), al lograr una síntesis muy aceitada y efectiva de dos referentes que en las internas parecían casi antipodales, como Mujica y Astori.
La realidad actual no deja de sorprender al contemplar las "rarezas" que se están dando en nuestros días.

2. Paradoja de paradojas
La realidad actual nos muestra una situación harto paradojal en las tres principales fuerzas políticas del país. Ya sea por quiebre con la tradición histórica o por quiebre con lo que la lógica y el potencial político de cada partido sugeriría como táctica casi obvia.

2.1. En el PC, que es donde como se ha señalado,  más y mejor se usó históricamente esta fórmula, es donde hoy parece ser de más difícil aplicación. El PC aparece absolutamente hegemonizado por el liderazgo del Dr. Pedro Bordaberry, y pese a que existen intentos de diferenciación (notoriamente la candidatura del Dr. Amorín Batlle), los mismos no alcanzan la dimensión e impacto necesarios. Todo estudio de opinión o análisis político sólido muestra que en el imaginario popular está instalado que votar al PC es votar a Pedro Bordaberry. Gusten o no gusten sus opiniones, es evidente que se trata de un político muy capaz y completamente dedicado a su tarea, que ha sacado a su colectividad del ostracismo, tras la debacle electoral del 2004. Pero su figura ofrece muchos flancos débiles y si no es complementada por otra imagen muy diferente, parece difícil que repita un importante crecimiento.
Un flanco que expone es la figura de su padre, lo cual no es justo y no debería ser de recibo en una sociedad democrática, ya que nadie tiene culpa ni mérito por ser hijo de X o Y. Pero que en el inconsciente colectivo la figura de Juan María Bordaberry le juega en su contra, es obvio. Cabe recordar incluso que en su primera campaña electoral (como candidato a la IMM), la publicidad lo presentaba simplemente como "Pedro", haciendo completa omisión a su apellido, en una clara “confesión de parte” de que publicitariamente la asociación con el pasado debía evitarse. También cabe señalar que su actitud- humanamente comprensible como hijo ante un padre ya muy mayor- de no hacer un desmarque muy radical de la actuación política de Juan María Bordaberry o incluso intentar defenderlo en alguna instancia mediática, ha sido un handicap que el Dr. Pedro Bordaberry ha concedido. Pero también es claro que está a tiempo de hacer ese desmarque, acentuarlo, y de, sin prescindir de su apellido, hacer formulaciones neta y cristalinamente condenatorias de las tesis políticas de su progenitor, que suponían incluso la eliminación de las divisas tradicionales y que no fueron aceptadas por los militares por excesivamente extremistas.

Si Pedro Bordaberry hiciera un desmarque más claro de la figura paterna, y como es de prever, se coloque a caballo de la iniciativa de referendum sobre la modificación del sistema penal para menores infractores, que- haciendo abstracción de mi opinión al respecto- es una iniciativa suya y "taquillera", que tiene "llegada" en vastos sectores del electorado, tendría cartas importantes a su favor.
Pero en su contra tiene también su propio perfil, mucho más propio a la tradición riverista que a la grifa batllista. Hombre notoriamente liberal, católico, que estudió en colegios privados de élite, que proviene de una connotada familia de cabañeros, es harto difícil, pese a su juventud, energía e inteligencia, lograr convencer que su candidatura es batllista. Y a diferencia de la injusta asociación con su padre, que puede minimizar con una postura de diferenciación más enfática, su propia imagen no la puede cambiar con declaraciones o en poco tiempo. Con una inmensa mayoría del voto colorado en su bolsillo , el PC liderado por Pedro Bordaberry aparece, insólitamente, sin pata batllista fuerte y sin poseer aún una figura que pueda darle forma y volumen a corto plazo (como podría serlo el diputado Amado en el futuro, por ejemplo).

