lunes, 20 de mayo de 2024

EL BARRIO DE NUESTROS OJOS POR IGNACIO SALLABERRY

 

Mi vida era mi madre, eso dicen, de ella nací y de ella me valí para sobrevivir.


Después de mi madre empecé a ver otras cosas, reconocí a mi padre, a mi hermana, los vecinos que fueron a darme la bienvenida. Había un cuarto, una cama, un colchón y una enorme habitación que era un mundo entero, lleno de esquinas y de muebles.


Tampoco eran cosas que tuvieran nombres, sólo eran cosas que ni yo sabía que eran cosas, cosas que pensé estarían en todos lados, que se repetirían en cada casa, pero con el tiempo, cuando empecé a mirar para afuera me di cuenta que el cuarto era nada comparado con los colores que había afuera. Así que, en un segundo el cuarto ya dejó de ser mi mundo y conocí el baño, la cocina, el comedor y en cada lugar había una energía distinta que dependía también, de la hora.


Y aquella casa era mi mundo y para mí, todas las casas deberían ser iguales, pero no, me di cuenta que fuera de casa había una calle, que era peligrosa, que no se podía pisar, que marcaba cosas y que dejaba lugar para otras casas, distintas a la mía. Entonces me propuse recorrer todo eso y mi mundo se agrandó a algo que se llamaba cuadra, que formaba un barrio, pero vamos, para mí el barrio siempre fue esa cuadra donde gracias a Zubieta, el almacenero, conocí. No precisaba caminar cuadras para conocerlos a todos, me sentaba allí en el almacén y escuchaba charlas de fútbol, de política, de comida, de todo. Entonces mi barrio fue esa casa y sus alrededores, y fueron mis amigos que venían las nochecitas cálidas a jugar a la escondida y fue esconderme con ella solamente para estar ahí, compartiendo el aire. Siempre que la encontraban a ella me encontraban a mí, yo no quería ganar la escondida, quería estar con ella. Y con ella salimos por los muros a conocer otra cara del barrio, la del patio de los vecinos, las bicicletas herrumbradas y ya el barrio era un mundo que me gustaba muchísimo.


Pero después, así como me pasó con el cuarto, llegaron amigos de otro lado y ya el barrio fue chico porque me enteré que no vivíamos en la capital y que la capital era un lugar gigante y entonces mi barrio, se hizo mucho más chico, pero a la vez, inconmensurablemente más fuerte.


Y después volví a él cada vez que en la adolescencia conocí otros barrios, mientras conocía otras sonrisas, otras formas de vivir, porque volviendo sentía que había una parte esperándome ahí.


Esa parte fue la que sentí estaba en esa casa, porque a esa altura, ya sin Zubieta y otros vecinos, ya sin las escondidas y las nochecitas cálidas, el barrio al final era mi casa. Volví muchas veces y cada vez que volví, sentí que seguía gateando, que ahí estaban todos mis momentos y que los cuartos aún eran grandes, en algún rincón de mis ojos.


Ya no había nadie en el barrio de lo que yo quise con ese amor de niño disfrutando de todas las cosas de la vida, uno a uno les tocó irse, uno a uno los hijos dejamos aquella cuadra, hasta que, sin darnos cuenta, también se tuvieron que ir mis padres.


Y ahora la casa, que en más de un lugar de mi alma sigue siendo mi barrio, que también me debe de extrañar, así como yo la extraño, no es más lo único de mi barrio porque me di cuenta, después del tiempo que tuvo que pasar, que el barrio no era sólo esa cuadra, esos vecinos, esa casa. Porque en el barrio que sentí tan mío estaban mis padres y es ese el barrio que extraño.


¿Extrañamos la niñez o a nuestros padres a nuestro lado? Ojalá entre tanta noticia moderna venga una que nos ayude a conectar con los que ya no están, así podemos volver al barrio, a correr riendo, a ser atrapados tontamente en la escondida y a separarnos todos cuando nos avisen que la comida está pronta para en una pequeña pausa, entre bocado y bocado decirles que lo importante, lo verdaderamente importante son esos momentos, que no se pongan mal ni hagan más esfuerzos de la cuenta, porque lo importante es, el barrio que dibujan nuestros ojos, cuando se juntan.



ISS

Ignacio "Nacho" Sallaberry, diseñador gráfico, escritor, poeta, pintor. Ha participado de eventos artísticos como la intervención artística en Casablanca Paysandú, edición del libro de poesía "Sólo diré que no estás" editado por Abrace y el libro de cuentos "El error de la justicia y otros errores" editado por ARA.

En la pintura, ha ganado un premio por su exposición llamada Zita de Zitas, homenajeando la figura de Alfredo Zitarrosa (zitadezitas.blogspot.com) entre otras actividades artísticas que incluyen la música.

