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lunes, 10 de agosto de 2015

LA REVOLUCIÓN BERGOGLIANA

elMontevideano - Laboratorio de Artes

 

por Salvatore Cernuzio
Ciudad del Vaticano, 20 de julio de 2015 (ZENIT.org)
 
Luis Badilla Morales, una especie de enciclopedia viviente, es director de la web Il Sismografo, que se mueve con naturaleza al hablar de pontificados, documentos del magisterio, viajes y dinámicas políticas. Su portal internet -fundado en 2009, en respuesta a un ‘llamamiento’ de Benedicto XVI- recoge cada día artículos procedentes de más de 7 mil webs de prensa digital, ofreciendo un dossier de prensa cuidado y muy actualizado sobre todo lo que tiene que ver con el Vaticano y la Iglesia en el mundo. Como observador de ‘hechos vaticanos’ y chileno, su testimonio se hace valioso para analizar la reciente visita de Francisco en Sudamérica, pero también los próximos desafíos como el viaje a Cuba y Estados Unidos, el Sínodo, la relación con los medios y la política ‘geo-eclesial’ de Bergoglio.
 
¿Si quisiéramos definir en tres palabras los ocho días de viaje de Francisco en América Latina, cuáles utilizaríamos? 
 
Dignidad, cambio y solidaridad. Si se analizaran los textos del Santo Padre, el mensaje que ha dejado a las iglesias locales, en síntesis, es el deber de "acompañar a estos pueblos en el cambio, porque está en juego la dignidad de las personas. Y esto se puede hacer solo si entre las partes hay colaboraciones y solidaridad”.
 
Ha sido significativa la elección de visitar estos tres países, no centrales en la geopolítica mundial. Una vez más la opción por las periferias… 
 
Yo he definido lo de Bergoglio en Sudamérica un “viaje del alma”. Viaje -y lo confirman también fuentes cercanas a él- que es un viejo proyecto suyo desde la elección a la Cátedra de Pedro y que se conecta con la experiencia en Buenos Aires, como provincial de los jesuitas, cuando estableció muchas relaciones sociales y humanas con los hermanos de esos países, mandaba gente a estudiar a Ecuador, Bolivia y Paraguay, o tomaba jesuitas ya ordenados y los llevaba a Buenos Aires.

El Papa, además, quiso identificar las periferias más débiles de América Latina, que ya de por sí es una gran “periferia”. Y ha elegido este extraño pasillo que va del Pacífico al Atlántico precisamente porque cree que es “la periferia de las periferias”: países débiles, aplastados tanto como pueblos que como iglesias, al norte de Argentina y de Chile, al sur de Brasil, Venezuela y Colombia. Ha aplicado el mismo esquema utilizado en Europa donde visitó en primer lugar Bosnia y Albania, en línea con sus elecciones geo-eclesiales. Porque el Papa tiene una política geo-eclesial: utiliza los viajes, el “magisterio itinerante” como parte del magisterio pontificio.
 
En las tres etapas hemos podido observar un Papa sereno, que casi ha tomado ‘una bocanada de aire’ de ciertas fronteras ‘romanas’, haciendo emerger su verdadera alma. Especialmente en Paraguay sin la sombra de dos fuertes como Correa y Morales… ¿Qué opina?
 
Es verdad, hay muchas razones. Cito sólo dos. La primera es que sentía en ‘su casa’, un retorno entre su gente, su cultura, su historia. Y esto se ha visto también físicamente: no sintió el cansancio, no descansó en la Nunciatura sino que continuaba encontrando gente…


La segunda razón es el hecho de que el Papa se haya podido expresar en su lengua, un aspecto fundamental para hacerse entender bien. Porque la lengua no es un conjunto de sonidos, es una estructura de pensamiento: quien habla alemán piensa alemán, quien habla italiano piensa italiano. Francisco ha podido dar el máximo en su propia lengua. Y nosotros hemos admirado un Papa que ha explicado infinitamente mejor qué es su magisterio. Muchas cosas que parecen un poco crípticas, poco claras, las tenemos todas ahora sobre la mesa.
 
¿Cree que el papa Francisco tendrá la misma actitud ‘relajada’ en el viaje de septiembre a Cuba y Estados Unidos?
 
Ciertamente, porque el viaje a Sudamérica es la primera parte de un periplo americano. Aun no podemos descifrar completamente el magisterio del papa Francisco hasta que no llegue esta ‘segunda parte’ a Cuba, Washington, Nueva York y Filadelfia. Sólo entonces tendremos una panorámica completa e integrada de todos los elementos. Además, ya en la peregrinación en América Latina hay muchas anticipaciones para el próximo viaje: como estilo, temas, dinámica y prioridades. Naturalmente tratándose de situaciones individuales diferentes el Papa “bajará del caballo” de forma diversa.
 
Por tanto, ¿podemos ver una continuidad entre los pobres del Bañado Norte y las potencias de las Naciones Unidas? ¿Cuál es el hilo común que une los dos viajes?

