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martes, 11 de julio de 2017

Crysol propone candidatos para integrar el Consejo Directivo de la INDDHH


Con el propósito de contribuir activamente al fortalecimiento de la Institución
Nacional de DDHH y Defensoría del Pueblo, Crysol presentó formalmente 4
candidatos para el proceso eleccionario de nuevas autoridades para integrar el
Consejo Directivo. La instancia eleccionaria se llevará a cabo próximamente
por parte de la Asamblea General del Parlamento.
Los candidatos presentados y que apoya explícitamente nuestra organización
son:
1) Dr. Juan Raúl Ferreira, ex preso político de la dictadura, actual integrante
del Consejo Directivo y cuya relección promovemos para mantener, tal como lo
recomienda la propia ley, una continuidad entre la actual y la futura
administración de la INDDHH, plenamente conscientes de que reúne los
atributos indispensables para continuar ejerciendo dicha función.
2) Dra. Ivonne Klingler, ex presa política, militante de nuestro colectivo
desde hace 15 años, con amplia dedicación y compromiso personal con todas
las actividades en las cuales se compromete. Lo ha demostrado durante su
militancia universitaria, clandestina durante la dictadura, y gremial
posteriormente, durante su actividad profesional como médica y como activista
en nuestro colectivo con una mirada amplia hacia el horizonte de los derechos
humanos como integralidad.
3) Dra. Marina Morelli, abogada, feminista y activista por los derechos de las
mujeres, se ha caracterizado por su compromiso en la defensa de los derechos
humanos en su integralidad particularmente, por su dedicación y firmeza en la
lucha contra la violencia hacia las mujeres. Ha dedicado buena parte de su
carrera a promover el fortalecimiento del sistema de justicia en el país, para lo
cual ha liderado y articulado importantes iniciativas en la materia y en distintos
ámbitos.
4) Dra. Mariana Mota, jueza de gran renombre a nivel nacional e
internacional por haber abordado con coraje y auténtico compromiso lascausas de Derechos Humanos del terrorismo de Estado, pero también por su
dedicación al trabajo, sus conocimientos de la normativa de DDHH, por su
honestidad y honradez.
Respaldamos a los candidatos presentados por otras organizaciones sociales
que han venido trabajando junto a Crysol a los efectos de aunar esfuerzos para
definir criterios de integración de la nueva Comisión Directiva: Prof. Oscar
Destouet (FEUU), Virginia Martínez (Pit Cnt) y Dr. Wilder Tayler (Ielsur y
Serpaj). Reafirmamos el criterio, además, de que el Parlamento debe
privilegiar, a la hora de elegir integrantes para la conducción del órgano, a
candidatos propuestos desde la sociedad civil organizada, con amplio apoyo y
compromiso por parte de ella, manteniendo el actual desequilibrio de género
en su composición.
La creación de la INDDHH ha sido una gran conquista de la sociedad uruguaya.
Ha mejorado la calidad y la riqueza de la democracia del país. El primer
Consejo Directivo realizó una gestión afortunada, será recordada a lo largo de
los años por haber puesto los cimientos de un edificio que debe ampliarse y
nacionalizarse, llegando a la periferia capitalina y extenderse a todo el país.
La INDDHH debe continuar siendo el escudo protector de los Derechos
Humanos, con especial atención a aquellos ciudadanos que son los más
desprotegidos y más vulnerables en la sociedad. Sus integrantes deben tener
amplia y profunda independencia de criterio y valor para enfrentar las
presiones que puedan recibir por parte del Poder y de sus funcionarios.
Capacidad de gestión, actitud y aptitud para negociar y trabajar en equipo y la
disposición a vigilar la actuación de los gobernantes con una actitud
propositiva, valorando a las organizaciones de la sociedad civil que la integran,
antídoto contra el siempre vigente riesgo de la burocratización, son rasgos
fundamentales que deben poseer los futuros integrantes.
Adjuntamos también un conjunto de criterios que las organizaciones sociales
que participamos en la VI Asamblea Anual de la INDDHH hemos acordado a los
efectos de promover la renovación de autoridades del Consejo Directivo y en
base a los cuales, nuestra organización ha llevado a cabo su propuesta.
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sábado, 3 de junio de 2017

ASTORI; “Hay que tener mucho cuidado” con UPM y mirar todo “con lupa”

 http://www.busqueda.com.uy

 

La inversión de UPM en su segunda planta, ¿está incorporada a las proyecciones económicas para los años siguientes?

—No está incorporada. Todavía hay que trabajar muchísimo en un acuerdo que no está hecho. Pongo especial acento en esto. Hay que observar con mucha atención y rigurosidad el contenido que tendrá ese acuerdo.
—¿Por qué?
—Porque es muy importante el esfuerzo que va a hacer el país. La intención de UPM es una buena noticia pero también es enorme la responsabilidad de Uruguay de definir con la mayor precisión posible el contenido de los acuerdos que firme con la empresa. A diferencia de la primera planta de UPM y de la de Montes del Plata, este proyecto exige al país cosas más importantes que tendrá que encarar como un desafío muy relevante. Lo de la infraestructura es muy significativo y ahí nuevamente el tema fiscal juega. No podemos dejar para las futuras generaciones una carga fiscal muy espesa debido a la instalación de UPM.
—¿Y ese riesgo existe?
—Por supuesto. Hay que tener mucho cuidado. Esos acuerdos, que el presidente quiere definir antes de terminar junio, son absolutamente cruciales para Uruguay. No hay que dar nada por hecho, hay que trabajar intensamente y tener muy en cuenta las exigencias que esto va a tener para el país en el futuro.
—Lo noto muy preocupado por este tema.
—Claro que sí. Quiero que salga bien. Estoy en contra de decir automáticamente que esto ya está y que es bueno por definición y entonces ni siquiera lo examino. No es así. Esto hay que examinarlo cifra por cifra y rubro por rubro. Hay que mirarlo con lupa porque hay una tendencia a creer que como ya tenemos dos plantas, la tercera es una pasadita. La tercera es totalmente diferente a las anteriores y eso tiene que quedar claro.

viernes, 5 de mayo de 2017

CON FLORENCIA NÚÑEZ "Mi obra es fiel a lo que creo"






El País


Nacida en Rocha, Uruguay (1991), la cantante y compositora viene trazando de forma sensible y tenaz su propio camino.



Pablo Fernández

Tiene un no-sé-qué que te obliga, en medio del bombardeo cotidiano y anestesiante, a detenerte y mirarla (o escucharla cantar) dos veces. Sorpresa y cristalinidad son palabras que le caben, a sus letras y a su persona. No hace tanto que empezó, por una simple cuestión de calendario, pero Florencia Núñez (Rocha, 1991) sabe muy bien qué está haciendo, a dónde quiere llegar, y cuál es el camino que une esos dos puntos. A ello se aboca, guitarra en mano, sensible, certera y tenaz: a Dios rogando, y con el mazo dando.

