El Ejército amenaza con intervenir ante la crisis política en Egipto
El País de Madrid
El Ejército egipcio le ha dado a los gobernantes del país un plazo de
48 horas para que respondan a las demandas de la ciudadanía egipcia o
ofrecerá su propia “hoja de ruta para el futuro”. Es la indicación más
clara hasta la fecha, desde que Mohamed Morsi
accediera al poder hace un año, de que las fuerzas armadas pueden tomar
de nuevo el poder, como hicieron tras la caída del régimen de Hosni Mubarak
en 2011. En un comunicado leído en televisión, el comandante en jefe
del Ejército, general Abdel Fatah al Sisi, dijo que las manifestaciones
del domingo “no tienen precedente” y que los políticos deben hacer caso a
las peticiones populares.
Cuatro ministros del gobierno presentaron además su dimisión este lunes en un gesto que se interpreta como de solidaridad con los manifestantes que el domingo protagonizaron un día de marchas multitudinario, como aquellos que forzaron a abandonar el poder a Hosni Mubarak en 2011, y que este lunes han seguido concentrándose en El Cairo, en la plaza de Tahrir y en las inmediaciones del palacio presidencial. El movimiento Tamarod (Rebélate en árabe) le ha dado al presidente Mohamed Morsi un ultimátum de un día para dimitir bajo la amenaza de iniciar una campaña nacional de desobediencia civil.
Los ministros dimisionarios son el de turismo, Hisham Zaazou; el de comunicaciones, Atef Helmi; el de asuntos legales y parlamentarios, Hatem Bagato, y el de medio ambiente, Khaled Abdel Aal. Los cuatro le presentaron sus dimisiones al primer ministro Hisham Qandil este lunes. El titular de turismo ya había intentado dimitir el mes pasado, cuando Morsi eligió a Adel al Jayat, exmiembro del grupo terrorista Gama Islamiya, como gobernador de la provincia de Luxor. La presión de los empresarios y los opositores obligó a Al Jayat a renunciar a su cargo siete días después de haber sido nombrado.
El grupo Tamarod le exigió este lunes a Morsi que dimita en un día, o se enfrentará a una campaña de desobediencia civil para formar su marcha. El colectivo, en un comunicado publicado en su página web, instó a las "instituciones del estado, incluidos el ejército, la policía y el poder judicial, a alinearse claramente con la voluntad popular a la que representan las multitudes". Tamarod dice tener ya en su poder más de 22 millones de firmas en las que pide la renuncia de Morsi. Si es cierto, y son válidas, son muchas más que los 13,2 millones de votos que Morsi obtuvo en las urnas.
Durante la rueda de prensa conjunta con el presidente de Tanzania, Jakaya Kikwete, en la localidad de Dar es Salaam, Barack Obama ha pedido a las partes implicadas en las protestas que "no contribuyan a incrementar la tensión" y ha asegurado que EE UU "está siguiendo de manera permanente" lo que ocurre en Egipto, informa Eva Saiz.
Los manifestantes han pedido que las protestas se mantengan pacíficas, pero en numerosos puntos del país ha habido enfrentamientos violentos entre partidarios y detractores de Morsi. En las protestas que comenzaron el domingo han fallecido ya 16 personas, y 781 han resultado heridas, según cifras del ministerio de Sanidad. Nueve de ellas fallecieron en El Cairo, en su mayoría en un asalto opositor, con piedras y bombas incendiarias, a la sede de los Hermanos Musulmanes en la capital. El resto falleció en las localidades de Alejandría, Beni Suef, Kafr el Sheij, Fayoum y Assiut.
Los manifestantes siguen en la plaza de Tahrir, coreando cánticos como “¡Vete!”, dirigidos al presidente. “El régimen traicionó la revolución. Morsi y los suyos gobiernan para ellos mismos, y no para el pueblo”, decía Ayman Galel, de 28 años, en la concentración. Muchos de los opositores muestran pancartas con la cara de Morsi tachada en rojo. Otros agitan muñecos con forma de borrego. “Simboliza a Morsi y a los Hermanos Musulmanes, son igual de duros de cabeza”, decía Sami Zeid, de 26 años, con una de esas figuras en la mano.
Frente al palacio presidencial de Heliópolis cientos de personas han levantado tiendas de campaña en las que dicen que van a vivir hasta que Morsi se marche. “Morsi no ha sido inteligente, porque ha hecho un gobierno sólo para los suyos, que no nos representa a todos. Si hubiera sido más listo, hubiera incluido a más personas en su gobierno”, decía Mohamed Najar, de 28 años, afiliado a Tamarod, mientras montaba una de esas tiendas. “Dice que representa al islam, pero no es cierto. El islam es más grande que los Hermanos Musulmanes, no es una excusa que se pueda utilizar para avanzar los beneficios de unos pocos”.
No muy lejos de la sede de la presidencia, los partidarios de Morsi seguían defendiendo, armados con palos, cadenas y porras, las inmediaciones de la mezquita de la mezquita de Raba al Adawiya, en el distrito de Ciudad Naser. Mostraban su indignación por la quema de la sede de los Hermanos Musulmanes en El Cairo. “Los opositores sólo buscan el caos, no respetan el liderazgo legítimo, a un presidente elegido por las urnas”, decía Ali Musalam, de 43 años, que controla la seguridad del recinto acotado por los partidarios del presidente. “Dice que tienen 22 millones de firmas, pero la mayoría son falsas. Inscriben a niños y se inventan números de identidad”.