El Papa siempre ha dicho que “el centro se ve mejor desde las periferias”. Después de haber visto la mirada que ha tenido de la periferia, podemos entender mejor como ahora bajará al centro hegemónico de Estados Unidos. Más que cualquier otra cosa, creo que la visita del Papa a Cuba y EEUU pone fin a la Guerra Fría en el continente americano, que se dirá concluida cuando sea posible una convivencia pacífica. La relación de Estados Unidos y Cuba era un elemento  contaminante para la relación con todo el resto de América Latina. Por tanto, el “deshielo” alcanzado, que el Papa va a sellar con su presencia, pone fin a este conflicto para nada terminado.
 
Un ‘deshielo’ al cual el Papa ha contribuido activamente, a pesar de que él diga que ‘sólo ha rezado’...
 
Eso forma parte de su modestia. El rol del Papa en este proceso de paz lo han confirmado los mismos presidentes Obama y Castro. Y nosotros les creemos.
 
Volviendo a América Latina, han sido muchas las frases fuertes pronunciadas por el Papa en los ocho días del viaje: ‘colonizaciones ideológicas’, ‘sistema dominado por el dinero’, ‘economía que mata’. Denuncias por tanto, ya expresadas en varias ocasiones. En estos países, sin embargo, ¿qué consecuencias podrán tener, especialmente desde el punto política? 
 
De los discursos del Papa emergen dos elementos con claridad. Primero: una gran confianza en el rol protagonista de los pueblos; segundo: una cierta desconfianza en lo relacionado con la política. El Santo Padre quiere que los pueblos asuman como iniciativa propia el rescate social, sobre todo los que están al margen, objeto de injusticias sociales. Todo siempre en el horizonte de la defensa de la propia dignidad, porque  -como afirmaba Juan Pablo II- los derechos del hombre son los derechos de Dios.


En el segundo caso, el Papa ve que los políticos parecen no darse cuenta de la gran crisis de civilización que caracteriza el momento actual, y por tanto tienen una capacidad reactiva superficial y lenta. Por eso en el viaje ha hablado a menudo de “urgencia del cambio”: en el sentido que no basta cambiar, sino que hay que hacerlo tempestivamente, porque después se podría estar fuera de tiempo. También en la ‘Laudato Si’, él dice: debemos cambiar cuando es necesario, porque quizá se tiene una buena solución para el futuro, pero mientras tanto todo ha caído. Por tanto, para el Papa, es mejor un pueblo que quiere actuar. De aquí la expresión “hagan lío”. Y en América Latino ha añadido: haga lío pero de forma organizada.
 
¿Es esta la “revolución bergogliana”? 
 
No, la revolución de Bergoglio parte de un punto preciso que es el encuentro personal con Cristo porque encontrando a Cristo tú te conviertes en hermano y no puedes dejarlo de lado. Y la Iglesia existe y sirve para anunciar este mensaje. Sé que esto molesta un poco porque algunos quisieran una Iglesia empolvada, cerrada en sus libros y en las sacristías. La revolución de Bergoglio es por tanto la idea de una “Iglesia en salida”, que completa a Juan XXIII, quien convocó el Vaticano II para abrir las ventanas y renovar el aire. Ahora, 50 años después, Francisco dice “esto no basta, es necesario abrir también las puertas y salir”. Incluso varias veces ha añadido “mejor una iglesia accidentada que una iglesia escondida”. Por tanto, veo en este Papa una forma de cerrar el círculo. Que después, a fin de cuentas, no es nada nuevo, porque es lo que el cristianismo siempre ha predicado. Sólo que durante mucho tiempo nos hemos olvidado.
 
En estos ‘incidentes’ eventuales podemos incluir también ciertas discusiones relativas al Sínodo?
 
Creo que una hermenéutica para el Sínodo son las catequesis de los miércoles sobre la familia, que continuarán hasta octubre. El papa Francisco está anticipando mucho de la próxima asamblea y releyendo el Sínodo pasado, con todas las polémicas y las discusiones (en gran parte mediáticas). Lo que el Papa trata de hacer entender es que la Iglesia no teme ninguna situación, no hay nada que sea un tabú o de lo que sienta alejada. Él quisiera un Sínodo que no excluya ningún argumento, pero los trata todos con absoluta libertad, convencido de que la actitud pastoral es la total y absoluta misericordia. También porque no es bueno que la Iglesia continúa teniendo actitudes arcaicas, superadas o inadecuadas a las urgencias del momento.
 
¿Por lo tanto no es verdad que -como han dicho y escrito algunos detractores el pasado octubre- la de Francisco es una Iglesia que apunta hacia lo bajo o al compromiso?

No, es más, yo creo que la Iglesia de Francisco apunta hacia el máximo posible, naturalmente respetando la dialéctica de la comunidad eclesial. Porque no hay nada en juego que amenace la doctrina: la cuestión es puramente ‘pastoral’. O, en el lengua bergogliano, la ‘caricia de Cristo’ para todas, en particular aquellos que sufren. Y se puede sufrir también dentro de la Iglesia.
 