—En tus canciones hay felicidad, sorpresa ante la vida, asombro, curiosidad. Todo filtrado por una mirada casi ingenua. ¿De dónde viene ese tono predominante, qué refleja?

—Yo me alegro muchísimo cuando pasan cosas buenas. Pila, pila. Y es verdad que estoy con la antena puesta hacia el asombro, hacia la búsqueda de esas cosas. No soy para nada bajón, ni mala onda. Al contrario, soy bastante optimista, y trato de ponerle alegría a todo lo que hago, en cualquier ámbito. Estoy siempre atenta al otro, me gusta conversar, intercambiar, como esperando lo mejor de la gente. Entre otras cosas porque nunca sabes dónde puedes conocer personas que van a determinar algo en tu vida. Y ante todo la sorpresa, decir "pa, ¿cómo pasó todo esto?". Aunque en realidad sabemos cómo pasó, porque uno trabaja para que las cosas pasen.

—Hay un tema identificable en algunas de tus letras que es cierta mirada a cosas ocurridas hace ya tiempo, percibidas hoy como momentos idílicos. Se nota en "La casa de la playa" y en "Memoria en murales". ¿Qué lugar ocupa el pasado en tu vida? ¿Te considerás una persona nostálgica?

—Nostálgica no. Creo que el pasado es el pasado, y está bueno recordarlo como lo que es: algo que ya ocurrió, y que no va a volver. Pero es cierto que la niñez define muchísimo de lo que uno va a ser en la vida. Muchas cosas en la infancia te definen y te marcan para siempre. Yo recuerdo esa época como algo feliz, con la tranquilidad de saber que fueron cosas buenas, que me marcaron para bien, y contenta de estar donde estoy hoy. Creo que mi mirada al pasado va más por ahí. Muchas veces esas cosas son hasta inconscientes: "La casa de la playa" la compuse en una especie de reacción química celular, como un flash. No sé si conoces el episodio de la magdalena de Proust, cuando el personaje de la novela En busca del tiempo perdido revive su infancia en un instante, al sentir el gusto de una magdalena mojada en té. Bueno, "La casa de la playa" fue igual, yo llegaba en la bici y cuando toqué la reja de entrada al edificio donde vivo me bajó toda esa línea de pensamiento, esa cuestión visual de esa canción, y entonces subí, la escribí y la toqué de un tirón. Tiene una carga que es muy significativa para mí. Y para mi familia también, es una canción que ellos quieren mucho, quizá sea de sus preferidas. Porque claro, también se ven involucrados en esa mirada hacia atrás, en esa retrospectiva. Que es totalmente biográfica, el escucha se mete en mi cerebrito y ve lo que yo veo. Una mirada muy como en VHS además.

—¿En qué sentido?

—Viste que el VHS tiene esa cosa vintage, que se ve como rotito, como ruidosito. Es una imagen un tanto nublada, imperfecta, pero que al mismo tiempo tiene un valor muy tremendo, porque muestra algo único, irrepetible. De hecho tengo una aplicación en el celular que graba como VHS, y es muy divertido poder hacer esas cosas, jugar, recordar el pasado con cosas también tangibles. El VHS, esa canción, es parte de lo mismo. El mismo ejercicio.
LA ALEGRÍA DE ENAMORARSE.

—Otro tema que se repite en tus canciones, casi como una obsesión, es el amor, o más bien la pareja, y sobre todo la búsqueda de pareja. ¿Por qué ese interés tan marcado?

—Mi primer disco tenía mucha ficción en cuanto al amor. Está bueno ver el contraste con lo que hago ahora, con una mirada menos ingenua del amor, que si bien sigue siendo en muchos aspectos idealista es más de mujer, tiene otra madurez. Y respecto a la presencia de la pareja en mis canciones, yo le doy la importancia que tiene en mi vida, para mí es un estado de alegría, enamorarse. Es precioso. Conocer a la otra persona, entender, y sentir que puedes conquistar el mundo, cuando uno entra en ese estado que te ríes como un choto por la calle, y bailas y todo eso. Esas cosas me pasan, y entonces también es un poco mostrarlas, es parte de quien soy. No lo voy a ocultar.

—Sí, pero seguramente la gran mayoría de los artistas se ponen igual de eufóricos cuando se enamoran. Pero no necesariamente le dedican una porción tan importante de su obra.

—Estar enamorada me impulsa a hacer canciones. Y no sólo en el caso de una relación correspondida: el amor que no sale también. Porque en realidad para sentir amor no hacen falta dos, con uno da y sobra. Entonces por ejemplo el tema "Todo indica que caí" está escrito desde un lugar de looser total, todo mal, y sin embargo también lo digo de una manera contenta. O sea, a mí el amor me genera y me despierta cosas que me mueven como compositora, y me llevan a escribir.

—En muchas letras tenés un abordaje tremendamente racional hacia el amor. Como si más que realidad hubiera actividad cerebral, miles de horas dedicadas a analizar ese objeto anhelado. En "Tu nueva foto" decís "seguro que seguiré pensando en tu sonrisa/ durante dos o tres días/ o el resto de la vida/ Con esta resignación dejo la puerta entreabierta/ nunca me cansaré de en tu vida estar alerta".

—"Tu nueva foto" es, una vez más, una canción de perdedor, y lo que decís de la actividad cerebral probablemente sea así. Pero tenía 19 años cuando la hice. De hecho en mi primer disco canciones de amor entre dos personas hay muy pocas, la mayoría son mías en plan romántico. En mi último disco hay menos looser, y hay un poco más de madurez. Hay menos de pensar en la otra persona, y más de vivir la situación. Mi cabeza iba por túneles súper distintos a los 19, una edad a la que te estás definiendo como persona: me acababa de mudar a Montevideo, me estaba cuestionando mil cosas... Para mí el amor en aquel momento era sólo algo ideal, sobre lo que podía fantasear, y pensar, imaginar. El amor como algo real no estaba pasando. Canciones como "Qué planes tienes para el sábado" o "Superwoman" son historias ficticias. No tenía en ese momento los zapatos ni la ropa de nadie en mi placard. Cambié mucho desde entonces, pasaron algunos años, maduré, viví muchísimas cosas que me hicieron tener otra visión del amor y la pareja, y de a qué le quiero escribir.
NIÑA FELIZ.

—¿Qué tipo de niña fuiste? ¿Cómo fue esa niñez tan revisitada?

—Una niña muy activa. Como sigo siendo hoy. Y muy curiosa también. Súper curiosa por conocer, por leer, por escuchar, por ver. Pero al mismo tiempo muy obediente, responsable, ordenada. Nada de pasarme para el otro lado ni de romper reglas.