Hace un año y medio lleva adelante una emisora online llamada Tente en el aire, se escucha a través de tenteenelaire.com

Algunos de sus trabajos se comparten en este blog y otros los encontrarán en su blog letrasdetras1.blogspot.com






lunes, 13 de mayo de 2024

RELATOS IMAGINADOS Por Antonio Pippo ALEJANDRA PIZARNIK

 
 
«A la espera de la oscuridad» es el título de uno de los poemas de Alejandra Pizarnik, nacida en Buenos Aires en 1939 y muerta en la misma ciudad en 1972, de padres rusos, quien más allá de la brevedad de su vida y obra, tal vez ignorada en su tiempo, generó una impresionante influencia en las generaciones siguientes de la literatura en nuestro idioma. Fue poetisa y traductora, tuvo una infancia difícil, desarrolló un carácter caótico, dando una imagen perturbadora.
Su poesía es difícil de clasificar: ecléctica, intensa, cercana al existencialismo, obsesionada por la idea de la muerte, pura indagación. Sus principales obras son La tierra más ajena, Los pequeños cantos, La última inocencia y El infierno musical. Se suicidó con una dosis excesiva de barbitúricos.
A la espera de la oscuridad
Mi mente y mi emoción han sido envueltas por una música triste. Estoy ensoñado y se me introduce, imprevista, física como una caricia áspera, la idea de la muerte. Pero no pienso en Alfonsina, ni en las aguas frías que la engulleron. Pienso en ti, Alejandra, y ese pensamiento es como una centella inesperada que me humedece los ojos y me desespera.
«Ese instante que no se olvida/ Tan vacío devuelto por las sombras/ Tan vacío rechazado por los relojes/ Ese pobre instante adoptado por mi ternura/ Desnudo, desnudo de sangre de alas/ Sin ojos para recordar angustias de antaño/ Sin labios para recoger el zumo de las violencias/ perdidas en el canto de los helados campanarios.»
Solo en este primer verso de uno solo de tus poemas se descubre, andando contigo y con tus sentimientos y deseos de aniquilación cual espasmos, toda una vida ensombrecida desde la niñez infeliz, a la adolescencia confundida y a la juventud, esa de la creación soberbia de tu arte, esa también que te condujo a una madrugada de suicidio. Tu padre, al que amaste, fue distante. Tu madre, que te llamaba Buma, sobrenombre que odiaste, y que prefería a tu hermana Miryam, ayudó, ¿sin saberlo?, a tus depresiones y alejamientos. Entonces, ya adolescente, tu refugio fue la lectura y, luego, el primer enamoramiento, el surrealismo y la influencia de Antonin Artaud, Arthur Rimbaud, Charles Baudelaire, Stéphane Mallarmé y Rainer Maria Rilke, cuna de tu desprecio por el modelo social de la época.
—Ah, fue mi tiempo de obsesiones en que me introduje a través de la poesía: la búsqueda de mi identidad, la construcción de la subjetividad, la infancia perdida y la muerte. Todo eso ya está en mi primer libro, La tierra más ajena. Quizás una paradoja. Lo ignoro.
Pero me hace feliz que tu voz regrese de quién sabe qué cosmos perdido y resuene en mis oídos. ¿Milagro? No, no. Todo eso también lo has dejado escrito, como tu desesperación por el cuerpo imperfecto, por el asma, al fin por las anfetaminas como pretendido manotón de quien se ahoga. Y la confundida búsqueda del amor.
«Ampáralo niña ciega de alma/ Ponle tus cabellos escarchados por el fuego/ Abrázalo pequeña estatua de terror./ Señálale el mundo convulsionado a tus pies/ A tus pies donde mueren las golondrinas/ Tiritantes de pavor frente al futuro/ Dile que los suspiros del mar/ Humedecen las únicas palabras/ Por las que vale vivir.»
Viajaste a París, poetisa ya llamada extraña, maldita, que habías publicado Un signo en tu sombra, La última inocencia y Las aventuras perdidas, ansiando una imposible relación perfecta entre soledad y compañía, impulsada por el ansia de vivir y la certeza de que solo aguardaba una muerte pronta. Volviste más rebelde, atrevida, contradictoria, poetisa cabal que conoció a Julio Cortázar y a Octavio Paz, quien te ayudó a obtener más reconocimiento promoviendo tus nuevos libros: Árbol de Diana —Diana, tu compañera hasta el fin—, Los trabajos y las noches, Extracción de la piedra de locura y La condesa sangrienta, entre otros reconocibles, profundos desgarramientos internos. Pero aun así persistió en tu espíritu la idea del suicidio, del dulce árbol que por imperio de la ignorancia debe secarse demasiado temprano, de tu incomodidad ante la vida y los demás.
—Sí. Muerte interminable, olvido del lenguaje y pérdida de imágenes. Cómo me gustaría estar lejos de la locura y la muerte…
Pero no pudiste. La angustia fue más fuerte incluso que tus llamadas de socorro a la madrugada, despertando a Diana o a algún amigo; más que tu frustrada terapia con León Orlov, psiquiatra a quien quisiste y al que dedicaste un conmovedor poema. Qué hondo dolor, Alejandra. El 25 de setiembre de 1972, a los 36 años, te mataste ingiriendo un frasco de barbitúricos, a las pocas horas de salir de un hospital adonde te habían internado por tu depresión. ¡Qué hondura tiene todavía esa herida en el corazón de cualquiera!
«Pero ese instante sudoroso de nada/ Acurrucado en la cueva del destino/ Sin manos para decir nunca/ Sin manos para regalar mariposas/ A los niños muertos.»

