Impacto en la inflación superó a la suba de combustibles en últimos 12 meses
Las rondas de mates serán cada vez más costosas y la tendencia al alza en el precio de la yerba se mantendrá hasta por lo menos fin de año, según loos importadores consultados, cuando el kilo de la infusión cueste cerca de $ 150.
En lo que va de setiembre, el costo del principal insumo del mate aumentó más de 9% y en los 12 meses el incremento alcanzó a 46%, en base a datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Solo en agosto pasado la suba había sido de 15% en relación al mes anterior.
De acuerdo a importadores consultados, el precio al público de la yerba todavía tiene margen para seguir aumentando, y la previsión es que se encarezca otro 30% para fin de año. De esa forma, cada kilo costará unos unos $ 148, frente a los $ 114 actuales según sondeos realizados por El Observador.
Germán Alvez, jefe de ventas de Molinos Puristas –importador de la yerba Del Cebador–, dijo que el costo del producto aumentó 9% en la última semana y que los precios “están subiendo constantemente”, y lo seguirán haciendo por los próximos meses. “De aquí a fin de año aumentará 30%. En Brasil (de donde proviene el 95% de la yerba que consume el uruguayo) la yerba ya sale $ 150 y continúa subiendo”, explicó Alvez. Añadió que tienen menos rentabilidad con este producto pero que las ventas aún no se vieron resentidas. “No le ponemos dramatismo”, indicó.
“Va a seguir subiendo, lamentablemente”, confirmó, por su parte, Pablo Tasende, gerente de la Unidad de Alimentos de Carrau y Cía, empresa que importa la yerba Sara. “No es por causa nuestra, nosotros también estamos sufriendo este impacto”, agregó. Tasende hizo el mismo análisis al calcular en 30% el aumento del precio de la infusión para diciembre. “De acá a fin de año va a seguir aumentando y luego va quedarse quietito un rato, y en julio-agosto, con la nueva zafra, se verá”, comentó. “Tratamos de hacerlo (la suba) de forma lenta. No hay alternativa”, complementó Tasende.
El precio de la yerba se disparó en la primera semana de agosto. El kilo de Canarias, la más popular de las marcas, pasó de valer $ 89 a $ 105 en las principales cadenas de supermercados, lo que significa una suba del 18%. Al cabo de la primera quincena de setiembre, esa yerba ya se comercializa a $ 114, un valor similar al resto de las marcas. La marca Baldo, que también es importada por Canarias, cuesta hoy $ 113, al tiempo que Del Cebador se ubica en $ 114 y la marca Sara en el entorno de $ 109, según los precios sugeridos por los importadores y lo que se registra en los puntos de venta. Otras yerbas compuestas, como es el caso de Canarias Natural Serena está en $ 125 el kilo.
De acuerdo a cifras del Área de Defensa del Consumidor del Ministerio de Economía y del Instituto Nacional de Estadística (INE), el precio promedio de mercado del paquete de un kilo en diciembre pasado era de $ 78. Había algunas yerbas que incluso valían menos.
El aumento de la yerba explicó en los 12 meses a agosto 0,34 puntos porcentuales de la inflación registrada, que fue para el período de 8,86%, según cálculos de la Unidad de Análisis Económico de El Observador. Incluso, el impacto en el indicador de precios es superior al ajuste de los combustibles –nafta y gasoil–, que en el último año móvil explicaron dos décimas de punto porcentual en la inflación.
La “culpa” la tiene Brasil
El aumento del costo de la yerba viene de una nueva realidad que existe en los campos de Brasil, donde se encuentras las plantaciones que abastecen a Uruguay. Los productores de yerba están cambiando por la soja y esto ha incidido en que existe menos oferta en el mercado. Además, según Alvez, por ser un producto importado se ve afectado también por la suba del dólar.
“En Brasil pasarán un par de años para que vuelvan a apostar por la yerba, porque es más rentable que la soja. Pero el proceso para volver a plantar yerba es más lento, hay que plantar un árbol y esperar que crezca”, comentó el jefe de ventas de Puritas.
Tasende detalló que una nueva normativa ha hecho que los productores pusieron en blanco a los cosechadores de los campos de yerba, además del deber de brindarles beneficios laborrales como instalación de servicios sanitarios en las plantaciones, alimentación y transporete hacia los campos. “Eso encareció el costo de la materia prima e hizo que desalentara a empresarios a mantener este negocio, y así empezaron a plantar soja”, explicó el hombre de Carrau y Cía.
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