—¿Pero fuiste una niña feliz, una nenita mimada, una niña prodigio, una niña retraída, la rara del barrio, la sobre estimulada… un poco de todo eso a la vez?

—Fui muy feliz. Y mimada también, claro que sí. Pero además era bastante… no sé si tanto como niña prodigio, pero me iba bien, y el resto lo daba por sentado. Estaba sobreentendido que me iba a ir siempre bien. Era lo que se esperaba de mí como niña, muy de exigencia cien por ciento, sabían que tenía que dar el máximo. Y así era para todo: en cualquier situación, la respuesta siempre era "no esperaba menos de ti". Me acostumbré a que todo tenía que ser perfecto en cuanto al hacer, tenía que ir todo bien, a un nivel alto, de excelencia. No sé si está bueno acostumbrarse a eso, pero fue así. No era alguien que podía pifiarla.

—Recién dijiste que la niñez explica muchas cosas. ¿Cómo explica tu presente esa niñez?

—Yo creo que soy una insistente. Pero una insistente perdida. No me canso de hacer las cosas y de hacerlas lo mejor posible. En cualquier ámbito. Soy bastante impertinente incluso en cuanto a esa obstinación, me cuesta rendirme. Capaz que dentro de unos años nos vemos y te digo 'me cansé'. Pero no creo, porque siento una motivación muy fuerte, y uno va creciendo y la motivación para seguir va cambiando.

—Te cuesta rendirte. ¿Y aceptar un "no"?

—Depende de qué. Muchas veces digo "bueno, hoy es un no, vamos a trabajar para que mañana sea un sí". O sea, soy trabajadora, de verdad, me considero trabajadora. Y responsable, y que voy para adelante. Considero que con trabajo se pueden hacer cosas.

—¿Qué es para ti la belleza?

—La belleza es lo que me conmueve. Ya está. Si algo me conmueve, estoy segura de que hay una belleza allí, sea del tipo que sea. Una canción de Rodrigo Amarante me puede conmover de una manera, y una de Queen de otra: son bellezas diferentes, a diferentes escalas, con matices distintos. Pero cuando algo me conmueve es que hay una belleza ahí adentro. Y lograr esa belleza, lograr conmover a los demás, es algo que no siempre pasa, pero cuando pasa es precioso. Divino.

—Toda obra refleja la personalidad de su autor. ¿Qué dice de vos el conjunto de tus canciones? ¿Qué tanto te describe?

—Creo que dice bastante verdad. Yo considero que lo que hago es genuino. Sino no lo estaría haciendo, ni me tomaría todo este trabajo. Creo que mi obra muestra que disfruto, y que encuentro en eso una felicidad que no me dan otras cosas. La felicidad de componer y de tocar es muy difícil de explicar, pero está ahí, son esos tres segundos por concierto donde sientes que algo te corre por el cuerpo, y dices "claro: es esto, es por esto que hago todo". El que me escucha, si se conecta con lo que hago, probablemente también lo entienda. Lo que hago habla de eso: es honesto, transparente, no le miente a nadie. Sincero también puede ser la palabra. Mi obra es fiel a lo que creo, a lo que pienso, a lo que siento.
ABRIENDO, PROYECTANDO.

—Parecería que te estás exponiendo cada vez más en tus letras, como si estuvieras animándote a mostrar más de ti, por ejemplo en canciones como "Secreto a voces". ¿Cómo definís hasta dónde llegar? ¿Qué cuestiones influyen en dónde ponés el límite?

—Yo no me imagino diciendo "hasta acá mi vida, esta puerta no la pueden pasar". ¿Yo que sé si no la pueden pasar? Capaz que hoy no, pero mañana sí, somos seres mutantes, vamos cambiando. Creo que el límite también tiene que ver con el estado de ánimo, y con esa pulsión que te lleva a hacer una canción y no otra. Y por supuesto que con la experiencia acumulada y la madurez. Las cosas que te van pasando a lo largo de los años van moldeando tu forma de ser, y eso también incide en cómo te exponés y qué exponés. Tampoco creo que yo exponga nada raro ni que sorprenda a nadie. Lo que muestro es genuino.

—Claro, pero más allá de que sea genuino, uno tiene pudores. Eso está siempre en conflicto en una obra.

—Yo no veo un límite claro, no en forma consciente en todo caso. Sí lo puedo asociar —esa mayor exposición— con lo físico, incluyendo el grado de desarrollo de mi voz en los últimos años. Siento que esa exposición también se ha hecho desde lo vocal, no sólo en cuanto a las letras. Es cierto que en este disco las canciones quizá muestren un poco más de mí, y eso se acompaña con cómo me planto físicamente para cantar, desde qué lugar. Estoy en un momento de búsqueda importante en el tema vocal, en el tema de la cantada, estoy estudiando. Desde entonces mi pecho, mi garganta, mi voz, tuvieron una apertura. Me estoy explayando, caminé un poquito más. Hay una relación entre la herramienta y lo que digo. Es una cuestión hasta de actitud. Si me veías hace unos años al momento de cantar estaba mucho más metida en mí misma, con los hombros para adentro, retraída, una posición que ya te habla de algo como introspectivo, con una pretensión mucho menor incluso. Ahora en cambio me estoy abriendo, proyectando. Me estoy incorporando diferente, buscando la manera de pararme para estar estirada, relajada, más cómoda. Ya no es sólo mostrar lo que hago, doy un paso más. Tengo que decir algo más.

—¿Y dónde nace la necesidad de subir a un escenario a cantar canciones propias, íntimas, ese deseo de protagonismo? Tiene que estar ese motor para que te subas ahí arriba.

—Sí, el mostrarte, la exposición. Lo que pasa es que el motor es la creación. Para mí hacer canciones es lo más lindo y lo más natural, una suerte de gema que me tocó tener, y que me encanta poder compartir. Obviamente hay un deseo y una necesidad personal. Pero creo que va más por el lado de pensar qué se puede generar en común al mostrarle una canción a otra persona, qué le puede mover al otro. Cuando alguien escucha una canción que le llega particularmente siempre se adueña un poco de ella, y siente que en algún punto pudo haber sido escrita para sí mismo, hace suya la historia. Eso, que yo viví desde siempre con las canciones de otros, me parece hermoso. Y poder lograrlo con mis propias canciones en otras personas es súper deseable también. Compartir el protagonismo, empatizar, que cada uno pueda vivenciar lo que estás contando, verlo, hacerse una imagen de eso. Ese es el deseo.

—¿Cómo te proyectás, dónde te gustaría estar en 15 o 20 años, cómo te gustaría madurar?

