sábado, 14 de septiembre de 2013

Un niño uruguayo prodigio A los 10 años fabricó su primer robot.

 Esta semana salió primero en un evento 

Con tan solo 13 años, Pedro Sales es el niño prodigio de la robótica uruguaya. El adolescente ganó un evento de Sumo Libre (deporte de robots) compitiendo contra seis rivales: de bachillerato, UTU e incluso Facultad de Ingeniería.
Pedro Sales construyó su primer modelo en 2011. Foto: Julio Barcelos
Juan Pablo De Marco
 
 El País

Su estrategia fue letal. Robotic Brik, el robot de Pedro, avanzaba y decodificaba a su oponente, lo levantaba en su rampa delantera y lo lanzaba fuera del terreno. Los rounds podían ser de tres minutos, pero en la mayoría de los casos no superaron los 30 segundos.
En diálogo con El País, Pedro contó cuál fue la receta para avasallar a sus contrincantes: "El hecho de que mi robot tenga una rampa significa que puede dar vuelta a los otros robot. (…) Se suben a la rampa, me dan más peso a mí y ellos pierden tracción. Entonces los puedo empujar". Además, su programación "no es tan compleja", ya que "solo" le puso un sensor que cuando no detecta nada, gira, y si detecta algo, avanza.
Pedro tiene 13 años pero la pasión por la electrónica afloró cuando era más pequeño. Le daban un juguete electrónico y lo desarmaba para ver cómo funcionaba por dentro. Su tío -el único ingeniero de la familia- fue quien le regaló su primer soldador de estanio para confeccionar robots.
A los 10 años fue a su primer evento de Sumo, en la Facultad de Ingeniería y quedó "fascinado".
El sumo de robots es un deporte en el cual dos robots luchan por quitarse mutuamente de un círculo. Esa es la propuesta de Sumo.uy un evento que realiza la Facultad de Ingeniería desde el año 2004.
En 2011 Pedro volvió a ir y presentó allí su primer "seguidor de línea", un robot que debe ser fabricado para que, de manera autónoma, persiga una raya negra sobre una superficie blanca.
El aprendizaje constante marca el rumbo de Pedro, quien contó que su papá lo motiva mucho para que siga desarrollándose. "Mis padres están muy contentos de que me pueda dedicar a algo que me gusta, que desarrolla mucho la creatividad y el razonamiento", precisó.
En el liceo -asiste a segundo en el Colegio Seminario- no le han enseñado nada sobre la temática. "Todo lo aprendí solo, con internet", aseguró. Para complementar, hace dos años realizó un curso de programación y el año pasado uno de Arduino, una plataforma para crear programas informáticos.
Hoy destina sus fines de semana a producir robots. Los realiza con un conjunto de piezas de la marca Lego, que le compraron sus padres a US$ 450 en Buenos Aires. "Cuando hay un evento como el de sumo, las semanas anteriores me dedico casi todos los días (a fabricarlo). En el caso del robot sumo, lo más difícil es la programación y el diseño, porque el armado se hace en una hora o dos", manifestó.
"Pedro es un alumno estrella", enfatizó Rodrigo Dearmas, docente y organizador de Sumu.uy, cuya décima edición finaliza hoy. La competencia de Sumo Libre que ganó Pedro fue una de las ocho categorías que tuvo el certamen.
El premio del evento consistió en un certificado, una medalla y un libro sobre robótica. "El torneo es más bien para divertirse", afirmó el adolescente. Y también para producir más y mejores robots.
Dearmas contó que Pedro busca "perfeccionarse año a año". Viene creciendo en categorías desde 2011 y en la de esta semana fue el más chico: compitió ante alumnos de 5° y 6° de liceo, un estudiante de la Facultad de Ingeniería y otro de UTU.

Futuro.

Pedro tiene claro lo que quiere y va por pasos. "Creo que hay un taller de robótica en el colegio para los últimos años de Secundaria, pero me gustaría entrar antes", aseguró. También "cree" que sus profesores "se van a sorprender" cuando les diga cómo le fue en el evento de sumo.
Luego, cuando llegue a facultad, quiere estudiar ingeniería informática y profundizar en la robótica. Después, piensa participar "en otras competencias a nivel internacional", manifestó.
Pero no solo se queda con los robots. Ahora se involucró en el aeromodelismo, un deporte-ciencia que consiste en el vuelo de aviones reducidos que imitan a los reales. "Ya tengo uno y estoy armando otro desde cero por partes, que luego pienso automatizar", detalló. El niño prodigio sobre la robótica en Uruguay ya ganó una competencia y va por más en el futuro.
Dearmas contó que la robótica educativa es un fenómeno que existe desde principios de la década de los 80 y que no tiene como objetivo que los alumnos "sean expertos" en el tema, sino que se motiven para aprender. La Facultad de Ingeniería busca así enseñar ciencias básicas a estudiantes a través de talleres de armado de robots.

ENTREVISTA

Desde los 10 años armando robots

¿Qué te motivó a realizar robots?
Desde chico siempre me gustó saber cómo funcionaban las cosas y, cuando fui al (evento de) sumo robótico quedé fascinado. Anteriormente, había hecho cosas con electrónica básica.
¿Cuándo armaste tu primer robot?
Lo hice en 2011. Era un seguidor de línea. Lo soldé sobre una placa perforada y tenía un circuito lógico, sin programación alguna.
¿Cómo sería tu robot ideal?
Depende para qué. En el sumo sería un robot con un peso cercano al límite, con motores que tengan fuerza para mover su peso y el del oponente. Además, que tenga todos los sensores de distancia posibles para detectar al rival fácilmente. Si es un desafío de velocidad, sería un robot con motores más potentes.
¿Cuánto tiempo dedicás a la robótica?
Generalmente los fines de semana hago algún robot con el kit de Lego Mindstorms NXT. Cuando hay un evento, como el de Sumo.uy, las dos semanas anteriores me dedico casi todos los días a fabricarlo.
¿Qué te dicen tus profesores?
Le he comentado a algún profesor sobre los robots que he armado, pero creo que se van a sorprender cuando se enteren del resultado del evento de sumo. Creo que hay un taller de robótica en el colegio para los últimos años de secundaria, pero me gustaría entrar antes.

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