Escritor y periodista Julio Dornel
Wilson Correa Blanco
Como
lo señaláramos en notas anteriores, el aporte de nuestros lectores
nos permite reproducir páginas históricas y emotivas, sobre temas
variados, que de otra manera quedarían relegados para siempre. Los
aportes reiterados de Wilson Correa Blanco, transitando siempre por
el fútbol, nos permiten compartir acontecimientos deportivos que
solamente los estudiosos pueden ofrecernos. Cabe recordar que Correa
Blanco, integró varios equipos y selecciones locales, alcanzando
títulos de relevancia en Nacional y Deportivo Chuy, Campeón
departamental en dos oportunidades, integrando formaciones con Arturo
Altez, Alberto Ferreira, Juan Carlos Fernández, Kerpo de León,
Alberto Viojo, Pocho Martínez y muchos otros. Del abundante material
que dispone nos detenemos en un libro denominado “25 Años en el
Deporte” del periodista uruguayo Ricardo Lorenzo (BOROCOTÓ) donde
relata una emotiva circunstancia en que la selección argentina
vistió la celeste.”El tiempo en su infatigable andar, va rodando
cantos, quitando asperezas, y nos pule los acontecimientos para que
surjan más gratos en la recordación. Pero existe una página que no
necesita mejoras. Se escribió el 1º de junio de 1919 en Río de
Janeiro. En la tarde de ese día y por única vez en la historia, los
argentinos vistieron las clásicas casacas celestes de los uruguayos.
Un suceso doloroso lo dispuso. Se jugaba el Campeonato Sudamericano.
En el match Uruguay- Chile, una intervención arriesgada del
“goalkeeper” uruguayo le produjo una hernia. Roberto Chery, a
quien llamaban el Poeta, por unos versos suyos entre los cuales había
compuesto un canto a Peñarol, salió de la cancha rumbo al
sanatorio. Sobrevinieron complicaciones y lo que pareció en su
primer momento, simple hernia, determinó
que el 25 de mayo, Roberto Chery muriera en la capital carioca. Los
uruguayos ya finalizada su actuación en el certamen, solicitaron no
disputar con los brasileños su tradicional encuentro por la Copa Río
Branco. Tal depresión les había ocasionado el deceso del compañero
que deseaban apresurar el regreso a Montevideo, conduciendo los
restos de aquel muchacho alto, de mentón prominente y de cabellos
lacios, cuya infancia, arrullada por el oleaje que golpeaba en el
murallón de su barrio recostado al mar, le infiltrara en su alma,
aquella dulce pasión por los versos. Fue entonces que los argentinos
se ofrecieron gentilmente a representar a sus tradicionales
adversarios. La Confederación Sudamericana resolvió instituir un
trofeo denominado Roberto Chery, y en la tarde del 1º de junio de
1919 los argentinos penetraron al campo de juego con las casacas
celestes, en tanto los brasileños lo hacían vistiendo las de
Peñarol. El match terminó
empatado en tres tantos por bando y el producto se destinó
a la familia del arquero fallecido.
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