—En eso siempre hay decisiones acertadas y decisiones erróneas, es imposible de prever. Creo que la proyección más genuina sería, dentro de 15 o 20 años, dedicarme sólo a esto y seguir siendo honesta con lo que hago. Y eso para mí tiene que atravesar todo. No hacer algo para cuadrar, o para que te vaya bien: hacerlo porque realmente te conmueve, de alguna manera.

—¿Y qué querés que pase con tu música? ¿Pensás que alguna de tus canciones va a perdurar, que seguirá valiendo la pena ser escuchada en 20 o 30 años?

—No sé, las cosas son muy efímeras hoy. Hay canciones que perduran, es cierto. Pero si una piensa en el contexto actual, en la música como un mercado, y probablemente lo que está pasando es que las cosas no perduran. Salen productos que se consumen y se descartan. Lo mío no es la salida de ningún producto, es algo que nace desde el deseo de hacerlo. A mí me gustaría que llegara a las personas indicadas, las que por alguna razón tengan las antenas para incorporarlo, para hacerlo suyo y vivenciarlo. Porque llegarle a mucha gente quizá ni siquiera es necesario. Lo importante para mí es llegar a la persona adecuada, y eso tal vez sí tenga algo de atemporal. Puede ser hoy, o dentro de 20 o 30 años. Pero no sé decirte si alguna de mis canciones va a perdurar. Eso es imposible de saber, menos a esta altura de mi vida.

—Bueno, según. Uno quizá intuya que logró poner en palabras algo que representa a muchas personas. Hay puñados de canciones que trascienden, y eso es independiente de la edad, puede hacerlo un pibe de 18 años o un tipo de 50.

—Es cierto, Spinetta escribió "Barro tal vez" a los 15 años, Fernando Cabrera "Agua" a los 22, canciones hermosas que permanecen. Pasa que tiene que ver con algo hasta sociocultural, y demográfico, debe haber mil variables que definan que una canción pegue en determinada población en determinado momento, y que se mantenga. Ojalá me pasara, pero es algo tan difícil de imaginar.



miércoles, 3 de mayo de 2017

Ana Ribeiro Harta



El País


Hay una línea de camisetas femeninas que está teniendo éxito. Son negras, simples y confiesan a grandes letras el estado de ánimo de quien la lleva: “Harta”. Harta de ser buena, harta de estar harta, etc. En esta sociedad de vértigo, consumismo, individualismo exacerbado y desvanecimiento de todas las viejas certezas, se explica que tantas se sientan identificadas por el producto.

Mi hartazgo también existe pero aún no tiene camiseta. ¿Cómo sería la frase…? A ver si logro explicarme. Me agota lo políticamente correcto. Aquel día de 2008 en que la española Bibiana Aído dijo “miembros y miembras” creí que mi capacidad de asombro estaba colmada, pero lamentablemente Aído ha sido imitada e incluso superada. Sin entender que las reglas del lenguaje no expresan machismo ni discriminan, como bien se han encargado de explicar la Real Academia y cuanto buen profesor anda por allí.

Pero lo realmente preocupante es esa censura sutil pero criminal, que surge de las redes sociales (que, al igual que el lenguaje, son herramientas que pueden ser bien o mal usadas), multiplicando los enojos, los gritos, las rasgaduras de vestiduras, llamando inmediatamente a la acusación. Hay una satisfacción innegable en sumarse al bando que se arroga la corrección, la virtud, la vigilancia de todas las reglas. De ella deriva la velocidad con que -sin reflexión, sin dudas, sin apelar a ninguna forma de racionalidad o prevención- se lincha a ese “otro” acusado. Porque el efecto es ese: convertirlo en otro, despojarlo de toda virtud, no permitirle defensa alguna. Alinearse rápidamente en base a pocos indicios, los suficientes para conformar grupo, banda, partido, patota, clan de antipatía instintiva.

Da miedo, sobre todo, esa suerte de vigilancia colectiva que los diversos grupos montan, como si de guardias militares se trataran, para que nadie nunca en ningún momento deje escapar una sola palabra fuera de lugar. El lenguaje se ha dotado de filo y corta. Corta y mutila, porque una vez que se internaliza dicho miedo, la autocensura manda. La más terrible de las censuras, la de uno mismo. Algunos lo llaman “corrección política”, pero en realidad es algo más complejo, que va más allá del miembros y miembras o toda esa gama algodonosa del lenguaje. Llega al corazón del sistema democrático republicano y le enrostra su “¡Touché!”. Porque mata todo debate. Porque no se argumenta desde la razón sino desde la comodidad, desde el miedo, desde la mano que junta votos o desde la ceguera del que no se apea de sus viejos esquemas explicativos del mundo. Aunque sea evidente que están carcomidos, perimidos y tristemente encarnados en espantosas realidades a las que siguen llamando proyecto, revolución, utopía, paradigma.

Nos convertimos en militantes necios que celebran pequeñas victorias, sin ser capaces de ver la gran derrota. Porque hay una gigantesca pérdida cuando los matices son sustituidos por la dicotomía blanco-negro, nosotros-los otros. Cuando complejizar o cambiar de opinión se resuelve fácilmente con la palabra traición y es usada igualmente por izquierdas y derechas.

Creo que no preciso dar ejemplos ni citar casos, porque la pérdida de calidad del debate genera un olor inconfundible: el del azufre de la intolerancia.


sábado, 22 de abril de 2017

La agonía del Partido Colorado La crisis de 2002 y el golpe contra Jorge Batlle Por Alberto Grille


Caras y  Caretas



Cuando la crisis de 2002 estaba en su apogeo, Caras y Caretas dedicó dos tapas a un asunto de la mayor gravedad que venía olfateando y sobre el que tenía algunos elementos firmes. La primera se tituló “Halcones y palomas”; la segunda, directamente, “La conspiración”. Además, en los artículos de fondo se mencionaba a los conspiradores, Ramón Díaz, Juan Carlos Protasi, Jorge Caumont, Ernesto Talvi, Ignacio de Posadas, Conrado Hughes, el diario El Observador y los Peirano.

Denunciábamos que un grupo de economistas neoliberales y empresarios se había concertado en torno a la persona del doctor Ramón Díaz, y enfrentando a las ‘palomas’ de Jorge Batlle, como Alejandro Atchugarry, querían aprovechar el desastre nacional para cumplir su eterno objetivo de privatizar las empresas y los bancos públicos, golpeando puertas para que se diera un golpe de Estado que depusiera al presidente constitucional.

No sabemos a cuántos generales ni cuántos cuarteles visitaron, pero no fueron pocos, según algunas referencias. Sabemos, positivamente, que golpearon la puerta de Julio María Sanguinetti, que este los recibió (lo ha dicho más de una vez) y que en algún momento le preguntó al vicepresidente Luis Hierro López si estaba preparado para asumir la presidencia de la República, a lo que el esforzado militante batllista respondió: “Sí, señor”.

