jueves, 10 de octubre de 2013

¡La UPM que nos parió! por Lilly Morgan Vilaró





                           Escritora,fotógrafa, periodista Lilly Morgan Vilaró


El canciller argentino, Héctor Timerman, con la simpatía, don de gentes y buena onda que le son habituales, nos comunicó a los rioplatenses, que su gobierno ha decidido no dar a conocer el resultado final de los análisis realizados por científicos argentinos, que indicarían el grado de contaminación del río Uruguay, producida por la planta pastera de UPM. (Ex Botnia). La razón esgrimida por el jefe de la diplomacia de mi país, es que el gobierno de mi otro país, Uruguay, no ha publicado los resultados hechos por científicos uruguayos y canadienses.
Esto podría llegar a significar, para mi, dos cosas:
  1. Si Argentina asegura que UPM contamina, la mejor manera de demostrarlo es dando a conocer los análisis que así lo prueban. Si no lo hacen, sospecho que es porque los análisis no dicen eso. Y como a Timerman no le debe gustar que lo tilden de mentiroso, y tiene razón, a nadie le gusta eso, prefiere no mostrarlos.
  2. Con todo respeto, Héctor querido, la razón esgrimida:- “porque Uruguay no publicó los suyos…”- es un tanto infantil. Te faltó decir: -“Y por lo tanto no vamos a jugar más…¡ahhh, y me llevo la pelota!”
La duda que me queda, en este último punto, es si los políticos que nos gobiernan son un tantín infantiles, o nos están tomando de hijos a nosotros, los gobernados. Y esto va para los políticos de ambas márgenes del río de la Plata. Y por diferentes razones que no voy a desmenuzar acá. Que ese artículo es sobre la UPM que nos parió, y no quiero mezclar la hacienda.
La otra cosa que dijo Timerman en su escueto comunicado de prensa, y para variar, sin permitir preguntas a los periodistas presentes, fue que si Don Pepe daba marcha atrás en su decisión de permitir el aumento de producción de la pastera, Doña Cristina daría marcha atrás en su decisión de acudir nuevamente a la Corte Internacional de la Haya.
Eeehhhh….bueh, otra vez se me ocurren dos cosas sobre esta información:
1) ¿No irían a la Haya de puro buenos que son y para premiar el buen comportamiento y obediencia de Pepe? O no irían a la Haya porque saben que probablemente la corte fallaría nuevamente a favor de Uruguay?
Porque Cristina ha demostrado saber manejarse muy bien en temas que requieren una decisión jurídica a nivel internacional. Y lo ha utilizado con bastante éxito. Se me ocurre que su equipo asesor en cuestiones legales, le debe de haber desaconsejado esta medida.
Me parece que esta propuesta-amenaza, les puede salir mal.
Qué pasará si Pepe se pone en viejo terco y no da marcha atrás? Van a tener que ir a la Corte sí o sí, para no perder cara, como dicen los japoneses. Y arriesgar, más allá de una espera de 4 o 5 años, un fallo desfavorable de la Haya. Bueh…allá ellos.
2)Si yo fuese el canciller Timerman, y aclaro por si las moscas, que no lo quiero ser ni en estado etílico, es decir, yo, no el canciller, me negaría a hacer el papel de un mero locutor o portavoz del gobierno. Eso de salir ante la prensa, convocada especialmente para la ocasión, y leer, con cara de traste, un comunicado cortito y retirarse sin aceptar ni responder posibles preguntas, es medio como denigrante. Le quita cargo al cargo. Al fin y al cabo, es el jefe del cuerpo diplomático argentino. ¡Aunque muchos no puedan creerlo! Por ejemplo yo, que me lo cuestiono cada vez que lo escucho hablar. Creo que hasta preferiría que hubiesen puesto de canciller al polémico Guillermo Moreno. Tan desprovisto de buenos modales como Timerman, pero al menos es más simpático, y cada tanto sonríe, salvo cuando anda haciéndose el matón por ahí, asustando a los inocentes grandes empresarios argentinos.
Por el otro lado, o sea, para el lado de Gualeguaychú, sigo sin entender por qué los asambleístas ponen el grito en el cielo (y en el puente) por la contaminación que produce la planta de UPM. Porque seamos honestos, contaminar, contamina. No en el grado que dice el gobierno argentino, remember: sin mostrar las pruebas que lo acrediten, y probablemente mucho menos que la contaminación que producen las 7 pasteras argentinas que largan sus deshechos en el río Paraná, pero contaminar, contamina. Y si fuese por mí, no habría pasteras ni allá ni acá. Porque prefiero el agua sin fósforo y otras porquerías. Ni mucho ni poquito. Me gusta tal cual la hizo la madre naturaleza.
Pero no entiendo que los asambleístas no propongan cortes de rutas, y no vayan a visitar en malón, a los diferentes y múltiples establecimientos agropecuarios que existen en su territorio entrerriano. De donde proceden deshechos de agroquímicos que van a parar tanto al río Uruguay como al río Gualeguaychú. Y que son 20 veces más contaminantes y letales, para humanos y fauna, que lo que pueda contaminar UPM. Y encima, van sin control ni proceso alguno, directo a las pobres aguas del río de Los Pájaros Pintados. Y nombro solo uno: el glisfosfato, prohibido en casi todas partes del mundo. Y usado a lo pavo por las empresas rurales, en la soja y otros productos agrícolas. Repito: ¡Mi no entender!
Sinceramente, espero que este nuevo capítulo de la pelea entre los hermanos rioplatenses por UPM, quede en estos escarceos (y exabruptos de Mister Simpatía Timerman) diplomáticos, y que Cristina tenga la inteligencia, que la tiene, y de sobra, de no avalar ni permitir un nuevo episodio de corte de rutas y/o del puente Gualeguaychú-Fray Bentos. (Porque avalaría los que tiene por Monsanto, Chevron y la Barrick Gold.) Y porque el costo económico y social, fue alto para ambos lados, si bien Uruguay se llevó la peor parte.
El único que ganó, y vaya si ganó, fue el dueño de Buquebus, que absorbió todo, o casi todo, el turismo motorizado de Argentina que veranea en Uruguay.
Tanto, que en vez de bautizar su flamante barquito Francisco Papa, debería, de puro agradecido nomás, haberlo llamado “Asambleístas de Gualeguaychú”. L.M.V.

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