¿Qué impacto mediático ha tenido el viaje del Papa a América Latina? ¿La única noticia ha sido la del crucifijo de Morales?
 
Hay una percepción errónea e insuficiente. Podemos afirmar el contrario y también documentarlo, visto que controlamos 7 mil páginas web en 24 horas. Desde mucho antes del viaje, la prensa ha dedicado un espacio enorme a la peregrinación del Santo Padre. Algunos días hemos logrado identificar más de 16 mil textos en 5 lenguas, con una media constante de 12 mil. Basta pensar que el New York Times realizó un directo en Whatsapp para seguir el viaje papal, para entender muchas cosas… Creo que, después de esta etapa en América Latina, los medios han descubierto un nuevo Bergoglio, o lo están leyendo de una forma diferente. Hay un salto de calidad en la relación con los medios, especialmente la laica.

sábado, 20 de junio de 2015

Encíclica Verde Frei Betto



En homenaje a San Francisco de Asís, el Papa Francisco lanzó una encíclica holística, "Alabado Sea", en la cual asocia la degradación ambiental y el aumento de la pobreza mundial.  El texto constituye un llamamiento urgente a la humanidad para salir de la "espiral de autodestrucción".
El jefe de la Iglesia Católica condena el actual modelo de desarrollo centrado en el consumismo y en la obtención del lucro inmediato.  Denuncia "la incoherencia de quien lucha contra el tráfico de animales en riesgo de extinción, pero permanece completamente indiferente ante la trata de personas, se desentiende de los pobres o se empeña en destruir a otro ser humano que le desagrada".
Salvar el Planeta es salvar a los pobres, clama Francisco.  Ellos son las principales víctimas de las secuelas dejadas por invasiones de tierras indígenas, destrucción de los bosques, contaminación de ríos y mares, por uso excesivo de agrotóxicos y de energía fósil.
El texto rescata la interacción bíblica entre el ser humano y la naturaleza y hace mea culpa en cuanto al modo en que la Iglesia interpreta el mandato divino de "dominar” la Tierra.  También amplía el significado de “No matarás”: “Un veinte por ciento de la población mundial consume recursos en tal medida que roba a las naciones pobres y a las futuras generaciones lo que necesitan para sobrevivir”.
No hay desarrollo social positivo y el progreso científico positivos, advierte el Papa, sin el respaldo de la ética y la centralidad del bien común en todo lo que se investiga y planifica.
El combate a la idolatría del mercado es enfático, al señalar que el hambre y la miseria no van a terminar simplemente con el crecimiento del mercado.  “El mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social”.
Más allá de criticar como inocuas todas las reuniones importantes de la cumbre sobre el tema del medio ambiente, ya que las buenas intenciones no salen del papel, Francisco amplía el concepto de la ecología para resaltar la "ecología integral", la "ecología cultural" y la "ecología de la vida cotidiana".
Ninguna otra encíclica contiene tanta poesía.  Francisco destaca que “Todo el universo material es un lenguaje del amor de Dios... El suelo, el agua, las montañas, todo es caricia de Dios”.  Y, por primera vez, una encíclica valora la contribución de la obra de Teilhard de Chardin, censurado por Roma durante toda la primera mitad del siglo pasado.  (Traducción: ALAI)


- See more at: http://www.alainet.org/es/articulo/170510#sthash.WvwqBP3O.dpuf

- Frei Betto es escritor, autor de “A arte de semear estrelas” (Rocco), entre otros libros.

http://www.freibetto.org/ - :@freibetto.


http://www.alainet.org/es/articulo/170510
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viernes, 16 de enero de 2015

Papa Francisco dice que la libertad de expresión no autoriza a insultar las religiones



El papa Francisco entró en el duro debate sobre la libertad de expresión que ha generado la matanza en la sede del semanario francés Charlie Hebdo, al afirmar que ese "derecho fundamental" no autoriza a "insultar" la fe del prójimo. Además, dijo que si alguien insulta a su mamá, "puede esperar un puñetazo".

Publicado el: 15 de enero de 2015 a las 18:58
Por: Redacción 180
(ALESSANDRA TARANTINO / POOL / AFP)
(ALESSANDRA TARANTINO / POOL / AFP)

En el avión que lo llevaba de Sri Lanka a Filipinas, donde inició este jueves una visita de cinco días, Francisco afirmó que asesinar en nombre de Dios es una "aberración", pero insistió en que "la libertad de expresión" no da derecho a "insultar" la religión del prójimo.
El pontífice se refirió así al ataque de la semana pasada contra Charlie Hebdo en París, en el que murieron 12 personas, a manos de yihadistas que reprochaban a la revista satírica mofarse del islam.
"Matar en nombre de Dios es una aberración", dijo a la prensa Francisco. Sin embargo, el pontífice consideró que "todas las religiones tienen su dignidad" y "hay límites".
"No se puede provocar, no se puede insultar la fe de la gente, reírse de ella", insistió, y aseguró que "la lib

