Interrogaron a las últimas personas que lo vieron
Aunque la Justicia procura confirmar la
identidad con prueba de ADN, la desaparición de Andrés Moreira (35) ya
se investiga como un homicidio de características tan escabrosas como
inusuales. Vecinos del balneario se muestran perplejos.
Martín Álvarez (30) es un constructor que
reside con su pareja e hijos en Punta del Diablo. El invierno es su
zafra de trabajo. Y con él Moreira había acordado comenzar a construir
una cabaña de madera en el balneario que cada temporada conquista nuevos
admiradores. Álvarez fue la última persona que vio con vida a Moreira.
El joven constructor recuerda a Moreira como un hombre
de buenos modales, afable, educado, aunque algo tenso. Según relató a El
País el forastero había llegado "con lo puesto" al balneario el 9 de
julio pasado. Planeaba levantar la cabaña junto a una vivienda propiedad
de su familia, pero como no había traído las llaves debió hospedarse en
el Hostal El Diablo Tranquilo.
Allí pagó por adelantado y bebió una cerveza, recuerda
Regina, la joven que atiende el establecimiento. Sin más demoras Moreira
se puso en contacto con Álvarez y comenzó las gestiones para llevar a
cabo la construcción. De ese modo el sábado 13 de julio viajaron ambos a
la ciudad de Chuy con el objetivo de retirar dinero y averiguar los
costos de la madera necesaria para la cabaña.
Moreira se dirigió a un local de Abitab y, según
confirmaría más tarde un cajero a los investigadores policiales, retiró
una importante suma de dinero. Luego almorzaron en uno de los populares
carritos de comida de la avenida internacional de Chuy. Fue en ese
lugar, recuerda Álvarez, donde Moreira le pagó medio jornal, unos 500
pesos según indicó a El País.
Finalmente decidieron regresar a Punta del Diablo para
comprar allí la madera, ya que los precios no variaban demasiado en la
frontera.
Pero luego de aquellos contactos el joven constructor
no volvió a tener noticias de Moreira. "Estoy viviendo una verdadera
odisea, dado que estuve en averiguaciones, llevado a la Policía y todo
eso delante de la gente del lugar, lógicamente me siento muy mal por
esto", concluyó Álvarez.
Sin embargo, de acuerdo con lo que escasamente han
informado fuentes policiales, los investigadores ponen su mira en un
amigo de la víctima, que creen que podría ser quien realmente vio con
vida por última vez a Moreira.
La investigación.
Desde el comienzo del caso, como una denuncia por
averiguación de paradero, el mismo ha pasado por distintas manos en la
órbita judicial. Fue recibido primero por la jueza Sunari de las
Carreras, que lo derivó a la magistrada María Noel Tonarelli, quien
fuera subrogada por la jueza letrada Anahy Parada, a su vez subrogada
por la jueza Eliza Zulbrug, las dos últimas con sede en la ciudad de
Chuy.
En la órbita policial el caso está en manos de la
Jefatura de Policía de Rocha, y de un equipo del Departamento de
Investigaciones de Delitos Especiales, de la Dirección de Crimen
Organizado e Interpol. A su vez estos equipos de investigación policial
han recibido apoyo técnico del Instituto Técnico Forense (ITF) y de la
Dirección de Policía Científica, en cuyos laboratorios ahora se analiza
el ADN del cráneo hallado en un predio del balneario.
Cabe recordar que el cráneo fue examinado ya por el
antropólogo forense Horacio Solla, del ITF, quien concluyó que se
trataba de los restos de Moreira con un 100% de certeza. El experto
halló, asimismo, evidencias de un golpe contundente en el maxilar
inferior lo que afirmó la hipótesis de enfrentarse a un homicidio.
No obstante, la jueza letrada Anahy Parada resolvió
antes de derivar el caso a su colega, que se practicaran análisis
genéticos a los restos para obtener certezas totales.
Los investigadores policiales han interrogado a las
personas que estuvieron más cerca de Moreira, entre ellos un amigo que
reside en forma muy precaria en la playa de los pescadores frente a la
Prefectura Naval. Este hombre, que lleva una vida bohemia en el
balneario, y se lo suele ver andando en su bicicleta por el balneario.
Sin embargo, ninguna de estas averiguaciones ha
conducido a conclusiones firmes. El hallazgo del cráneo por un lado, y
de parte del cuero cabelludo de la víctima por otro, podrían indicar que
se está ante un crimen de inusual ferocidad. Las conjeturas son varias,
pero ninguna explica los hechos aún.
Otros dos casos no aclarados
La desaparición y posterior hallazgo de parte de los
restos de Andrés Morerira ha llenado de temor a residentes y
comerciantes de Punta del Diablo. De hecho, muchos de los consultados se
muestran aún más alarmados porque no han aparecido más restos de la
víctima hasta el momento.
Muchos recuerdan que hace algo más de tres años el
balneario fue escenario de otro caso aún no resuelto. Se trata de la
desaparición de una mujer que era dueña de un complejo de cabañas,
identificada como Blanca Neira, sin que se supiera más nada de ella
hasta la fecha. En este caso, ni siquiera fueron hallados restos o
pertenencias de la mujer. También recuerdan la desaparición de dos
pescadores que salieron en su chalana que fue hallada luego pero sin sus
dos tripulantes.
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