Así las cosas, Pedro Bordaberry y el PC caminan hacia unas internas que están "cantadas", donde, amén de los flancos  injustos y "cerrables" hay otros que estarán abiertos, al mismo tiempo que  tendrá algunas cartas importantes a su favor. Es difícil prever si en tal marco Bordaberry podrá lograr su objetivo plausible, que obviamente es volver a levantar significativamente la votación del PC, aumentando su peso a nivel nacional y su presencia en los gobiernos departamentales, lo cual, en caso de lograrlo lo posicionaría como firme candidato a pelear la Presidencia de la República en el 2019. Si en cambio el PC estanca su crecimiento electoral, pueden surgir desde la interna colorada figuras que le disputen el liderazgo, o puede consumarse la instalación del PC como "tercer partido".
Las encuestas de opinión actuales- con las reservas que son de rigor- señalarían más bien un estancamiento, pero en lo personal tiendo a pensar que el PC volverá a crecer en el 2014, pero presumiblemente menos que en la elección anterior, y que lo más probabe es que quede a mitad de camino entre su objetivo más optimistas y los pronósticos más pesimistas. Dicho de otro modo y sin pretender hacer futurología, del balance de cartas a favor y en contra que presenta el PC,  apostaría  a una ligera supremacía de los elementos favorables, lo cual se debería traducir en un aumento de su caudal electoral, pero no de la magnitud espectacular lograda entre 2004 y 2009. Y quizás, nueva paradoja eso hacia el 2019 sea el mejor resultado para el PC y el propio Bordaberry, pues es muy factible que remueva la interna y  origine que se geste un ala alternativa claramente batllista, pero que  aún no pueda disputarle la hegemonía partidaria a Bordaberry, pero que complementería su imagen y espectro político, retomando la vieja y exitosa fórmula colorada de "abrir la cancha".
2.2. En el FA, donde por su propia constitución, debería ser más sencilla la aplicación de esta táctica "ganadora", se ha dilapidado un considerable tiempo y energía en una desordenada polémica sobre la conveniencia o no de las candidaturas múltiples. En este caso, es la figura del Dr. Tabaré Vázquez la que condiciona fuertemente la discusión, quien al día de hoy parece, más allá de formalismos, virtualmente consagrado como candidato presidencial, en una interna compleja pero también ya de resultado “cantado”. Por un lado es obvio que se trata quizás del mayor "peso pesado" de la política actual en el Uruguay, con una notoria ascendencia sobre la mayoría del electorado frenteamplista y con imagen positiva en buena parte del electorado general. Pero por otro lado, también es evidente que el Dr. Vázquez genera un fuerte rechazo en cierto sector del electorado de izquierda,  a raíz de algunas posiciones personales (caso aborto), de algunas declaraciones (caso las polémicas declaraciones sobre su apelación a USA durante el conflicto de las pasteras) o incluso de su propio estilo ( más bien tendiente a marcar el rumbo con sus  posturas que a negociarlas o "zurcir" en la interna del FA). Si bien la magnitud cuantitativa del rechazo parece ser mucho menor a la del apoyo, una "eventual fuga por izquierda" de votantes no dispuestos a votar al Dr. Vázquez podría ser fatal para la suerte electoral del FA. Si a eso se le suma el exitismo exacerbado del que hace gala buena parte de de la dirigencia frentista que considera que "Tabaré gana seguro" , se tiene una combinación explosiva y que puede ser letal. 
Cabe señalar que ese exitismo se da cuando no hay ninguna encuesta que lo avale, ya que (punto nada menor) una cosa es tener muy buena imagen y otra muy diferente es conquistar los votos. 
Por ejemplo: en su momento, el Dr. Hugo Batalla, cuando encabezaba la lista 99 dentro del FA, tenía una excelente imagen ante la opinión pública y una muy buena votación, pero la relación entre quienes lo veían con buenos ojos y quienes lo votaban era de 3 a 1. Muchos de los ciudadanos que ven con buenos ojos a Vázquez son decididos votantes del PC o PN, que valoran su postura de moderación y seriedad, por ejemplo, pero que difícilmente lo voten. Ninguna encuesta hasta el presente señala a ningún candidato de ningún partido como "ganador seguro" y si el FA no abandona el optimismo infundado y exitista del cual buena parte de su dirigencia parece imbuida, puede tener serias dificultades. Parece casi de Perogrullo que el FA debería lanzar al ruedo claramente, en paralelo a Vázquez, uno o dos precandidatos que corran más "por izquierda", como forma de paliar ese previsible riesgo de "fuga por la izquierda". Sin embargo, buena parte del FA se enfrascó en una discusión muy poco saludable, donde confrontaron con cierta aspereza  por un lado una postura "vazquista" que no admite ni críticas ni siquiera una mera mención a las debilidades de la candidatura del ex-Presidente , y por otro una postura "anti-vazquista", que más que proponer las virtudes de otros posibles candidatos y resaltar la conveniencia de la oferta electoral diversa, se focaliza  y reduce a   críticas muy fuertes a Vázquez, dejando en el medio a muchos frentistas que seguimos pensando en que primero va el programa, luego los candidatos que sean convenientes, que los candidatos  se eligen en las instancias orgánicas, no en instancias mediáticas de uno u otro signo y que estamos dispuestos a votar a quien sea que resulte de esas distancias orgánicas, más allá de preferencias personales por tal o cual referente. Doy fe y en primera persona que guardar  esta postura “intermedia”, de intentar guardar una cierta racionalidad programática y táctica, sumar y no restar, con acatamiento de las mayorías internas, pero con la obvia pretensión de que estas mayorías se expresen orgánicamente y no en los noticieros, ha sido sumamente difícil. Ha habido una clara confusión del deseo con la realidad y de la vehemencia del discurso con la solidez de los argumentos.  Y si a alguien sorprende que sea tan crítico respecto al proceso que se ha dado en la fuerza política a la que es notorio que adhiero, más allá de recordar que estas notas pretenden analizar y entender, cabe ante todo recordar que si algo debe siempre caracterizar la izquierda es la capacidad de ser más crítico con uno mismo que con cualquier otro.