Todo lo que dijimos entonces, que nadie de izquierda ni de derecha denunció, fue confirmado más de dos años después por el actual director del semanario Búsqueda, Claudio Paolillo, en su libro Con los días contados (Colección Búsqueda, Editorial Fin de Siglo), publicado en agosto de 2004. Dice Paolillo que un día de mayo de 2002, “Sanguinetti le explicó [a Hierro López]: ‘lo que pasa es que tal vez tengas que agarrar la Presidencia en algún momento’. ‘Ah, ¿me preguntabas por eso? Yo me siento bien, con fuerzas y con la convicción de hacer las cosas que sean necesarias, si algo ocurre’, comentó Hierro. Sanguinetti insistió: ‘Pero ¿estás seguro? Mirá que tendrías que tomar medidas muy duras. Tendrías que cerrar bancos, echar gente, etcétera’. Hierro repitió que él se sentía firme, y que, si era por él, que no se preocupara”. Paolillo agrega que lo mismo le preguntaron a Hierro por esos días, en el Parlamento, senadores del Foro Batllista, y que volvió a hablar con Sanguinetti, esta vez para preguntarle por qué se planteaba ese tema.

“Sanguinetti se allanó entonces a explicarle el motivo de su planteo. “Mirá, hay un grupo de ciudadanos que sostiene que Batlle se tiene que ir de la presidencia y que tiene que asumir Hierro porque, aunque no sabe de economía, tiene el don de mando necesario como para estar al frente de situaciones como esta. Ellos creen que Batlle (que se había negado a los planteos del FMI [Fondo Monetario Internacional], como bien recuerda Protasi en su carta a Búsqueda) carece de ese don, o dicen que ya perdió esa facultad. Se están moviendo y alguno de ellos incluso me lo han venido a plantear a mí”, le reveló.

Esto que Sanguinetti y Hierro López manejaban no está previsto en la Constitución (salvo en la instancia de juicio político y llamado a elecciones anticipadas, que sí lo están, pero de eso nadie habló), se llama golpe de Estado, y con un episodio de este tipo, contra el presidente constitucional Manuel Oribe, nació el Partido Colorado en 1836.

Como el propio Jorge gustaba decir, Luis Batlle Berres decía que un presidente (“y más si es un Batlle) sale de la Casa de Gobierno el día que entrega el poder o con los pies para adelante”.

Esta buena gente hablaba de un golpe de Estado promovido, como se explica más adelante en el libro de Paolillo. Sobre los conspiradores sostenía que “tres o cuatro de ellos habían ocupado altos cargos en gobiernos anteriores, y en ese momento, todos trabajaban en estrecho contacto con el sector financiero […]”. Esas características les calzan exactamente a los nombres que mencionó, en absoluta soledad, Caras y Caretas.

Debo hacer la salvedad de que a Claudio Paolillo no le creo casi nada, máxime si lo escrito ensombrece la conducta de un ciudadano como Luis Hierro, cuya honestidad intelectual y su probidad nunca había sido puesto en tela de juicio. Si Luis Hierro lo negara, le creo a Luis Hierro.

Reconfirmando

Se acaba de editar el libro Jorge Batlle. El profeta liberal, del licenciado en Comunicación Bernardo Wolloch (Fin de Siglo, 275 páginas), que vuelve a confirmar el gravísimo episodio. Comienza citando a Paolillo y luego al propio Jorge Batlle: “Notorios economistas del Uruguay dijeron que había que cambiar al presidente, como si eso hubiera sido una solución. Siempre hay algún bobo ¿vio? pero no importa. Los países no se hacen con esos bobos”, citado de El Observador del 9 de julio de 2012.

Wolloch manifiesta que le preguntó telefónicamente a Julio María Sanguinetti: “¿Cuáles eran las propuestas concretas que tenían Ramón Díaz, Jorge Caumont, Álvaro Diez de Medina y Juan Carlos Protasi cuando lo visitaron con respecto a destituir a Jorge Batlle en mayo de 2002 –el trabajo de Sherlock Holmes fue posterior a la entrevista cara a cara.

–De ese tema no quiero hacer declaraciones, pero ya sabemos por dónde venía la mano – dice Sanguinetti”.

Todos sabemos que estos cuatro confirmados no son los únicos, ni mucho menos, que estuvieron en la conspiración. En el mismo libro de Paolillo se cuenta cómo un Jorge Batlle desesperado por la renuncia de Alberto Bensión fue a ver a su casa (¡a su casa!) a Ernesto Talvi para que aceptara el honor republicano de ser su ministro de Economía y Finanzas, y este no aceptó, aduciendo que era independiente y no tenía respaldo político. El Batlle desesperado también visitó a Carlos Sténeri (mantenido durante años por Sanguinetti en una embajada paralela en Washington, manejando nuestra deuda, con todos sus gastos observados por el Tribunal de Cuentas), para ofrecerle el honroso cargo de presidente del Banco Central, y este también rechazó el ofrecimiento, aduciendo razones de salud que felizmente no le impidieron seguir trabajando hasta ahora: después de ser alto funcionario del Ministerio de Economía de Danilo Astori, funge como asesor del estudio Posadas, Posadas y Vecino.

¿Porqué estos valientes caballeros no aceptaron esos cargos? Es muy difícil que no supieran de los plantes de golpe de Estado que encabezaba abiertamente Ramón Díaz (quien le dijo a la prensa que Batlle era incapaz de gobernar), pero el caso es que no lo denunciaron. Sería muy bueno –acaso lo sepamos algún día– saber cuántos estuvieron en el golpe de Estado y qué pasos dieron. Pero estos nombres son seguros.

En la edición de Búsqueda de ayer, jueves 20, tres de los nombrados, en sendas cartas, se refieren a “La crisis de 2002 y los planteos para la renuncia de Batlle”, nombre con el que se refieren al intento de golpe de Estado. Se trata del contador Juan Carlos Protasi (expresidente del BCU de la dictadura), el doctor Álvaro Diez de Medina (exembajador de Sanguinetti en Washington y muy cercano a Ramón Díaz y al Departamento de Estado estadounidense) y el economista Jorge Caumont. Ninguno de los tres niega rotundamente haber tenido conversaciones sobre la necesidad de sacar del medio a Batlle, operación que capitaneaba el “liberal” Díaz. Los mencionados prohombres del neoliberalismo usan mucho palabrerío, pero no niegan. Ese intento de golpe de Estado existió, y habría que investigar mucho más.

Ahora estamos viviendo el retiro de Juan Pedro Bordaberry de la política uruguaya, y el Partido Colorado va a recibir otro golpe fatal con las investigaciones del “Banco Nelson”, que llevan directamente al contador Humberto Capote. Los colorados están de duelo, cumpliendo el científico vaticinio de César Aguiar. El Partido Colorado se está extinguiendo a pasos acelerados.



viernes, 21 de abril de 2017

Causas y consecuencias del golpe en Venezuela Fernando López D’Alesandro



Columna de opinión.