sábado, 1 de noviembre de 2014

Encuentro Mundial de Movimientos Populares: Una Jornada Histórica en el Vaticano




El martes 28 de octubre ha sido una jornada histórica. Primero porque no es frecuente que el Papa convoque, en el Vaticano, a un Encuentro Mundial de Movimientos Populares en el que participan organizaciones de excluidos y marginados de los cinco continentes, y de todos orígenes étnicos y religiosos: campesinos sin tierras, trabajadores informales urbanos, recicladores, cartoneros, pueblos originarios en lucha, mujeres reclamando derechos, etc... En suma, una Asamblea mundial de los pobres de la Tierra. Pero de los pobres en lucha, no resignados. Segundo, es menos frecuente aun que el Papa se dirija directamente a ellos, en el Vaticano, diciéndoles que quiere "escuchar la voz de los pobres" porque "los pobres no se conforman con padecer la injusticia sino que luchan contra ella" y que él (el Papa) "los quiere acompañar en esa lucha".

También ha dicho Francisco que "los pobres ya no esperan de brazos cruzados por soluciones que nunca llegan; ahora los pobres quieren ser protagonistas para encontrar ellos mismos una solución a sus problemas" pues "los pobres no son seres resignados, sino protestan" y su protesta « molesta ». Ha dicho que espera que "el viento de la protesta se convierta en vendaval de la esperanza". Asimismo ha afirmado el Papa: "La solidaridad es una forma de hacer historia". Y por eso se une al pedido de los pobres que reclaman "tierra, techo y trabajo", Y ha añadido: "Cuando pido para los necesitados tierra, techo y trabajo, algunos me acusan de que 'el papa es comunista'! No entienden que la solidaridad con los pobres es la base misma de los Evangelios."
También ha afirmado Francisco: "La reforma agraria es una necesidad no sólo política sino moral!" Y ha acusado (sin nombrarlo) al neoliberalismo de ser la causa de muchos de los males de hoy: "Todo esto ocurre -ha afirmado- cuando se saca al ser humano del centro del sistema y que en ese centro está ahora el dinero." "Por eso hay que alzar la voz", ha repetido. Y ha recordado que "los cristianos tenemos un programa que me atreveria a calificar de revolucionario: las bienaventuranzas del 'Sermon de la Montana' del Evangelio según San Mateo."
Un discurso fuerte, valiente que se inscribe en el filo directo de la Doctrina Social de la Iglesia que el papa ha reivindicado explícitamente. Y en la opción preferencial por los pobres. Hacia mucho tiempo que un Papa no pronunciaba un discurso tan social, tan "progresista" sobre un tema, el de la solidaridad con los pobres, que constituye la base misma de la doctrina cristiana.
Tercero. Todo esto ha sido tanto mas importante cuanto que este discurso, el Papa lo ha pronunciado en presencia del Presidente de Bolivia Evo Morales, icono de los movimientos sociales y líder de los pueblos originarios. Un momento màs tarde, el Presidente Morales, muy aplaudido, ha tomado la palabra ante el mismo auditorio de movimientos populares en lucha para explicar, con muchos ejemplos, que "el capitalismo que todo lo compra y todo lo vende ha creado una civilización despilfarradora". Ha insistido en que "hay que refundar la democracia y la politica, porque la democracia es el gobierno del pueblo y no el gobierno de los capitales y de los banqueros". También ha puesto el acento en que "hay que respetar a la Madre Tierra" y oponerse a que "los servicios básicos sean privatizados".
Ha sugerido a todos los Movimientos Populares aquí reunidos que creen "una gran alianza de los excluidos" para defender los "derechos colectivos".
El sentimiento general de los participantes, en este inédito Encuentro, es que estas dos intervenciones confirman el enorme liderazgo político y moral, a escala internacional, del Presidente Evo Morales; y el nuevo rol histórico del Papa Francisco, como abanderado solidario de las luchas de los pobres de América Latina y de los marginados del mundo.
Fuente: Rebelión
Discurso del Papa

El 29 de octubre se realizó en Roma y el Vaticano el Encuentro Mundial de Movimientos Populares, donde participaron un centenar de personas referentes de movimientos sociales para dialogar con obispos de la Iglesia católica, con el propósito, entre otros, de elaborar una síntesis de la visión de los movimientos populares en torno a las causas de la creciente desigualdad social y el aumento de la exclusión en todo el mundo: fundamentalmente la exclusión de la tierra, el trabajo y el techo.  El Encuentro prevé también conocer el pensamiento sobre estos temas del Papa Francisco, quien, este 28 de octubre, compartió las siguientes reflexiones con los participantes.

Discurso del Papa Francisco ante los participantes en el Encuentro Mundial de Movimientos Populares
[…] Este encuentro de Movimientos Populares es un signo, es un gran signo: vinieron a poner en presencia de Dios, de la Iglesia, de los pueblos, una realidad muchas veces silenciada. ¡Los pobres no sólo padecen la injusticia sino que también luchan contra ella!

