miércoles, 17 de julio de 2013

Internet deja expuesta una "invasión terrible"

Mordecki: Internet deja expuesta una "invasión terrible"

Espectador.com

17.07.2013 | 11.17

En diálogo con En Perspectiva el consultor de empresas en temas de usabilidad y estrategias en Internet, docente de la Universidad ORT, Daniel Mordecki, analizó la falta de privacidad en las comunicaciones personales a través de las nuevas tecnologías y como las grandes corporaciones de telecomunicaciones e Internet colaboran con los servicios de inteligencia y espionaje. "Vivimos en un frenesí de exposición que antes no había, y a la gente no le importa", señaló.
 
 
Mordecki: Internet deja expuesta una "invasión terrible"

En el mundo globalizado en el que vivimos, donde la tecnología ha ido ganando un espacio cada vez mayor en nuestra vida diaria, está quedando en evidencia que las comunicaciones personales ya no son privadas.

Las revelaciones del extécnico de la CIA, Edward Snowden, muestran algo que muchos sospechaban. Todas nuestras conversaciones a través de medios como el chat, el teléfono, los celulares, los correos electrónicos y casi cualquier otro medio de comunicación, pueden ser interceptadas, escuchadas y decodificadas por servicios de inteligencia de distintos países.

Sobre el alcance de estos hechos En Perspectiva conversó con el docente de la Universidad ORT, Daniel Mordecki, el cual comenzó afirmando que el caso Snowden “no dio grandes noticias en el ámbito tecnológico sino que sirvió para confirmar algunas cosas que ya se suponían”.

Los hechos publicados por Snowden “aportan popularidad al tema e introducen esta situación en la agenda política. Estoy seguro que Barack Obama no tenía previsto hablar del tema hace un tiempo, pero esta historia, con cierto tono épico por este exfuncionario de la CIA, impacta en el ámbito internacional y pone el tema sobre la mesa”, dijo.

“Espionaje hay desde siempre, los aztecas ya tenían espías, los ejércitos espían para obtener información, todos los sistemas que tienen datos son objetivos para poder obtener”, agregó.

Mordecki afirmó que hoy en día estas organizaciones “capturan volúmenes enormes de información, reconstruyendo a partir del tráfico cada uno de los mensajes” por el sistema Prism. Actualmente “no hay límites, la única frontera es encriptar los mensajes, codificándolos”.

El especialista recomendó a los usuarios de Internet leer los contratos al momento de activar una cuenta en la red, sea de correo electrónico o de cualquier otro sistema. En esos textos, “que habitualmente la gente no lee, se establece, por ejemplo en Google, que la propiedad intelectual de los mails es de la persona pero que se le otorga una copia a esta empresa que la puede usar ella o sus proveedores”.

También Google, a través de su servicio de Gmail, establece que “va a ser cuidadoso de la información que la persona proporciona, que no la va a distribuir sin autorización, salvo que sea sensible, dejando un panorama sumamente abierto”, añadió Mordecki.

A esto se suma el caso de Android, el sistema operativo de Google para los celulares, que, entre otras cosas, “graba la localización de GPS de la persona y las combina con la geolocalización de antenas de celulares y Wifi, enviando toda es información a Google que sabe donde la persona estuvo”, explicó.

“Todos estos servicios y prestaciones, que a priori son muy divertidos, a nivel de la privacidad, son una invasión terrible, legalmente no es espionaje porque la gente lo autoriza” pero “se convierte en seguimiento o archivo de la información del usuario autorizado por él, haciendo que los servidores que alojan esos datos sean un tesoro para los gobiernos y sus servicios de inteligencia”.

En EEUU las grandes empresas de telecomunicaciones colaboran con el trabajo de las agencias de espionaje “a través de de dos formas: por un lado vendiéndole herramientas” y por otro “entregando información de sus sistemas comerciales”.

Esto es más delicado aún “si se tiene en cuenta que desde el 11 de setiembre en EEUU se votaron dos leyes: una que indica que las agencias de seguridad pueden pedir información sobre las personas y los clientes sin que las empresas puedan negarse a darla y otra que les prohíbe hablar sobre esas conexiones y las formas en que se hicieron”.

“Hoy en día existe un frenesí de autoexposición de que lo que antes era privado es público y a la gente no le importa, lo disfruta. Es evidente que los problemas de privacidad a los grupos de trabajo o a las ONG les importan más que a los particulares. El tema es analizar las consecuencias que tiene esa actitud después”, sentenció.

1 comentario:

  1. Me alegro de que el contenido les haya resultado interesante.

    Daniel Mordecki.

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