La diaria

Fracasado el golpe tan anunciado, resta explicar las razones de un hecho plagado de contradicciones. Mientras la izquierda ortodoxa latinoamericana pierde el rumbo justificando con leguleyerías un intento de golpe de Estado, las derechas se rasgan las vestiduras en defensa del sistema demoliberal, olvidando sus recientes aplausos a los golpes en Honduras, Paraguay y Brasil. Llama la atención que ni la izquierda dura ni sus antagonistas nombren siquiera las causas estratégicas y económicas del golpe fallido, que fracasó por las divisiones internas del gobierno venezolano y por las presiones internacionales.

El nombre mágico es Arco Minero del Orinoco, una inmensa superficie de 220.000 kilómetros cuadrados que se dio en concesión a empresas chinas y rusas, tal vez a alguna estadounidense y, con certeza, a la canadiense Barrick Corporation para la explotación del coltán y otros minerales. En coordinación con esta operación, el gobierno, con el apoyo de sectores de la oposición, está vendiendo los pasivos de PDVSA para crear empresas de capitales públicos y privados. Y esa es la clave.

La sentencia golpista redactada por los jueces bolivarianos presentaba como justificativo la imposibilidad de crear empresas mixtas para la gestión petrolera y minera. La oposición trancaba la aprobación de una ley al respecto. Algunos legisladores seguramente lo hacían con el objeto de hacerle la situación más difícil al gobierno, otros simplemente no daban con el precio. Tanto en la oposición conservadora como en el gobierno de Nicolás Maduro, todo era una cuestión de porcentajes en la ganancia a repartir. Sin embargo, hay un factor de poder en esta interna que no está dispuesto a perder su tajada: las Fuerzas Armadas.

Desde hace tiempo los militares controlan el Arco Minero del Orinoco y otros yacimientos. Persiguiendo a los pueblos indígenas y desarrollando la represión en zonas geoestratégicas, las Fuerzas Armadas no hacen más que proteger sus intereses. En febrero de 2016 crearon la Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas (Camimpeg), que empezaría a asumir toda actividad extractivista. Son las Fuerzas Armadas y las empresas transnacionales que apuestan al Arco del Orinoco las que se reparten el poder y la capacidad de decisión en el país, pues quien controla los yacimientos controla el Estado. La renta petrolera fue, es y será la base de las decisiones de la política venezolana, y tanto la oposición como el gobierno buscan conservar la parte del león. Y ahora, además, se suman los minerales.

Los militares son el poder detrás del trono que no avaló la aventura golpista. Así, la intervención de la fiscal Luisa Ortega Díaz fue el detonante formal para “desgolpear”. Chavista comprometida, al declarar la inconstitucionalidad de la medida, Ortega Díaz fue la salvación ante el bochorno internacional, al que no estaban dispuestos a exponerse ni el ala democrática del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela ni los militares. Efectivamente, fueron los uniformados los que salieron a confirmar la elección de 2015 ganada por la oposición con 75%, obligando así al presidente a acatar el resultado. Hoy, controlando el petróleo, la minería y la estrategia de explotación, las Fuerzas Armadas no quieren caer en el desprestigio de la elite madurista, que parece tener los días contados. Son los militares y su ministro de Defensa, el general Vladimir Padrino, los que poco a poco ocuparán el espacio político que el decadente gobierno es incapaz de sostener.

Ahora la realización de las empresas es viable, pues la devolución de las atribuciones al parlamento “desacatado” se hizo a cuenta de que el Poder Ejecutivo y el Tribunal Supremo de Justicia mantienen la facultad de legislar el marco de empresas mixtas. Y quien dice hoy Poder Ejecutivo en Venezuela, dice Fuerzas Armadas. Así, el eje del poder de la revolución bolivariana se puso uniforme y charreteras, tomando el control de los minerales y del petróleo y transformando al presidente en una marioneta a la que obligan a “desgolpear” y a reconocer resultados electorales.

Como corolario del golpe, el Partido Comunista de Venezuela fue el único en denunciar el pacto gobierno-oposición a favor de la liberación de los precios, privatizaciones y entrega de tierras recuperadas. La represión en las calles responde a la crisis económica y social, sin duda, pero el origen de los enfrentamientos reside en la apropiación de la renta minero-petrolera por una elite, en la que juegan gobierno, militares y oposición, que no tiene ningún escrúpulo en liberalizar precios, privatizar y restituir el viejo orden terrateniente. Mientras tanto, las balas y los palos los reciben los que nada tienen en el país con las reservas petroleras más grandes del mundo.

Rumbo al circo Hoenir Sarthou:



Semanario Voces



Vivimos un tiempo en que la agenda pública está poblada por temas distractivos, que tienen por fin hacernos discutir y destinar tiempos legislativos e institucionales a asuntos menores e incluso falsos (como la supuesta discriminación en Coffe shop) y a supuestas soluciones legislativas que en realidad nada solucionan (como la creación del femicidio).

Lo grave es que esos temas conllevan la destrucción de principios sustanciales de la convivencia social tal como la conocemos. Estos dos casos lo demuestran. En ellos de ponen en cuestión dos principios fundamentales: la libertad de expresión, y la igualdad ante la ley.
Escribo este artículo sin expectativas, casi desinteresado de sus efectos prácticos, quizá por aquello de que ciertas cosas deben ser dichas sin importar los resultados.

Para un lector desatento, el tema de esta nota serán dos hechos recientes: el episodio de denuncia e intervención de la Intendencia respecto del establecimiento “Coffe shop” por reproducir en un pizarrón cierta frase de un personaje de una película de Tarantino; y la aprobación unánime por el Senado de una reforma al artículo 312 del Código Penal, por la que se incluye al “femicidio” como una variante de homicidio muy especialmente agravado (15 a 30 años de penitenciaría).

Sin embargo, de lo que realmente quiero hablar, lo que en verdad me parece importante considerar, es otra cosa. Un fenómeno cultural que se manifiesta en esos dos hechos pero también en muchos otros, a los que nos hemos ido acostumbrando casi sin notarlo.

El episodio de “Coffe shop” tiene ribetes grotescos, que serían humorísticos si no pusieran en evidencia la cruda mezcla de ignorancia, prejuicio y autoritarismo en personas que ocupan cargos públicos destacados, mezcla que, al parecer, comparte cierta parte de la población.