Pero volviendo a los hechos, Vázquez hoy ya es candidato y los sectores que lo han apoyado constituyen la inmensa mayoría del FA. Sin embargo en un sector no despreciable de  la base militante del FA, hay manifestación ostensible de resistencia a su candidatura, que incluye en algunos casos el anuncio de no estar dispuesto a votar al FA si es Vázquez el candidato. Se han manejado algunos nombres como posibles alternativas (caso el de la senadora Constanza Moreira, cuya imagen y posicionamiento sería muy complementario del de Vázquez), pero pese a que oficialmente el FA anuncia que habilitará múltiples candidaturas, ningún nombre termina de lanzarse al ruedo y casi todos los sectores ya se pronunciaron por Vázquez. Si el FA no diversifica su menú y no contrapone a la imagen muy moderada y muy centrista de Vázquez una más claramente situada a la izquierda, puede tener serias dificultades para ganar las elecciones y hasta incluso puede perderlas. En el centro  buscan votos todos los partidos políticos y predomina la clase media alta que ha adoptado una actitud de descontento con el FA por el IRPF, por la política de seguridad y por diversos factores que, desde mis convicciones personales podría responder, pero que al analizar el escenario político sería garrafal ignorar al existencia de ese descontento así sea equivocado, pues supondría confundir el deseo personal con la realidad. El FA está aún a tiempo de proponer una candidatura alternativa, y aunque el triunfo de Vázquez en la interna  sea un hecho, lo mejor que podría ocurrirle es que una candidatura interna bien diferente le quitara entre un 20 a 25% de votos, lo cual seguramente haría lucir al FA menos corrido al centro, evitara la fuga por izquierda y brindara grandes chances de triunfo electoral.
2.3. En la tradicional "víctima" de esta táctica, el PN, es donde parece estar más afianzado y avanzado el proceso de "abrir la cancha", con pre-candidaturas ya instaladas y que guardan razonables grados de separación entre sí, apostando a algunas renovaciones audaces y al menos a dos candidatos principales (Larrañaga y Lacalle Pou) que son jóvenes, que guardan continuidad con corrientes históricas de la divisa pero han tratado de marcar sus improntas personales y que se sitúan, más allá de algunas coincidencias,  en carriles distintos del espectro político. En particular, y más allá nuevamente de lo que a mí me agrade o no,  ha sido tácticamente brillante como  (presumiblemente de mutuo acuerdo), se han marcado diferencias entre el Dr. Lacalle Pou y su padre, el Dr. Lacalle Herrera. 
Nadie duda que Lacalle Pou es el herrerismo y la continuación de la línea de su progenitor en lo esencial. Pero exhibe una imagen muy juvenil, novedosa, con elementos discursivos críticos hacia su propio padre, que lo hacen ocupar un lugar propio y ascendente en el escenario político. Sin desconocer otros pre-candidatos, las figuras de Larrañaga y Lacalle Pou cubren bien el espectro político que va desde el centro hasta la derecha, son imágenes y tradiciones diferentes las que los sustentan y posicionan al PN como el que, actualmente, tiene más diversificada y equilibrada su disputa interna. Y si bien Larrañaga actualmente lidera claramente la interna, no sería de extrañar que Lacalle Pou acorte sensiblemente distancias y que aún perdiendo la interna, se posicione como la gran carta del PN para el 2019.
Casi imposible donde siempre se hizo de manera muy hábil; excesivamente costosa y desgastante donde hoy debería ser más fácil, ya encaminada  donde históricamente más ha costado implementarla, la táctica de conjugar el esfuerzo de jugadores de perfiles diferentes tiene un desarrollo muy diferente en las tres principales colectividades políticas. Toda una paradoja, pero la realidad debe verse como es y no como uno desearía que fuera.

3. Conclusiones.
Quizás los movimientos decisivos sean los que ocurran al interior del FA. Con el escenario de hoy (PC virtualmente equivalente a Bordaberry, FA a Vázquez y PN más "abierto") , la elección posiblemente sea de resultado imposible de prever y dependa hasta de mínimos aciertos o errores en las campañas presidenciales. El PC no parece posible que diversifique  más su menú. Para el FA, cada día que pasa se le hace más difícil realizarlo, pero aún puede y ése es el movimiento  sensato que lo podría poner en situación aventajada o, su omisión, el exceso de exitismo que lo exponga  a un riesgo mayúsculo

Al día de hoy, lo único seguro es que habrá que estar muy atentos a la evolución de la opinión pública y que, paradoja de paradojas, lo que vemos hoy en cada partido es una imagen que años atrás habría sido completamente impensable

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