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jueves, 15 de agosto de 2013

Una muerte llena de incógnitas se esconde en Punta del Diablo Rocha | Eduardo González

Interrogaron a las últimas personas que lo vieron

Aunque la Justicia procura confirmar la identidad con prueba de ADN, la desaparición de Andrés Moreira (35) ya se investiga como un homicidio de características tan escabrosas como inusuales. Vecinos del balneario se muestran perplejos.
El hostal donde se alojó Andrés Moreira cuando planeaba levantar su cabaña. Eduardo González

Martín Álvarez (30) es un constructor que reside con su pareja e hijos en Punta del Diablo. El invierno es su zafra de trabajo. Y con él Moreira había acordado comenzar a construir una cabaña de madera en el balneario que cada temporada conquista nuevos admiradores. Álvarez fue la última persona que vio con vida a Moreira.
El joven constructor recuerda a Moreira como un hombre de buenos modales, afable, educado, aunque algo tenso. Según relató a El País el forastero había llegado "con lo puesto" al balneario el 9 de julio pasado. Planeaba levantar la cabaña junto a una vivienda propiedad de su familia, pero como no había traído las llaves debió hospedarse en el Hostal El Diablo Tranquilo.
Allí pagó por adelantado y bebió una cerveza, recuerda Regina, la joven que atiende el establecimiento. Sin más demoras Moreira se puso en contacto con Álvarez y comenzó las gestiones para llevar a cabo la construcción. De ese modo el sábado 13 de julio viajaron ambos a la ciudad de Chuy con el objetivo de retirar dinero y averiguar los costos de la madera necesaria para la cabaña.
Moreira se dirigió a un local de Abitab y, según confirmaría más tarde un cajero a los investigadores policiales, retiró una importante suma de dinero. Luego almorzaron en uno de los populares carritos de comida de la avenida internacional de Chuy. Fue en ese lugar, recuerda Álvarez, donde Moreira le pagó medio jornal, unos 500 pesos según indicó a El País.
Finalmente decidieron regresar a Punta del Diablo para comprar allí la madera, ya que los precios no variaban demasiado en la frontera.
Pero luego de aquellos contactos el joven constructor no volvió a tener noticias de Moreira. "Estoy viviendo una verdadera odisea, dado que estuve en averiguaciones, llevado a la Policía y todo eso delante de la gente del lugar, lógicamente me siento muy mal por esto", concluyó Álvarez.
Sin embargo, de acuerdo con lo que escasamente han informado fuentes policiales, los investigadores ponen su mira en un amigo de la víctima, que creen que podría ser quien realmente vio con vida por última vez a Moreira.

La investigación.

Desde el comienzo del caso, como una denuncia por averiguación de paradero, el mismo ha pasado por distintas manos en la órbita judicial. Fue recibido primero por la jueza Sunari de las Carreras, que lo derivó a la magistrada María Noel Tonarelli, quien fuera subrogada por la jueza letrada Anahy Parada, a su vez subrogada por la jueza Eliza Zulbrug, las dos últimas con sede en la ciudad de Chuy.
En la órbita policial el caso está en manos de la Jefatura de Policía de Rocha, y de un equipo del Departamento de Investigaciones de Delitos Especiales, de la Dirección de Crimen Organizado e Interpol. A su vez estos equipos de investigación policial han recibido apoyo técnico del Instituto Técnico Forense (ITF) y de la Dirección de Policía Científica, en cuyos laboratorios ahora se analiza el ADN del cráneo hallado en un predio del balneario.
Cabe recordar que el cráneo fue examinado ya por el antropólogo forense Horacio Solla, del ITF, quien concluyó que se trataba de los restos de Moreira con un 100% de certeza. El experto halló, asimismo, evidencias de un golpe contundente en el maxilar inferior lo que afirmó la hipótesis de enfrentarse a un homicidio.
No obstante, la jueza letrada Anahy Parada resolvió antes de derivar el caso a su colega, que se practicaran análisis genéticos a los restos para obtener certezas totales.
Los investigadores policiales han interrogado a las personas que estuvieron más cerca de Moreira, entre ellos un amigo que reside en forma muy precaria en la playa de los pescadores frente a la Prefectura Naval. Este hombre, que lleva una vida bohemia en el balneario, y se lo suele ver andando en su bicicleta por el balneario.
Sin embargo, ninguna de estas averiguaciones ha conducido a conclusiones firmes. El hallazgo del cráneo por un lado, y de parte del cuero cabelludo de la víctima por otro, podrían indicar que se está ante un crimen de inusual ferocidad. Las conjeturas son varias, pero ninguna explica los hechos aún.

Otros dos casos no aclarados

La desaparición y posterior hallazgo de parte de los restos de Andrés Morerira ha llenado de temor a residentes y comerciantes de Punta del Diablo. De hecho, muchos de los consultados se muestran aún más alarmados porque no han aparecido más restos de la víctima hasta el momento.
Muchos recuerdan que hace algo más de tres años el balneario fue escenario de otro caso aún no resuelto. Se trata de la desaparición de una mujer que era dueña de un complejo de cabañas, identificada como Blanca Neira, sin que se supiera más nada de ella hasta la fecha. En este caso, ni siquiera fueron hallados restos o pertenencias de la mujer. También recuerdan la desaparición de dos pescadores que salieron en su chalana que fue hallada luego pero sin sus dos tripulantes.

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