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viernes, 16 de agosto de 2013

Prisión a madres se decreta “por presión y no por derecho”


La abogada Diana González, integrante de Infancia y Adolescencia Ciudadana, criticó los procesamientos con prisión de las madres de adolescentes infractores. “Es fácil apercibir a una madre para que se haga cargo. ¿Y los demás qué hicimos? ¿Y las instituciones? ¿Y los padres?”, preguntó. Además cuestionó que vayan a la cárcel por la “alarma social”. “Se reacciona por presión y no por derecho”, afirmó.


Por: Redacción 180
 
Palacio de los Tribunales (s/d Presidencia)
Palacio de los Tribunales (s/d Presidencia)

IACI junto a otras organizaciones sociales emitió un comunicado en el cuestionó a la Justicia por procesar a cuatro madres de adolescentes autores de delitos en los últimos días.
Entrevista de Joel Rosenberg y Ricardo Leiva con Diana González, en No toquen nada (Océano FM)
Joel Rosenberg: ¿Por qué sintieron la necesidad de expresarse ante estos procesamientos con prisión de madres de adolescentes que cometieron una infracción?
Diana González: En Uruguay seguimos dando por implícito que las mujeres cuidan, contra viento y marea, aunque no tengan las condiciones materiales, psíquicas, emocionales, para poder cuidar. Y además, si no lo hacen son mala gente y ahora van presas. Es una expresión de machismo muy duro, donde queda en evidencia la inequidad de género y por la condición económica. Siempre cuando las desigualdades se acumulan, las dificultades se multiplican. No es lo mismo ser mujer pobre que de clase media, donde en general las mujeres delegamos en otras mujeres el cuidado.
Tenemos un sistema de cuidados en Uruguay que no es un sistema de cuidados. Son apenas algunas acciones del Estado para ayudar en los cuidados. Además el Estado informó que postergaría los gastos y apoyos financieros (dedicados al Sistema Nacional de Cuidados) para el período que viene. Un sistema de cuidados donde los adolescentes no están. Estamos diciendo que necesitan cuidado, creo que sí, y sin embargo rápidamente los sacamos de esas políticas, los penalizamos y ahora como si fuera poco penalizamos a las mamás que fueron las que estuvieron sosteniendo en condiciones de inequidad el cuidado solas, como podían. Cuando los resultados no son los que esperamos, las castigamos.
En el caso del homicidio del repartidor de gas, el juez Homero Da Costa señala que una de las madres ya había tenido una advertencia para efectuar controles estrictos sobre su hijo. Además, afirma que la otra indagada no tiene ningún control sobre su hijo. ¿Qué consideraciones merecen estos aspectos del fallo?
Me preguntaría qué servicios apoyaron a ese adolescente porque no creo que sean las madres las únicas que tienen que encargarse del cuidado de los niños. Obviamente estos adolescentes tienen dificultades. La violencia de la pobreza y la exclusión genera daño psíquico y emocional. Me pregunto dónde están todos los demás. Es fácil apercibir a una madre para que se haga cargo. ¿Y los demás qué hicimos? ¿Y las instituciones? ¿Y los padres? Yo quiero hablar de todos los casos de Uruguay en los que los padres no solo que no cuidan sino que no aportan ni siquiera una atención alimenticia que es lo mínimo de un cuidado.
Los procesamientos son por el delito de omisión de los deberes inherentes a la patria potestad.
El delito de omisión de los deberes inherentes a la patria potestad es en sí mismo muy injusto porque es tan genérico que habría que ver cuál fue ese día en que una mujer o un hombre hizo algo o no hizo nada. Claramente un padre que pudiendo, habría que ver si puede o no, se desentiende está incurriendo en una conducta que genera daño y encuadra en este delito que es difícil de configurar porque cada situación es diferente. Ahora, cuando uno pasa a condenar exactamente a la que sí está cuidando, mal, bien o más o menos, la que está presente y cuida como puede, es condenar justamente al que trabaja y se equivoca.
¿Quién se anima a cuidar sin las condiciones necesarias? Lo más fácil es decir no lo hago. Probablemente si esos niños fueran al INAU, por ejemplo, el INAU comenzaría a trabajar con la familia para que los puedan cuidar. El Estado tiene la obligación de proveer las condiciones necesarias para que las personas adultas puedan cuidar a sus hijos, nietos, sobrinos... ¿Quién se anima a cuidar mientras el Estado no esté dando las condiciones necesarias?
Hasta ahora se hace porque las mujeres siguen cuidando, sostienen situaciones de injusticia. Ahora qué pasa si esas mujeres que están en condiciones de desigualdad dejan de cuidar. ¿A quién vamos a culpar? Al INAU, al BPS... ¿a quién? El machismo que hay detrás de esto es lo que más nos preocupa porque presume o da por implícito que la mujer cuida, cuida bien, con buen resultado, en cualquier condición, sola, no falla. Y si esto no ocurre, deja de ser buena gente.
¿Qué referencias tienen de otros casos? No son muchos casos de este tipo.
Cada vez que nos indignamos por una situación culpamos al que está más cerca, al más frágil. No importan las consecuencias. Pensemos cómo quedan esas familias ahora. Es como castigar a alguien por la injusticia social.
El procesamiento con prisión se da por la “alarma social”.
Es una norma muy injusta, se ha estudiado mucho. Las sanciones son por conductas que cada humano hizo individualmente con conciencia y voluntad. Cuando uno empieza a privar de libertad por alarma social, responde a una presión social que no necesariamente es justa. Se reacciona por presión y no por derecho. Es una norma que esperamos que pronto sea derogada para todos los casos.
Ricardo Leiva: Hay mensajes de oyentes que dicen que fueron hijos de padres humildes y no por eso son delincuentes. Piden que no se victimice a esas madres.
Esas son las mujeres heroínas y no digo que no sea valioso. Una cosa es no valorar los esfuerzos de las mujeres. Los valoramos. Otra muy distinta es condenar y privar de libertad a quien no lo pueda hacer. El cuidado ni siquiera es remunerado en este país, ni siquiera es que estén trabajando por un salario y no cumplen bien la tarea. Es algo que se está haciendo desde el afecto y desde roles sociales que le imponen a las mujeres el cuidado de los más chicos y de las personas con enfermedad. Pero todavía que lo hacen, cuando hay un error... garrotazo.

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