El decano Rodrigo Arim no tiene obligación de saber de cine y la Directora de Políticas Sociales de la Intendencia de Montevideo tampoco. En rigor, no tienen por qué saber de cine, ni de literatura, ni de filosofía, ni de ciencia política. Tienen derecho a ignorar esas y muchas otras áreas del conocimiento. En cambio, tienen obligación de conocer un poco la Constitución y algunas normas básicas todavía vigentes en nuestro país. Por ejemplo, deberían saber que la expresión del pensamiento es libre y que nadie debería ser sancionado por publicar ideas propias o ajenas, siempre que la publicación no configure por sí misma un delito o instigue a la comisión de delitos. Deberían saber que el derecho castiga actos, no la simple expresión de ideas.

La discriminación en el ingreso a un local comercial, para ser delito, debe materializarse en una política de admisión. Debería demostrarse que el local niega el ingreso a cierta categoría de personas para acusar y sancionar a sus propietarios. En este caso, la frase del personaje de Tarantino (“No se admiten perros ni mexicanos”) no era el anuncio de una política de admisión del establecimiento comercial. En otras palabras: el cartel sería una infracción a la ley si expresara un criterio efectivo de admisión arbitrariamente restrictivo, cosa que en este caso no ocurría. ¡Habría sido tan fácil evitar el incidente tan solo con preguntar en el local qué significaba el cartel y si realmente se prohibía el ingreso de mexicanos! Pero tanto el denunciante como los funcionarios intervinientes prefirieron prejuzgar que existía discriminación y desatar la persecución estatal y el linchamiento virtual del establecimiento y de sus dueños.

Como nota curiosa, el denunciante afirmó en Twitter que el propietario del local era norteamericano (lo que podría considerarse discriminatorio, además de a medias falso). Otra curiosidad es que ciertos locales comerciales, en los que actúan “estripers” masculinos, prohíben efectivamente el ingreso de público masculino, sin que eso haya alterado nunca a las autoridades departamentales o nacionales.

El otro episodio relevante es la aprobación en el Senado, por unanimidad, de la reforma del artículo 312 del Código Penal, para incluir a la figura del femicidio como un homicidio muy especialmente agravado, con pena de 15 a 30 años de penitenciaría, que contrastan con la de 20 meses de prisión a 12 años de penitenciaría para el homicidio común y la de 10 a 24 años de penitenciaría para los homicidios especialmente agravados.

La reforma tiene varios aspectos preocupantes. Uno es que crea una modalidad de homicidio en que la víctima sólo puede ser mujer y el victimario, aunque no se lo dice expresamente, sólo puede ser hombre. El uso de la expresión “el autor”, en lugar de “el autor o autora”, para referirse al victimario, así lo indica, sobre todo porque la misma ley usa expresiones como “hijas o hijos” cuando quiere abarcar a los dos sexos.

Otro aspecto preocupante es que la tipificación del femicidio, definido como causar la muerte de una mujer por motivos de odio o menosprecio a la condición de mujer, se convierte en un verdadero chicle, capaz de convertir en femicido a cualquier cosa. Así, de acuerdo al literal a) del artículo en la redacción propuesta, será prueba del odio o menosprecio a la condición de mujer “Que a la muerte le haya precedido algún incidente de violencia física, psicológica, sexual, económica, o de otro tipo, cometido por el autor contra la mujer, independientemente que (la omisión del “de” debe de ser una licencia legislativa) el hecho haya sido denunciado o no por la víctima”.

Esa definición amplísima de la violencia previa hace que toda muerte de una mujer por alguien que tenga alguna relación con ella (salvo que la mate un desconocido usando mira telescópica) pueda ser tipificada como femicidio.

En los debates previos sobre este proyecto se ha señalado hasta el cansancio que la creación de la figura del femicidio no prevendrá ni disminuirá las muertes por violencia dentro de la pareja. No lo ha hecho en ninguno de los países que la han creado y la aplican. No lo hace ni lo hará porque, como política legislativa, está equivocada. La violencia en la pareja o ex pareja no es una conducta racional ni especulativa. Y es falso que se funde en la idea de propiedad o de odio y menosprecio a la condición de mujer. Por lo tanto, tratándose de una conducta que suele cometerse en estados de alteración emocional y psicológica (por eso va acompañada con tanta frecuencia por el suicidio) de nada servirá ponerle a esa conducta un nuevo nombre ni asignarle una pena mucho mayor. Esto es tan evidente que ya nadie, ni siquiera las organizaciones feministas, defiende el proyecto alegando sus efectos positivos. Simplemente se habla de “emitir una señal” o, peor aun, se excita la reacción de rechazo que a todos nos producen esos asesinatos, para promover una respuesta irracional y a todas luces equivocada.

Además de ser inútil, la nueva figura penal consagra una distinción discriminatoria, por la que matar a una mujer pasa a ser penalmente más grave que matar a un hombre o a un niño. Es decir, se viola el principio de igualdad en un área tan básica como lo es la protección de la vida, sin ni siquiera poder sostener que se lograrán los resultados supuestamente buscados.

¿Por qué se vota por unanimidad en el Senado una disposición discriminatoria que, por añadidura, será ineficaz para lograr los efectos alegados?

Vivimos un tiempo en que la agenda pública está poblada por temas distractivos, que tienen por fin hacernos discutir y destinar tiempos legislativos e institucionales a asuntos menores e incluso falsos (como la supuesta discriminación en Coffe shop) y a supuestas soluciones legislativas que en realidad nada solucionan (como la creación del femicidio).

Lo grave es que esos temas conllevan la destrucción de principios sustanciales de la convivencia social tal como la conocemos. Estos dos casos lo demuestran. En ellos de ponen en cuestión dos principios fundamentales: la libertad de expresión, y la igualdad ante la ley.

Las soluciones buscadas, la intervención represiva de los organismos públicos en el caso de Coffe shop, y la aprobación del femicido por el senado, transgreden alegremente esos dos principios. Sin contar otros, como que los organismos públicos deben actuar dentro de sus competencias y no deben invocar faltas administrativas (por ejemplo, control de autorización de Bomberos) para castigar por razones ideológicas.

¿Cuál es el verdadero fondo del asunto?

Principios jurídicos como la libertad de expresión y la igualdad ante la ley son resultado de luchas centenarias contra el autoritarismo y la caza de brujas ideológicas. Quien crea que esos principios están asegurados se equivoca. Sólo un cuidadoso control sobre las autoridades puede evitar que esos vicios del poder reaparezcan.

Sin embargo, vivimos un tiempo en que los derechos esenciales, y los trabajosos mecanismos establecidos para garantizarlos, son sustituidos por corrientes emotivas que se erigen en leyes, arbitrarias e imprevisibles, como suelen ser las corrientes emotivas. Así, si me indigna la muerte de un caballo en la Rural, propongo prohibir las jineteadas, sin importar si la muerte es accidental ni cuántas personas vivan de esa actividad; si puedo exhibir mi amplitud mental persiguiendo a un imaginario norteamericano discriminador de mexicanos, claro que apoyaré que lo persigan, aunque la discriminación sea falsa; y si me indigna la muerte de mujeres, vale votar una ley aunque haga trizas el principio de igualdad y no sirva para impedir las muertes.