No se contentan con promesas ilusorias, excusas o coartadas. Tampoco están esperando de brazos cruzados la ayuda de ONGs, planes asistenciales o soluciones que nunca llegan o, si llegan, llegan de tal manera que van en una dirección o de anestesiar o de domesticar. Esto es medio peligroso. Ustedes sienten que los pobres ya no esperan y quieren ser protagonistas, se organizan, estudian, trabajan, reclaman y, sobre todo, practican esa solidaridad tan especial que existe entre los que sufren, entre los pobres, y que nuestra civilización parece haber olvidado, o al menos tiene muchas ganas de olvidar.

Solidaridad es una palabra que no cae bien siempre, yo diría que algunas veces la hemos transformado en una mala palabra, no se puede decir; pero es una palabra mucho más que algunos actos de generosidad esporádicos. Es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, la tierra y la vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales. Es enfrentar los destructores efectos del Imperio del dinero: los desplazamientos forzados, las emigraciones dolorosas, la trata de personas, la droga, la guerra, la violencia y todas esas realidades que muchos de ustedes sufren y que todos estamos llamados a transformar. La solidaridad, entendida, en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia y eso es lo que hacen los movimientos populares.

Este encuentro nuestro no responde a una ideología. Ustedes no trabajan con ideas, trabajan con realidades como las que mencioné y muchas otras que me han contado… tienen los pies en el barro y las manos en la carne. ¡Tienen olor a barrio, a pueblo, a lucha! Queremos que se escuche su voz que, en general, se escucha poco. Tal vez porque molesta, tal vez porque su grito incomoda, tal vez porque se tiene miedo al cambio que ustedes reclaman, pero sin su presencia, sin ir realmente a las periferias, las buenas propuestas y proyectos que a menudo escuchamos en las conferencias internacionales se quedan en el reino de la idea, es mi proyecto.

No se puede abordar el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de contención que únicamente tranquilicen y conviertan a los pobres en seres domesticados e inofensivos. Qué triste ver cuando detrás de supuestas obras altruistas, se reduce al otro a la pasividad, se lo niega o peor, se esconden negocios y ambiciones personales: Jesús les diría hipócritas. Qué lindo es en cambio cuando vemos en movimiento a Pueblos, sobre todo, a sus miembros más pobres y a los jóvenes. Entonces sí se siente el viento de promesa que aviva la ilusión de un mundo mejor. Que ese viento se transforme en vendaval de esperanza. Ese es mi deseo.

Este encuentro nuestro responde a un anhelo muy concreto, algo que cualquier padre, cualquier madre quiere para sus hijos; un anhelo que debería estar al alcance de todos, pero hoy vemos con tristeza cada vez más lejos de la mayoría: tierra, techo y trabajo. Es extraño pero si hablo de esto para algunos resulta que el Papa es comunista.

No se entiende que el amor a los pobres está al centro del Evangelio. Tierra, techo y trabajo, eso por lo que ustedes luchan, son derechos sagrados. Reclamar esto no es nada raro, es la doctrina social de la Iglesia. Voy a detenerme un poco en cada uno de éstos porque ustedes los han elegido como consigna para este encuentro.
 
Tierra.

Al inicio de la creación, Dios creó al hombre, custodio de su obra, encargándole de que la cultivara y la protegiera. Veo que aquí hay decenas de campesinos y campesinas, y quiero felicitarlos por custodiar la tierra, por cultivarla y por hacerlo en comunidad. Me preocupa la erradicación de tantos hermanos campesinos que sufren el desarraigo, y no por guerras o desastres naturales. El acaparamiento de tierras, la desforestación, la apropiación del agua, los agrotóxicos inadecuados, son algunos de los males que arrancan al hombre de su tierra natal. Esta dolorosa separación, que no es sólo física, sino existencial y espiritual, porque hay una relación con la tierra que está poniendo a la comunidad rural y su peculiar modo de vida en notoria decadencia y hasta en riesgo de extinción.

La otra dimensión del proceso ya global es el hambre. Cuando la especulación financiera condiciona el precio de los alimentos tratándolos como a cualquier mercancía, millones de personas sufren y mueren de hambre. Por otra parte se desechan toneladas de alimentos. Esto constituye un verdadero escándalo. El hambre es criminal, la alimentación es un derecho inalienable. Sé que algunos de ustedes reclaman una reforma agraria para solucionar alguno de estos problemas, y déjenme decirles que en ciertos países, y acá cito el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, “la reforma agraria es además de una necesidad política, una obligación moral” (CDSI, 300: http://bit.ly/1kvbLe4).

No lo digo solo yo, está en el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. Por favor, sigan con la lucha por la dignidad de la familia rural, por el agua, por la vida y para que todos puedan beneficiarse de los frutos de la tierra.
 
Segundo, Techo.

