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domingo, 2 de febrero de 2014

Tinder: La aplicación "del amor".


Cupido más aplicado

Una nueva forma de encontrar pareja está de moda entre los jóvenes. Solo requiere conexión a Internet, tener un usuario de Facebook y descargar una aplicación. Se trata de Tinder.
La aplicación furor entre los jóvenes

TOMER URWICZ
El País
En menos de tres horas concretó cuatro citas, nada mal para un principiante. Se vería con un brasileño en el casino, con una chica en un bar, en el cine con otra y en un boliche de Pocitos con un joven estudiante de arquitectura. A todos los conoció por Tinder, la aplicación para celulares que es furor este verano.
Es una especie de Alianza para el Amor versión siglo XXI. Nada novedoso, claro, pero quizás ese el verdadero motivo de su éxito. Porque esta app creada en Estados Unidos hace un año logra rescatar uno de los intereses más primitivos del ser humano: contactarse con otros. Así lo comprobó un falso usuario creado por Domingo, quien logró entablar diálogo con 14 personas distintas.
Por día se generan en el mundo más de cinco millones de chats entre quienes se conocen a través de esta red. El encuentro nace de una opción tan simple como aprobar o desaprobar al otro luego de ver su fotografía, nombre de pila, edad, e intereses y amigos en común -esos son todos los datos, extraídos de Facebook, que muestra la aplicación-. De generarse un aceptación mutua, pueden empezar a conversar.
"Sería como estar en el cumpleaños de un amigo y que se te acerque el cumpleañero y te comente que la chica a la que habías puesto el ojo quiere saber más datos tuyos porque le interesás", grafica el psicólogo Roberto Balaguer.
Juan (26) se bajó el programa hace un mes, por sugerencia de un amigo porteño. "Está buenísima, enseguida conocés gente y podés salir con una mina", fue el primer comentario que recibió y se dejó tentar. No tuvo que seleccionar una foto ni armarse un perfil, porque la red ya importa sola esa información de Facebook. "Esto le da legitimidad y pasa a ser como un documento de identidad: si está ahí es verdad", explica Balaguer. Además, la aplicación utiliza el sistema de geolocalización que permite limitar la búsqueda a un radio seleccionado por el propio usuario. "Por eso en las grandes ciudades el éxito de la aplicación es aún mayor", comenta el psicólogo.
Asimismo, la presencia de extranjeros que llegan a las costas uruguayas en verano incide en la actual popularidad de la herramienta: hay más usuarios físicamente cerca. Una vez configurados los ajustes básicos (si se prefiere hombres, mujeres o ambos; los kilómetros de distancia máximos; y el rango de edades) comienza el desfile de posibles candidatos. Uno tiene la opción de darle corazón (aprobar) o cruz (rechazar). Cuando ambos se gustan, empieza la charla. A veces termina en un simple conversación y otras, en un encuentro cara a cara.
Fue lo que le pasó a Juan con una chica del litoral uruguayo. Él la encontró primero e hizo click en el "corazón", ella aceptó, conversaron y terminaron en una noche romántica. Luego, dice, no la vio más. ¿Por qué? "En la virtualidad todos somos lindos", se ríe, "pero el encuentro no fue lo que esperaba".
Es que Tinder no es más que un facilitador de encuentros; una forma de traer el boliche al celular. Y, al igual que en la informalidad de los pubs, no tiene el prejuicio de otros sitios de citas en los que las personas quedan sujetas a la observación pública.
Pero en Uruguay, cuenta Juan, "somos pocos y nos conocemos todos, entonces es muy probable que uno se encuentre a conocidos en la red". Así que casados, comprometidos y conservadores: abstenerse.
La mayoría de los usuarios de Tinder son jóvenes (se exige un mínimo de 18 años aunque, técnicamente, no se puede garantizar y siemper existe la posibilidad de que menores mientan en su edad) y de nivel educativo medio-alto. "Es lo esperable", dice Balaguer. "Por lo general es este grupo etario y socioenonómico el que marca las tendencias tecnológicas: pasó en el comienzo de Internet, en el origen de Facebook y pasa en las viralizaciones de las aplicaciones y productos".
Y así como Juan se enteró por un amigo, él pasó el dato a amigos suyos, sin temor al qué dirán. Porque hoy, afirma el psicólogo, "cambió el prejuicio de decir que uno conoció a alguien por Internet; es una forma más de iniciar una relación y no genera culpas". Relaciones para una noche o para toda la vida.

Un algoritmo muy feminista

El prejuicio siempre está. Si un hombre tiene sexo con tres mujeres, es un fenómeno; si lo hace una mujer, es una "regalada". Está claro: en el ámbito del amor todavía no existe la igualdad. Sin embargo, explica el psicólogo Roberto Balaguer, algunas aplicaciones tecnológicas, como Tinder, tienden a "colocar al género a un mismo nivel". Ellas y ellos pueden seleccionar el rango de edades y los intereses que realmente desean del otro, sin importar cómo serán vistos. Sobre todo en edades que van desde los 15 a los 25 años, en donde las citas a través de Internet "son más comunes". En tanto, en la experiencia del falso usuario creado por Domingo, los hombres extranjeros que buscan hombres tienen una actitud más directa que las mujeres para concretar citas sin conocer a la otra persona.

El fin de la vergüenza

A diferencia de otras empresas de tecnología, Tinder no tiene su base en el Silicon Valley, sino en Los Ángeles. Es que, en todo sentido, esta aplicación creada en setiembre de 2012 rompe con la lógica de Internet. "Se acerca más a la relación cara a cara", dice el psicólogo especializado en tecnología Roberto Balaguer. "Es como ir al boliche sin necesidad de ir a ese lugar: uno puede estar en su tiempo libre o tirado en la playa y se junta con otros". La mayoría de las conexiones a este programa se dan a horarios similares a los de consultas en las redes sociales: desayuno, almuerzo y noche. "Aunque por tratarse de redes de citas la madrugada es el horario estrella", aclara Balaguer.

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