“Desde que Morsi llegó al poder ha hecho cosas muy buenas por el país”, decía Yasir Said, de 30 años. “Egipto es un país oficialmente islámico. Está claro que desde el gobierno se debe avanzar el islam. Y hay que tener en cuenta que el islam es una religión de paz, de estabilidad. A eso hay que añadir que aquí sólo estamos defendiendo lo que las urnas eligieron democráticamente, nada más. El presidente Morsi ganó unas elecciones sin fraude, sin sospechas. Y los opositores deben respetar eso. Deberían evitar abrir una crisis tan grande en el estado”.
Cuatro ministros del gobierno presentaron además su dimisión este lunes en un gesto que se interpreta como de solidaridad con los manifestantes que el domingo protagonizaron un día de marchas multitudinario, como aquellos que forzaron a abandonar el poder a Hosni Mubarak en 2011, y que este lunes han seguido concentrándose en El Cairo, en la plaza de Tahrir y en las inmediaciones del palacio presidencial. El movimiento Tamarod (Rebélate en árabe) le ha dado al presidente Mohamed Morsi un ultimátum de un día para dimitir bajo la amenaza de iniciar una campaña nacional de desobediencia civil.
Los ministros dimisionarios son el de turismo, Hisham Zaazou; el de comunicaciones, Atef Helmi; el de asuntos legales y parlamentarios, Hatem Bagato, y el de medio ambiente, Khaled Abdel Aal. Los cuatro le presentaron sus dimisiones al primer ministro Hisham Qandil este lunes. El titular de turismo ya había intentado dimitir el mes pasado, cuando Morsi eligió a Adel al Jayat, exmiembro del grupo terrorista Gama Islamiya, como gobernador de la provincia de Luxor. La presión de los empresarios y los opositores obligó a Al Jayat a renunciar a su cargo siete días después de haber sido nombrado.
El grupo Tamarod le exigió este lunes a Morsi que dimita en un día, o se enfrentará a una campaña de desobediencia civil para formar su marcha. El colectivo, en un comunicado publicado en su página web, instó a las "instituciones del estado, incluidos el ejército, la policía y el poder judicial, a alinearse claramente con la voluntad popular a la que representan las multitudes". Tamarod dice tener ya en su poder más de 22 millones de firmas en las que pide la renuncia de Morsi. Si es cierto, y son válidas, son muchas más que los 13,2 millones de votos que Morsi obtuvo en las urnas.
Durante la rueda de prensa conjunta con el presidente de Tanzania, Jakaya Kikwete, en la localidad de Dar es Salaam, Barack Obama ha pedido a las partes implicadas en las protestas que "no contribuyan a incrementar la tensión" y ha asegurado que EE UU "está siguiendo de manera permanente" lo que ocurre en Egipto, informa Eva Saiz.
Los manifestantes han pedido que las protestas se mantengan pacíficas, pero en numerosos puntos del país ha habido enfrentamientos violentos entre partidarios y detractores de Morsi. En las protestas que comenzaron el domingo han fallecido ya 16 personas, y 781 han resultado heridas, según cifras del ministerio de Sanidad. Nueve de ellas fallecieron en El Cairo, en su mayoría en un asalto opositor, con piedras y bombas incendiarias, a la sede de los Hermanos Musulmanes en la capital. El resto falleció en las localidades de Alejandría, Beni Suef, Kafr el Sheij, Fayoum y Assiut.
Los manifestantes siguen en la plaza de Tahrir, coreando cánticos como “¡Vete!”, dirigidos al presidente. “El régimen traicionó la revolución. Morsi y los suyos gobiernan para ellos mismos, y no para el pueblo”, decía Ayman Galel, de 28 años, en la concentración. Muchos de los opositores muestran pancartas con la cara de Morsi tachada en rojo. Otros agitan muñecos con forma de borrego. “Simboliza a Morsi y a los Hermanos Musulmanes, son igual de duros de cabeza”, decía Sami Zeid, de 26 años, con una de esas figuras en la mano.
Frente al palacio presidencial de Heliópolis cientos de personas han levantado tiendas de campaña en las que dicen que van a vivir hasta que Morsi se marche. “Morsi no ha sido inteligente, porque ha hecho un gobierno sólo para los suyos, que no nos representa a todos. Si hubiera sido más listo, hubiera incluido a más personas en su gobierno”, decía Mohamed Najar, de 28 años, afiliado a Tamarod, mientras montaba una de esas tiendas. “Dice que representa al islam, pero no es cierto. El islam es más grande que los Hermanos Musulmanes, no es una excusa que se pueda utilizar para avanzar los beneficios de unos pocos”.
No muy lejos de la sede de la presidencia, los partidarios de Morsi seguían defendiendo, armados con palos, cadenas y porras, las inmediaciones de la mezquita de la mezquita de Raba al Adawiya, en el distrito de Ciudad Naser. Mostraban su indignación por la quema de la sede de los Hermanos Musulmanes en El Cairo. “Los opositores sólo buscan el caos, no respetan el liderazgo legítimo, a un presidente elegido por las urnas”, decía Ali Musalam, de 43 años, que controla la seguridad del recinto acotado por los partidarios del presidente. “Dice que tienen 22 millones de firmas, pero la mayoría son falsas. Inscriben a niños y se inventan números de identidad”.
“Desde que Morsi llegó al poder ha hecho cosas muy buenas por el país”, decía Yasir Said, de 30 años. “Egipto es un país oficialmente islámico. Está claro que desde el gobierno se debe avanzar el islam. Y hay que tener en cuenta que el islam es una religión de paz, de estabilidad. A eso hay que añadir que aquí sólo estamos defendiendo lo que las urnas eligieron democráticamente, nada más. El presidente Morsi ganó unas elecciones sin fraude, sin sospechas. Y los opositores deben respetar eso. Deberían evitar abrir una crisis tan grande en el estado”.
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