Lo dije y lo repito: una casa para cada familia. Nunca hay que olvidarse que Jesús nació en un establo porque en el hospedaje no había lugar, que su familia tuvo que abandonar su hogar y escapar a Egipto, perseguida por Herodes. Hoy hay tantas familias sin vivienda, o bien porque nunca la han tenido o bien porque la han perdido por diferentes motivos. Familia y vivienda van de la mano. Pero, además, un techo, para que sea hogar, tiene una dimensión comunitaria: y es el barrio… y es precisamente en el barrio donde se empieza a construir esa gran familia de la humanidad, desde lo más inmediato, desde la convivencia con los vecinos. Hoy vivimos en inmensas ciudades que se muestran modernas, orgullosas y hasta vanidosas. Ciudades que ofrecen innumerables placeres y bienestar para una minoría feliz… pero se le niega el techo a miles de vecinos y hermanos nuestros, incluso niños, y se los llama, elegantemente, “personas en situación de calle”. Es curioso como en el mundo de las injusticias, abundan los eufemismos. No se dicen las palabras con la contundencia y la realidad se busca en el eufemismo. Una persona, una persona segregada, una persona apartada, una persona que está sufriendo la miseria, el hambre, es una persona en situación de calle: palabra elegante ¿no? Ustedes busquen siempre, por ahí me equivoco en alguno, pero en general, detrás de un eufemismo hay un delito.

Vivimos en ciudades que construyen torres, centros comerciales, hacen negocios inmobiliarios… pero abandonan a una parte de sí en las márgenes, las periferias. ¡Cuánto duele escuchar que a los asentamientos pobres se los margina o, peor, se los quiere erradicar! Son crueles las imágenes de los desalojos forzosos, de las topadoras derribando casillas, imágenes tan parecidas a las de la guerra. Y esto se ve hoy.

Ustedes saben que en las barriadas populares donde muchos de ustedes viven subsisten valores ya olvidados en los centros enriquecidos. Los asentamientos están bendecidos con una rica cultura popular: allí el espacio público no es un mero lugar de tránsito sino una extensión del propio hogar, un lugar donde generar vínculos con los vecinos. Qué hermosas son las ciudades que superan la desconfianza enfermiza e integran a los diferentes y que hacen de esa integración un nuevo factor de desarrollo. Qué lindas son las ciudades que, aun en su diseño arquitectónico, están llenas de espacios que conectan, relacionan, favorecen el reconocimiento del otro. Por eso, ni erradicación ni marginación: Hay que seguir en la línea de la integración urbana. Esta palabra debe desplazar totalmente a la palabra erradicación, desde ya, pero también esos proyectos que pretender barnizar los barrios pobres, aprolijar las periferias y maquillar las heridas sociales en vez de curarlas promoviendo una integración auténtica y respetuosa. Es una especie de arquitectura de maquillaje ¿no? Y va por ese lado. Sigamos trabajando para que todas las familias tengan una vivienda y para que todos los barrios tengan una infraestructura adecuada (cloacas, luz, gas, asfalto, y sigo: escuelas, hospitales o salas de primeros auxilios, club deportivo y todas las cosas que crean vínculos y que unen, acceso a la salud –lo dije- y a la educación y a la seguridad en la tenencia.

Tercero, Trabajo.

No existe peor pobreza material - me urge subrayarlo-, no existe peor pobreza material, que la que no permite ganarse el pan y priva de la dignidad del trabajo. El desempleo juvenil, la informalidad y la falta de derechos laborales no son inevitables, son resultado de una previa opción social, de un sistema económico que pone los beneficios por encima del hombre, si el beneficio es económico, sobre la humanidad o sobre el hombre, son efectos de una cultura del descarte que considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar.

Hoy, al fenómeno de la explotación y de la opresión se le suma una nueva dimensión, un matiz gráfico y duro de la injusticia social; los que no se pueden integrar, los excluidos son desechos, “sobrantes”. Esta es la cultura del descarte y sobre esto quisiera ampliar algo que no tengo escrito pero se me ocurre recordarlo ahora. Esto sucede cuando al centro de un sistema económico está el dios dinero y no el hombre, la persona humana. Sí, al centro de todo sistema social o económico tiene que estar la persona, imagen de Dios, creada para que fuera el denominador del universo. Cuando la persona es desplazada y viene el dios dinero sucede esta trastocación de valores.

Y, para graficar, recuerdo una enseñanza de alrededor del año 1200. Un rabino judío explicaba a sus feligreses la historia de la torre de babel y entonces contaba cómo, para construir esta torre de babel, había que hacer mucho esfuerzo había que fabricar los ladrillos, para fabricar los ladrillos había que hacer el barro y traer la paja, y amasar el barro con la paja, después cortarlo en cuadrado, después hacerlo secar, después cocinarlo, y cuando ya estaban cocidos y fríos, subirlos para ir construyendo la torre.

Si se caía un ladrillo, era muy caro el ladrillo con todo este trabajo, si se caía un ladrillo era casi una tragedia nacional. Al que lo dejaba caer lo castigaban o lo suspendían o no sé lo que le hacían, y si caía un obrero no pasaba nada. Esto es cuando la persona está al servicio del dios dinero y esto lo contaba un rabino judío en el año 1200 explicaba estas cosas horribles.

