Uno de cada cuatro uruguayos no accede a "bienes básicos de confort"
El País
En 12 departamentos y en 17 barrios
montevideanos se supera el promedio nacional de una de cada tres
personas con necesidades básicas insatisfechas. Artigas y el barrio
Casavalle es donde el porcentaje de habitantes con carencias es mayor.
Maximiliano Montautti
El Atlas demográfico y de la desigualdad del
Uruguay, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y
otros organismos -en base al Censo 2011- y presentado ayer mostró que
uno de cada tres uruguayos tiene al menos una necesidad básica
insatisfecha (NBI). En 17 (de un total de 62) barrios de la capital, los
porcentajes son mayores a ese promedio general.
El peor guarismo se verificó en Casavalle donde seis de
cada 10 habitantes tiene al menos una NBI. Lo siguen Villa García y
Manga Rural (con más de la mitad), Manga y Toledo Chico (47,6%), entre
otros. En la vereda opuesta están Carrasco (y Punta Gorda con apenas
3,7% y 3,9% (respectivamente) de sus habitantes con una NBI (ver
cuadro).
El informe señaló que a nivel nacional 1.068.000
personas (34% del total) tiene al menos una NBI. Esto corresponde a
347.700 hogares (30,7%). Dentro de los que no satisfacen sus necesidades
básicas, 20% tiene una, 8% dos NBI y 6% tres o más. Las NBI tomaron en
cuenta seis ponderadores compuestos por 10 indicadores.
Un ponderador es "Vivienda decorosa" con tres
indicadores: materialidad, espacio habitable y espacio apropiado para
cocinar. Otro ponderador que también contó con tres indicadores fue
"Artefactos básicos de confort", conformado por calefacción,
conservación de alimentos y calentador de agua para el baño. Los otros
cuatro ponderadores fueron abastecimiento de agua potable, servicio
higiénico, energía eléctrica y educación.
A nivel nacional, Artigas es el departamento con mayor
porcentaje de personas con NBI (54,4% del total). Fue seguido de Salto
con 49,4% y Rivera con 45,4%. Montevideo mostró el menor porcentaje:
26,8% (ver gráfico).
Al considerar los diferentes indicadores, la
carencia crítica que combina el acceso a bienes básicos de confort (los
que permiten calefaccionar la vivienda y el agua y conservar los
alimentos) es la que presenta el mayor guarismo (23% tanto en hogares
como en personas), seguido en importancia por un indicador combinado de
vivienda decorosa (en el cual se consideran los materiales, el
hacinamiento y la disponibilidad de espacio adecuado para cocinar); esta
carencia alcanza a casi el 11% de hogares y personas.
El ministro de Desarrollo Social (Mides), Daniel
Olesker (uno de los presentadores del informe junto al subdirector de la
Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Jerónimo Roca), señaló que los
resultados del estudio van en línea con una necesidad ya definida por su
cartera de trabajar en zonas con mayores niveles de pobreza aplicando
políticas vinculadas al acceso a la vivienda, la salud, la educación o
la llegada de servicios como el agua potable o la energía eléctrica.
A su turno, Roca expresó que hay un paquete de
bienes y servicios que "sí o sí" deben llegar a la población en una
cobertura universal que debe estar a cargo del gobierno.
"El NBI es un buen referente para marcar hacia dónde
van las políticas públicas y especialmente las sociales. La izquierda
tiene que ir claramente hacia un universalismo básico en educación,
salud y vivienda", aseguró.
Agregó que las "transferencias monetarias" (a
familias de bajos recursos) no suplantan a la política social; sino que
son herramientas que el gobierno adoptó para atender situaciones de
emergencia social (como ocurrió luego de la crisis de 2002) o para
atacar núcleos duros de pobreza. "Las transferencias fueron el primer
paso para llegar a lugares donde el Estado de la década del `90 se había
ido. Fue un instrumento útil para llegar volver a entrar a esas áreas y
promover luego políticas activas en educación, salud y vivienda para
completar la inclusión social", sostuvo Roca.
Etnias.
Entre los afrodescendientes, el 51,3% tiene al menos
una NBI, la población indígena en esta situación es el 36,2%, la
asiática o amarilla el 35,6% y la población blanca el 31,9%. La
diferencia entre la población afrodescendiente y la población blanca con
al menos una NBI es de casi 16 puntos.
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