Lo que importa es mi emoción, no los resultados ni los perjuicios que ocasione el satisfacerla.

Resolver los conflictos humanos con soluciones racionales y equitativas es un largo camino. Si, cansados de ese camino dificultoso, decidimos sustituirlo por el libre juego de las emociones, acicateadas por la publicidad y el deseo de satisfacción inmediata, iremos en otra dirección.

Los linchamientos y el circo romano se basaron siempre en la satisfacción de las emociones primarias colectivas.






miércoles, 19 de abril de 2017

Saturación química. El peligro de la soja transgénica


 En Canelones se llevan recolectadas más de 13 mil firmas para prohibir el uso de soja transgénica para evitar la contaminación, según dijeron las periodistas Betania Núñez y Tania Ferreira del Semanario Brecha.



 espectador.com





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Saturación química

martes, 11 de abril de 2017

Casa de Filosofía denuncia “secuestro ilegal” de equipos y libros durante allanamiento



El colectivo Casa de Filosofía denuncia una “ofensiva policial y mediática” que tuvo un punto especialmente alto el martes, cuando la Policía allanó el local y se llevó detenidas a cuatro personas, que fueron posteriormente liberadas, sin cargos, por la Justicia. Los integrantes del colectivo denuncian, en una declaración a la que tuvo acceso la diaria, que mediante “procedimientos ilegales” la Policía sustrajo del local material de trabajo, como computadoras, cámaras de fotos, discos externos y libros. “Estos equipos son nuestras herramientas de trabajo, en ellos estudiamos, preparamos nuestros cursos y desarrollamos nuestros trabajos de investigación”, sostienen, y reclaman “del Poder Ejecutivo en la persona de su máximo representante, el Sr. Presidente Tabaré Vázquez, el reintegro inmediato de los instrumentos sustraídos”.
Casa de Filosofía es un espacio autónomo que se propone dar lugar a “distintas formas de sensibilidad y comprensión de la experiencia colectiva” promoviendo “una transformación de las condiciones que determinan las relaciones de poder y sus expresiones formales”. Esa autonomía, dicen, es la que los vuelve peligrosos a los ojos de un gobierno que “en la última década ha tendido a monopolizar todas las formas de la cultura estatizando las estructuras de la producción del arte y el pensamiento”. El colectivo rechaza lo que describen como una “política de emplazamiento institucional y de estigmatización mediática de distintas expresiones de la educación y el estudiantado”.
la diaria

Regulación: casi la mitad de choferes de aplicaciones no podrá seguir



Casi la mitad de los choferes que realizan transporte de pasajeros a través de aplicaciones como Uber, Easy o Cabify dejarían el servicio cuando estén vigentes todas las disposiciones de regulación establecidas por la Intendencia de Montevideo y la Dirección General Impositiva (DGI).
Redacción 180

AFP

La DGI aprobó una resolución que regirá a partir de abril en la que definió el régimen de tributación que tendrán los choferes, a lo que se suman los aportes que se realizarán al Banco de Previsión Social.

Los choferes pagarán 3.210 pesos por mes bajo el régimen de pequeña empresa, mientras no sobrepasen el tope anual de recaudación que actualmente es de 1.069.910 pesos. Además, el tope sube al doble si se paga con tarjetas o instrumentos de dinero electrónico.

Esteban Queimada, vocero de la Asociación de Conductores Uruguayos de Aplicaciones, dijo que estiman que el 40% de los choferes no podrá seguir cuando esto quede vigente. “No da por la tarifa que hoy manejamos, no da por la cantidad de costos que tenemos que correr solamente los choferes, numéricamente no da y de parte del Estado nos dijeron que iban a monitorear si es rentable, pero ¿cómo se monitorea? ¿cuándo se empieza? Si dentro de un mes vamos a tener que comenzar a aportar y dentro de seis meses tenemos que cambiar el auto”, explicó.

Queimada dijo que todas las aplicaciones arrancaron con modelos de autos de 2012 en adelante, pero hoy brindan el servicio con autos hasta de 2007.

La IM dio una prórroga para cumplir con una resolución que establecía que desde el 1° de marzo de 2017 los vehículos que operaran bajo la modalidad de aplicaciones informáticas no podían tener más de seis años de antigüedad.

El voceo de ACUA dijo que las empresas son conscientes del impacto que habrá y contó que algunas están dando mayores incentivos por conseguir choferes.

“Uber, por ejemplo, no solo creo un bono (como lo hacía antes) de 2.500 pesos por recomendar a otro chofer, sino que lo subió a 5.000 pesos y paga 120.000 pesos en caso de que sean 10 los choferes recomendados. La empresa es una de las que mejor maneja los números, esto dicho entre comillas, y sabe que va a quedar muchísima gente afuera por eso está premiando a los choferes por cada referido”, afirmó.

sábado, 8 de abril de 2017

The (South) Americans: la novelesca vida de una espía de la KGB en el Uruguay - Infobae



Se casó dos veces -una con un célebre escritor- pero no por amor sino porque se lo ordenaron los
soviéticos para encubrir su verdadera “profesión”. Infobae habló con un testigo de su vida en Montevideo.



 La tapadera de esta Mata Hari española -nacionalizada uruguaya- resultó tan efectiva que no fue sino en 1991, ya muerta la espía y "muerta" también la URSS, que se conoció su secreto. Podemos imaginar la sorpresa de los muchos amigos que "María Luisa" de Las Heras cultivó en el ambiente intelectual y político del Montevideo de la
década del 50-60 cuando Vasili Mitrokhin, un burócrata de la KGB, vendió a los ingleses archivos robados del servicio secreto ruso, y así se
enteraron de que esa respetable señora española, nacionalizada uruguaya y dedicada al comercio de antigüedades, era en realidad una espía a las
órdenes de Moscú, estalinista acérrima y mujer de armas llevar.

En su larga foja de servicios al Kremlin figuran actividades de policía soviética durante la Guerra Civil Española -incluyendo el horrendo episodio del secuestro y ejecución del sindicalista Andreu Nin-, la supervisión de los operativos para asesinar a León Trotsky en México, el lanzamiento en paracaídas tras las líneas enemigas durante la
Segunda Guerra Mundial, las transmisiones clandestinas por radio, el entrenamiento de otros espías… Y lo que interesa especialmente aquí:
más de quince años de residencia en la capital uruguaya dedicados a montar y brindar soporte operativo a la red de espías que la KGB desplegó en el continente americano.




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The (South) Americans: la novelesca vida de una espía de la KGB en el Uruguay - Infobae