Y respecto al descarte también tenemos que ser un poco atentos a lo que sucede en nuestra sociedad. Estoy repitiendo cosas que he dicho y que están en la Evangelii Gaudium. Hoy día, se descartan los chicos porque el nivel de natalidad en muchos países de la tierra ha disminuido o se descartan los chicos por no tener alimentación o porque se les mata antes de nacer, descarte de niños.

Se descartan los ancianos, porque, bueno, no sirven, no producen, ni chicos ni ancianos producen, entonces con sistemas más o menos sofisticados se les va abandonando lentamente, y ahora, como es necesario en esta crisis recuperar un cierto equilibrio, estamos asistiendo a un tercer descarte muy doloroso, el descarte de los jóvenes. Millones de jóvenes, yo no quiero decir la cifra porque no la sé exactamente y la que leí me parece un poco exagerada, pero millones de jóvenes descartados del trabajo, desocupados.

En los países de Europa, y estas si son estadísticas muy claras, acá en Italia, pasó un poquitito del 40% de jóvenes desocupados; ya saben lo que significa 40% de jóvenes, toda una generación, anular a toda una generación para mantener el equilibrio. En otro país de Europa está pasando el 50% y en ese mismo país del 50% en el sur el 60%, son cifras claras, óseas del descarte. Descarte de niños, descarte de ancianos, que no producen, y tenemos que sacrificar una generación de jóvenes, descarte de jóvenes, para poder mantener y reequilibrar un sistema en el cual en el centro está el dios dinero y no la persona humana.

Pese a esto, a esta cultura del descarte, a esta cultura de los sobrantes, tantos de ustedes, trabajadores excluidos, sobrantes para este sistema, fueron inventando su propio trabajo con todo aquello que parecía no poder dar más de sí mismo… pero ustedes, con su artesanalidad, que les dio Dios… con su búsqueda, con su solidaridad, con su trabajo comunitario, con su economía popular, lo han logrado y lo están logrando…. Y déjenme decírselo, eso además de trabajo, es poesía. Gracias.

Desde ya, todo trabajador, esté o no esté en el sistema formal del trabajo asalariado, tiene derecho a una remuneración digna, a la seguridad social y a una cobertura jubilatoria. Aquí hay cartoneros, recicladores, vendedores ambulantes, costureros, artesanos, pescadores, campesinos, constructores, mineros, obreros de empresas recuperadas, todo tipo de cooperativistas y trabajadores de oficios populares que están excluidos de los derechos laborales, que se les niega la posibilidad de sindicalizarse, que no tienen un ingreso adecuado y estable. Hoy quiero unir mi voz a la suya y acompañarlos en su lucha.

En este Encuentro, también han hablado de la Paz y de Ecología. Es lógico: no puede haber tierra, no puede haber techo, no puede haber trabajo si no tenemos paz y si destruimos el planeta. Son temas tan importantes que los Pueblos y sus organizaciones de base no pueden dejar de debatir. No pueden quedar sólo en manos de los dirigentes políticos. Todos los pueblos de la tierra, todos los hombres y mujeres de buena voluntad, tenemos que alzar la voz en defensa de estos dos preciosos dones: la paz y la naturaleza. La hermana madre tierra como la llamaba San Francisco de Asís.

Hace poco dije, y lo repito, que estamos viviendo la tercera guerra mundial pero en cuotas. Hay sistemas económicos que para sobrevivir deben hacer la guerra. Entonces se fabrican y se venden armas y, con eso los balances de las economías que sacrifican al hombre a los pies del ídolo del dinero, obviamente quedan saneadas. Y no se piensa en los niños hambrientos en los campos de refugiados, no se piensa en los desplazamientos forzosos, no se piensa en las viviendas destruidas, no se piensa, desde ya, en tantas vidas segadas. Cuánto sufrimiento, cuánta destrucción, cuánto dolor. Hoy, queridos hermanas y hermanos, se levanta en todas las partes de la tierra, en todos los pueblos, en cada corazón y en los movimientos populares, el grito de la paz: ¡Nunca más la guerra!

Un sistema económico centrado en el dios dinero necesita también saquear la naturaleza, saquear la naturaleza, para sostener el ritmo frenético de consumo que le es inherente. El cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, la desforestación ya están mostrando sus efectos devastadores en los grandes cataclismos que vemos, y los que más sufren son ustedes, los humildes, los que viven cerca de las costas en viviendas precarias o que son tan vulnerables económicamente que frente a un desastre natural lo pierden todo. Hermanos y hermanas: la creación no es una propiedad, de la cual podemos disponer a nuestro gusto; ni mucho menos, es una propiedad sólo de algunos, de pocos: la creación es un don, es un regalo, un don maravilloso que Dios no ha dado para que cuidemos de él y lo utilicemos en beneficio de todos, siempre con respeto y gratitud. Ustedes quizá sepan que estoy preparando una encíclica sobre Ecología: tengan la seguridad que sus preocupaciones estarán presentes en ella. Les agradezco, aprovecho para agradecerles, la carta que me hicieron llegar los integrantes de la Vía Campesina, la Federación de Cartoneros y tantos otros hermanos al respecto.

