Julio Dornel,escritor,periodista
Tras escuchar a
muchos protagonistas del histórico clásico del fútbol fronterizo,
nos detenemos en el 21 de junio de 1933, como fecha de fundación
para los eternos rivales. Podemos señalar que desde aquel lejano
1933, en un caso único, atestiguado por jugadores y dirigentes de
aquellos años los clásicos rivales han caminado juntos por las
canchas fronterizas, escribiendo páginas inolvidables del más
popular de los deportes. Los pocos deportistas de aquellos años
escuchaban un clásico capitalino en la vereda del domicilio de don
Leopoldo Vogler, (frente a la escuela 28) cuando las discusiones
subieron de tono, hasta quedar pactado el primer clásico del futbol
fronterizo. Hace 84 años que Nacional Y Peñarol dividieron
preferencias y jugadores para concretar la fundación de “bolsos y
carboneros” codeándose con los mejores del departamento y
alcanzando la consagración en varias oportunidades.
SIN VENCIDOS NI
VENCEDORES.
Como no podía ser
de otra manera, surgió de inmediato el obligatorio desafío para el
primer clásico del fútbol local, cordero mediante y con un empate
final de tres tantos por bando. Los tantos aurinegros fueron
conquistados por Ariel Decuadra, Iriosildo Correa y Mario de San
Vicente. Para Nacional, lo hicieron Carlos Calabuig, Aldo Mello y el
“Mulato” Mello. Con el correr de los años, estas instituciones
se convirtieron en la máxima expresión del futbol departamental,
dedicando varios capítulos a distinguir dirigentes y jugadores que
desde aquel lejano 1933 se fueron ganando un lugar destacado entre
los mejores equipos del futbol departamental. De esta manera son
recordados los fundadores de Nacional y Peñarol, que aquella tarde
del 21 de junio del 33, se ganaron un lugar destacado en el fútbol
fronterizo, defendiendo los colores tradicionales de bolsos y
carboneros. Nos señalaba don Mauro Silva, fundador y jugador
aurinegro, que en realidad el partido clásico lo habían escuchado
en casa del vecino Leopoldo Vogler y luego se habían reunido en lo
del sastre San Martín, donde se procedió a la fundación “oficial”
con la presencia de Octavio Pereyra, Berto Vidal, Alfredo Vigliola,
Estacio Rodríguez, Abilio Rotta, y Mario de San Vicente. El primer
clásico quedó pactado para el domingo siguiente en la cancha de
Quelo Silveira del lado brasileño. Estaban en juego algunos
“corderos ensillados” y aunque el encuentro terminó empatado, en
tres tantos por bando, se dividieron los gastos, para desgracia de
los lanares.
En las notas
graficas los goleadores del primer clásico: Carlos Calabuig
(Nacional) y Mario de San Vicente (Peñarol).