“UN MUNDO SIN FÚTBOL SERÍA TERRIBLE. NO LO QUIERO IMAGINAR”
Por G. Pose y A. Mérida
Ha empezado la Liga, ¿la vida recobra su sentido?
No
estoy seguro de que la vida tenga algún sentido, pero sí creo que
cuando vuelve la Liga reaparece el suspense de la vida, regresa el
thriller, porque la vida sin fútbol es como unas vacaciones, un extraño y
lánguido paréntesis.
¿Qué sensaciones le provoca el fútbol?
Debo
confesar que no soy seguidor de ningún equipo. Este distanciamiento me
acarrea muchos problemas. Cuando me hacen entrevistas suelen preguntarme
de qué equipo soy, sobre todo fuera de España, y cuando les digo que no
soy de ninguno cambian su trato y me miran como si estuviera enfermo,
como si fuera alguien despreciable, y la entrevista demarra por otros
caminos y deja de ser tan humana como estaba siendo hasta ese momento.
Por nosotros no se preocupe, le queremos igual.
Gracias
pero quiero decir que me gusta el fútbol como juego, me gusta ver un
gran partido y en ese momento disfruto mucho y me da igual quién gane.
¿Y cómo asiste a ese escenario en el que se mueven tantas pasiones y tanto dinero?
Es
un mundo especial, mejor dicho, es una religión universal, la gente
cree en el fútbol y lo adora como a un dios. Por ejemplo, Messi es dios
El Messias. Curiosamente, a este Papa nuevo argentino le ha faltado
tiempo para recibir a su admirado paisano Messi. Es decir, el
representante de Dios en la Tierra ha recibido al Mesías. El fútbol es
una religión y es impresionante cómo las estrellas son hoy los seres más
populares del planeta.
¿Y eso le inquieta?
No,
pero es interesante e históricamente importante y creo que falta un
análisis serio y profundo sobre el fenómeno que es el fútbol. Hay muchos
escritores e intelectuales que han escrito sobre fútbol, pero echo de
menos un análisis riguroso, político y económico sobre el asunto. Creo
que el hecho cultural que más globaliza al mundo es el fútbol.
¿Tiene que ver eso en la necesidad del ser humano de sentirse parte de algo, en este caso hincha de un equipo?
Es
posible, por eso yo a veces me siento algo extraterrestre. En una de
mis canciones, "¿Qué me pasa doctor?", hablo sobre ello y cuento que no
tengo móvil y no tengo no sé cuantas cosas más y que no tengo ni equipo
de fútbol, pero la cuestión que planteo es que me siento feliz y casi
pido perdón por ello. Vivimos en el siglo de la soledad más profunda,
estamos cada vez más solos y el hecho de pertenecer a un equipo te salva
de ese aislamiento, por eso el fútbol es una fórmula liberadora que
ayuda a sobrevivir en este mundo cruel. Es una terapia muy aceptable.
Descargas adrenalina, emociones. Desahoga mucho. Un mundo sin fútbol
sería terrible, no lo quiero ni imaginar.
¿Cuántas veces ha ido a un estadio a ver un partido?
La
verdad es que sólo he ido una vez, exactamente al campo del Las Palmas.
Caí por allí y me invitaron. Y desde la tribuna lograba entender algo
el desarrollo del juego, tenía una visión adecuada, con perspectiva,
pero lo que no me explicaba era cómo desde abajo, a ras de césped, los
jugadores podían enterarse de algo, y los entrenadores, mucho menos. Eso
me parecía milagroso.
¿Qué le parece la trascendencia suprema que tiene la figura del entrenador.
Creo
que se la da más importancia de la que tiene. Está siendo más
importante que el futbolista y eso no lo veo bien. Guardiola es más que
Dios y Mourinho, más que el demonio y los jugadores aparecen como meros
invitados del asunto. Pienso que por muy buen entrenador que seas si no
tienes buena plantilla no va a ocurrir nada. La función del entrenador
está sobrevalorada. Si no hay Messis ni Cristianos, eso no marcha igual.
¿Y si pudiera elegir, qué sería: futbolista o entrenador?
Sin
ninguna duda, entrenador. No tienes que recorrerte todo el campo detrás
del balón. Estás en tu banquillo, de vez en cuando te asomas, te luces,
te dejas ver, haces cuatro aspavientos, pegas unos gritos y sabes que
eres el foco de todas las cámaras, eres la estrella. Y, además, muy bien
pagado. Eso, Guardiola y Mourinho lo hacían muy bien.
Todo es ponerse.
Quién
sabe, pero hablo en serio. Quiero dejar claro que aunque no sea hincha
de nadie el fútbol me gusta mucho, y disfruto viendo un buen partido
aunque no me importe el resultado. Y creo que me gusta bastante más que a
los que son fanáticos.
