Opinión
Enrique Ortega Salinas, Escritor, Periodista
La República
En
julio, el portal Causa Abierta publicó un despectivo editorial titulado
“Constanza Moreira ni pica”, remitiéndose a una encuesta de Factum que
le adjudicaba a la senadora menos del dos por ciento de intención de
voto.
Otra
encuesta, realizada por el portal montevideo.com.uy y en la cual
participaron 8.887 usuarios sin posibilidad de votar dos veces desde la
misma computadora, le dio a mediados de octubre un 24.94%. Téngase en
cuenta que las encuestas suelen realizarse en Uruguay con muestras de
400 personas y pocas veces con más de 800. La de este portal se hizo con
casi 9.000.Por su parte, Equipos Mori dio a conocer una encuesta esta semana en la cual Tabaré obtendría hoy un 81% de los votos y Constanza un 23, lo cual me desconcierta un poco, porque 81 más 23 sumaban en mis tiempos 104, pero no voy a discutir con tan distinguidos profesionales.
Según el mismo estudio, el 53% del electorado no conoce a Constanza. Esto es una excelente noticia para la senadora, ya que si consideramos que su campaña recién comienza, sin dinero ni estructura, que la mitad del electorado no la conoce y que aún así tiene a su favor y de arranque la cuarta parte del electorado frenteamplista… Ah, bueno.
Lo que algunos no entienden es que, en primer lugar, Tabaré no pide ni necesita que lo sobreprotejan. En segundo lugar, lo que le conviene al Frente Amplio es que ambos precandidatos tengan un buen número de adhesiones. Y lo que no ven quienes están en las cúpulas debido a la nubes que suelen habitar en las alturas, es que los frenteamplistas de a pie se están cansando de los contubernios y acuerdos entre cuatro paredes. Si casi la totalidad de los grupos apoya a un candidato ¿cómo es posible que el otro tenga un 25% de voluntad de voto? Parece que el desacato está floreciendo por aquí y por allá. En esta misma semana cuatro comunistas me han comentado que acatarán la decisión del partido y no harán campaña por Constanza; pero votarán por ella.
Cabe recordar que un 40 por ciento de los congresistas del Partido Comunista deseaba una opción diferente a la de Vázquez. Tal como se indica por escrito en su resolución, se apoyó a uno de los candidatos porque aseguraba el triunfo del Frente Amplio, decisión que le ha traído una tormenta de críticas desde todos los flancos. ¿Para qué un congreso si al final las encuestas definirán todo? En el mismo congreso quedó claro que la afinidad ideológica la tenían con Constanza y las desavenencias, con Tabaré; pero se optó por la calculadora. Nadie les critica su decisión, sino el motivo.
Hoy por hoy, y de acuerdo a las encuestas, el Frente Amplio ganaría las elecciones tanto con Tabaré como con Constanza o con “Abeijón”, superando a toda la oposición unida; sin embargo, hay quienes se empeñan en repetir que solo con Tabaré se gana, y con ese argumento se sepulta cualquier otra posibilidad. Incluso el Partido Comunista irá al Congreso del Frente Amplio con el planteo de aprobar solo la candidatura de Tabaré para las internas del año que viene, con lo cual este sector se convierte en más papista que el Papa, porque el mismo Tabaré, en un gesto que lo enaltece, manifestó que aceptaba las múltiples candidaturas y exigió igualdad de condiciones para los precandidatos. Es que Tabaré no tiene un pelo de tonto. Sabe que una interna con un candidato único no solo puede provocar una magra participación del electorado, sino algo peor. Si -al decir de Gabriela Balkey- les “cercenaran la esperanza”, un importante sector de la militancia se sentiría frustrado al perder el derecho de presentar otra opción y podría convertir su voto en un silencioso grito de protesta, es decir, el temible voto en blanco, que ya en Montevideo marcó presencia.
Una opción como la de Constanza puede evitar que muchos frenteamplistas se queden en la casa. Quienes la prefieren no militan del modo tradicional. De pronto no ocupan avenidas y comités, sino que militan desde la serenidad de su hogar y su arma es una computadora. Cambió el mundo, pero no falta quienes se resisten a creerlo.
No entiendo, y Tabaré tampoco debe de entender, por qué a algunos no les alegra que en lugar de uno tengamos dos excelentes candidatos. Quizá se quiera evitar una segunda candidatura para evitar que logre crear un espacio sólido en torno a su figura y su presencia en la fórmula presidencial se convierta en indiscutible. Quizá por eso hay grupos que desean apurar la definición de dicha fórmula en el Congreso.
Como sea, y aunque Tabaré va lejos con la fusta bajo el brazo, Constanza ya logró una parte de su objetivo. Cuando aceptó ser precandidata, muchos se rieron.
Ya nadie se ríe.
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