Hablamos de la tierra, de trabajo, de techo… hablamos de trabajar por la paz y cuidar la naturaleza… Pero ¿por qué en vez de eso nos acostumbramos a ver como se destruye el trabajo digno, se desahucia a tantas familias, se expulsa a los campesinos, se hace la guerra y se abusa de la naturaleza? Porque en este sistema se ha sacado al hombre, a la persona humana, del centro y se lo ha reemplazado por otra cosa. Porque se rinde un culto idolátrico al dinero. Porque se ha globalizado la indiferencia!, se ha globalizado la indiferencia: a mí ¿qué me importa lo que les pasa a otros mientras yo defienda lo mío? Porque el mundo se ha olvidado de Dios, que es Padre; se ha vuelto huérfano porque dejó a Dios de lado.

Algunos de ustedes expresaron: Este sistema ya no se aguanta. Tenemos que cambiarlo, tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro y que sobre ese pilar se construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos. Hay que hacerlo con coraje, pero también con inteligencia. Con tenacidad, pero sin fanatismo. Con pasión, pero sin violencia. Y entre todos, enfrentando los conflictos sin quedar atrapados en ellos, buscando siempre resolver las tensiones para alcanzar un plano superior de unidad, de paz y de justicia. Los cristianos tenemos algo muy lindo, una guía de acción, un programa, podríamos decir, revolucionario. Les recomiendo vivamente que lo lean, que lean las bienaventuranzas que están en el capítulo 5 de San Mateo y 6 de San Lucas, (cfr.Mt 5, 3 y Lc 6, 20) y que lean el pasaje de Mateo 25. Se los dije a los jóvenes en Río de Janeiro, con esas dos cosas tiene el programa de acción.

Sé que entre ustedes hay personas de distintas religiones, oficios, ideas, culturas, países, continentes. Hoy están practicando aquí la cultura del encuentro, tan distinta a la xenofobia, la discriminación y la intolerancia que tantas veces vemos. Entre los excluidos se da ese encuentro de culturas donde el conjunto no anula la particularidad, el conjunto no anula la particularidad. Por eso a mí me gusta la imagen del poliedro, una figura geométrica con muchas caras distintas. El poliedro refleja la confluencia de todas las parcialidades que en él conservan la originalidad. Nada se disuelve, nada se destruye, nada se domina, todo se integra, todo se integra. Hoy también están buscando esa síntesis entre lo local y lo global. Sé que trabajan día tras día en lo cercano, en lo concreto, en su territorio, su barrio, su lugar de trabajo: los invito también a continuar buscando esa perspectiva más amplia, que nuestros sueños vuelen alto y abarquen el todo.

De ahí que me parece importante esa propuesta que algunos me han compartido de que estos movimientos, estas experiencias de solidaridad que crecen desde abajo, desde el subsuelo del planeta, confluyan, estén más coordinadas, se vayan encontrando, como lo han hecho ustedes en estos días. Atención, nunca es bueno encorsetar el movimiento en estructuras rígidas, por eso dije encontrarse, mucho menos es bueno intentar absorberlo, dirigirlo o dominarlo; movimientos libres tiene su dinámica propia, pero sí, debemos intentar caminar juntos. Estamos en este salón, que es el salón del Sínodo viejo, ahora hay uno nuevo, y sínodo quiere decir precisamente “caminar juntos”: que éste sea un símbolo del proceso que ustedes han iniciado y que están llevando adelante.

Los movimientos populares expresan la necesidad urgente de revitalizar nuestras democracias, tantas veces secuestradas por innumerables factores. Es imposible imaginar un futuro para la sociedad sin la participación protagónica de las grandes mayorías y ese protagonismo excede los procedimientos lógicos de la democracia formal. La perspectiva de un mundo de paz y justicia duraderas nos reclama superar el asistencialismo paternalista, nos exige crear nuevas formas de participación que incluya a los movimientos populares y anime las estructuras de gobierno locales, nacionales e internacionales con ese torrente de energía moral que surge de la incorporación de los excluidos en la construcción del destino común. Y esto con ánimo constructivo, sin resentimiento, con amor.

Yo los acompaño de corazón en ese camino. Digamos juntos desde el corazón: Ninguna familia sin vivienda, ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ninguna persona sin la dignidad que da el trabajo.

Queridos hermanas y hermanos: sigan con su lucha, nos hacen bien a todos. Es como una bendición de humanidad. Les dejo de recuerdo, de regalo y con mi bendición, unos rosarios que fabricaron artesanos, cartoneros y trabajadores de la economía popular de América Latina.

Y en este acompañamiento rezo por ustedes, rezo con ustedes y quiero pedirle a nuestro Padre Dios que los acompañe y los bendiga, que los colme de su amor y los acompañe en el camino dándoles abundantemente esa fuerza que nos mantiene en pie: esa fuerza es la esperanza, la esperanza que no defrauda, gracias.

Aula Vieja del Sínodo, martes 28 de octubre de 2014.

Fuente: Alainet
 - Versión en audio del discurso (Radio Vaticana):

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