A DORMIR... A DORMIR por Ignacio Sallaberry

 

"En mi país qué tristeza la pobreza y el rencor" esta frase de la canción Adagio a mi país, de Alfredo Zitarrosa, al igual que el tango Cambalache. Tiene vigencia pero también, algo más inquietante aún, que es el poder adivinatorio. Porque supongo yo que no eran los autores, dados a las artes esotéricas y estaban dejando en sus textos, al estilo Nostradamus, pistas de su futuro y nuestro presente. 


"Dice mi padre que un sólo traidor, puede con mil valientes. El siente que el pueblo en su inmenso dolor, hoy se niega a beber en la fuente clara del honor"


Somos testigos de que todos, estamos en el mismo lodo, ya no hay diferencias. Incluso tú, que en estos momentos lees y yo, que en estos momentos escribo. El sistema que nos engloba y nos da de comer, ha hecho que el más valiente, el más valorado, el más admirado, sea el que más tiene, el exitoso que todo lo puede comprar, el lindo que puede comprar su juventud eterna con operaciones que terminan afirmando lo contrario, pero que la sociedad sigue aplaudiendo. La única regla social ha pasado a ser esa. Entonces, se abrieron puertas que golpean, de la que salen seres que asustan, seres dispuestos a todo, porque en definitiva, eso hemos creado. ¿Qué méritos tenían para estar en televisión hace unos veinte años (cuando estas generaciones de hoy en día nacieron y crecieron) personas que no podían hablar de más nada, que no fuera su cambio de sexo, o que se acostaba con tal o cual famoso? Eso, entre varios personajes más, como aquél que se reía del que no entendía el español, o el periodista que para captar gente, puteaba al entrevistado, o se dejaba putear para simular una amistad, que le otorgaba en el pensamiento del público, una cercanía al poder que a fin de cuentas, es lo único que valía, valió o vale aún.


Hay muchos ejemplos del hombre buscando, lo que el hombre le ha enseñado es lo único, para ser admirado. Plata, dinero, números, como quieran llamarlo.


Nos hemos sacado los ojos entre familiares por cien pesos, no hemos puesto la moral ante nada.


Hoy, la clase política se asombra cuando apenas, la salpicó un poco de todo lo que crearon en estos años. Se han roto familias por acusaciones a las que no se exigía ninguna prueba. Y si la familia no bastara, habrá que ver en algunos años qué ha pasado con esa sociedad que se crió entre juzgados actuando sin mirar cada caso y emparejando rápido para atender más y más casos, porque tampoco a la ley le ha importado la moral y necesita, para mantener sus altos costos, producir más y más a cada rato y de cada cosa.


Los deportes por hacer ídolos han perdido el valor de su esencia, que es la salud, pero tampoco importa.


Y así, cada lugar donde se ponga la vista, se logrará discernir que el triunfo de la sociedad consumista ha ganado ante el aplauso de todos, de todos.


El último ejemplo nace de los últimos días, mientras el sistema político es golpeado por dos trans que a diestra y siniestra, al mejor estilo Tinelli, desbarrancan cada dos segundos pero se paran nuevamente apoyados en las miserias que ellos mismos critican y fortalecen. Mientras esto pasa los políticos, ajenos a todo lo que sucede a su alrededor y en firme carrera a seguir aumentando sus ingresos a costa de un pueblo cada vez más hundido y aplaudidor, se ponen de acuerdo públicamente en hacer las elecciones internas obligatorias.


¿Que son las elecciones obligatorias sino una linda excusa legal para que los políticos cobren por cada uno de los habitantes habilitados a votar? ¿Por qué cree usted que no se ponen de acuerdo en la educación, en la salud, en la seguridad, en el estado de las calles, de las rutas, de los mercados, del precio de los combustibles y todos, sin excepciones, apoyan que hasta las internas de los partidos, sean obligatorias? Todo vale, la idea de sumar plata a pesar de todo, sólo para agraciarse con el objetivo primario de esta sociedad de consumo, que pone el éxito económico muy por encima y casi en exclusiva, de cualquier otro, no lo llamemos éxito, pero si de cualquier otro bien andar en la vida que es, antes de cerrar los ojos, lo que nos hace dormir tranquilos.




I.S.S.



Ignacio "Nacho" Sallaberry, diseñador gráfico, escritor, poeta, pintor. Ha participado de eventos artísticos como la intervención artística en Casablanca Paysandú, edición del libro de poesía "Sólo diré que no estás" editado por Abrace y el libro de cuentos "El error de la justicia y otros errores" editado por ARA.

En la pintura, ha ganado un premio por su exposición llamada Zita de Zitas, homenajeando la figura de Alfredo Zitarrosa (zitadezitas.blogspot.com) entre otras actividades artísticas que incluyen la música.

Hace un año y medio lleva adelante una emisora online llamada Tente en el aire, se escucha a través de tenteenelaire.com

Algunos de sus trabajos se comparten en este blog y otros los encontrarán en su blog letrasdetras1.blogspot.com