¿Qué factor cree decisivo en el fútbol?
Sin
duda, el azar. En el fútbol el azar influye en un porcentaje muy alto. Y
eso es lo que engrandece a este deporte, que no es del todo previsible.
Que la pelota se desvíe un centímetro de más o de menos puede cambiarlo
todo. Eso me gusta mucho, porque la vida es puro azar. Ahí están las
quinielas, yo he llegado a acertar doce echando los dados.
¿En algún momento ha percibido algún ramalazo romántico en el fútbol?
Pues sí, ahora que lo dices durante una época me sentí muy cercano al Carboneras.
¿Cómo?
Sí,
sí, al Carboneras, de Almería. En un año no ganaron un solo partido y
decidí apoyar a ese equipo. Ni siquiera las familias de los jugadores
iban al campo a verles. En un reportaje en televisión mostraron las
taquillas del vestuario y las tenían llenas de estampitas de vírgenes,
no tenían dinero ni para pagarle al árbitro. Me producían tanta ternura
que me dije: este es mi equipo. Ahora no sé cómo van, pero desde aquí
les envío todo mi cariño.
¿En sus viajes ha notado que le tratan de otra manera desde que España es campeona de Europa y del mundo?
Notas que España tiene más peso, hay un cierto respeto, pero no mucho más.
El fútbol ya no sólo es cosa de hombres, ¿cómo ve que haya cada vez más mujeres apasionadas de este deporte?
Está
muy bien, sobre todo porque ya será más natural ver un partido en casa
por la tele. También tiene que ver que ahora los futbolistas son más
guapos, parecen estrellas de cine, antes eran de aspecto más recio y
tosco. Ahora son todos modelos y han sustituido al ídolo rockero o
actor.
Hay músicos, como Calamaro, que han escrito canciones a futbolistas, ¿usted a quién le dedicaría una?
Quizás
se la haría a algún jugador que hubiera sufrido una desgracia jugando.
Me impresionó mucho la muerte de aquel jugador del Sevilla (duda).
¿Puerta se llamaba, no? y a otro del Espanyol. Eran jovencísimos,
estaban al comienzo de sus carreras y un maldito accidente lo entierra
todo. De hacer alguna se la haría a ese perdedor absoluto.
¿Se
ha planteado la razón por la que España es tan buena en muchos deportes
de élite mientras que en otras disciplinas no estamos tan finos?
Es
muy curioso, sí. No sé, en algo teníamos que despuntar porque no es un
país muy obsesionado con la competitividad, ni tenemos un exagerado afán
por la disciplina. Es una contradicción que no entiendo, pero bueno es
que así sea.
A
todo esto no le hemos preguntado nada sobre su gran oficio de artista.
¿Cómo va la gira de su último disco 'El niño que miraba el mar'?
Es
una de las obras que más me emocionan. En un par de semanas me espera
un largo viaje por Sudamérica, pero, sobre todo, quiero que pase muy
rápido el mes de septiembre porque en breve cumplo 70 años y me parece
muy fuerte.
Es
un disco que incluye una película de animación que se llama 'El niño y
el basilisco', un viaje impactante a través del tiempo.
Queda
claro en la película que el paso del tiempo nos hace verdugos de
nosotros mismos, nos convierte en monstruos por supervivencia. O te
conviertes en un personaje monstruoso o te devoran los otros monstruos.
Esto es una selva. La vida te enseña que ir de bueno es muy malo. Nos
convertimos en basiliscos y devoramos al niño que fuimos. Sólo cuando
nos enamoramos recuperamos a ese niño que miraba el mar.
Tiene escrito que la cultura y el amor es lo único que nos salva del desastre.
A
mí me resulta imposible pasar por la vida sin tener curiosidad y la
cultura no es más que eso, curiosidad por conocer el invento este en que
nos han metido sin pedirlo. Y una manera de salvarte es perder la
cabeza y la razón gracias al estado de enamoramiento. Vivir ese estado
de gracia que enseguida se desgracia te hace olvidar el resto de las
miserias. Todo tiene sentido cuando estás enamorado.
¿Le obsesiona el paso del tiempo?
No
es tanto una obsesión pero sí una certeza advertir que existe algo que
antes no existía, que es el tiempo. Sobre todo la sensación de que esto
se acaba, y como hay un montón de cosas que no he hecho, o que las tengo
a medias, me produce desasosiego no rematar.
Cumple ahora 70 años, ¿qué cree que le queda por ver?
Espero
que sea algo muy distinto a lo ya visto porque lo que he visto no me
gusta nada y temo que lo queda por ver sea bastante peor. Este es un
mundo muy feo y espero que el ser humano encuentre el sentido de su
propia vida.
Para acabar, ¿se atreve a explicarnos lo que es un fuera de juego
Luego, en los postres.
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