domingo, 24 de noviembre de 2013

Cenizas de los hinchas van al estadio

Una rareza que se ha convertido en tendencia en los últimos años

Las cenizas de cientos de hinchas de equipos de fútbol de Montevideo han sido esparcidas en varias canchas. Lo que a primera vista parece una rareza, se ha convertido en una tendencia al momento de cumplir con la última voluntad del fallecido.

Los deudos descienden por la grada hasta el terreno de juego, para arrojar las cenizas del familiar.L.Carreño.
Eduardo Delgado
El País
Los futbolistas profesionales, que son los gladiadores contemporáneos, buscan la victoria sin saber que pisan tierras sembradas con las cenizas de fanáticos que tiempo atrás los ovacionaron desde las gradas.
Con o sin autorización de los directivos de los clubes, muchas personas se han encargado de cumplir con la solicitud de sus familiares fallecidos, o con su propia convicción acerca del último deseo que aquellos hubieran manifestado, de haber tenido oportunidad.
"En varias oportunidades ha pasado en el Estadio Centenario; es habitual. Al año hay tres o cuatro casos. Respetamos muchísimo eso, se pide por escrito y se autoriza", comentó Mario Romano, gerente de la Comisión Administradora del Field Oficial (CAFO).
"La mayoría baja y esparce las cenizas por el estadio, luego el viento va haciendo su trabajo. Es un acto muy emotivo, muy íntimo de cada familia", agregó.
En el Gran Parque Central, estadio del Club Nacional de Fútbol, los funcionarios ya no se sorprenden ante las solicitudes. Después de las reformas en la cancha, realizadas en 2004, se lleva un registro de las personas cuyos restos fueron dejados en la cancha: la cifra supera las 60, dijeron fuentes del club.
En general, las cenizas se diseminan en los costados del campo de juego, y siempre se intenta coordinar el ritual para días en que no hay trabajos de mantenimiento del césped ni tampoco entrenamientos del equipo principal o de otras divisionales de la institución, buscando así el marco de silencio y respeto imprescindible.
El Club Atlético Peñarol no tiene estadio pero sí un complejo como Los Aromos en el que ponen la mira los familiares de los hinchas fallecidos y cremados. La política de la directiva aurinegra es contraria a los rituales funerarios en sus predios, pero estos se producen de todos modos.
Los socios tienen permitido concurrir a los entrenamientos dos veces a la semana, y en esas instancias se han realizado ceremonias "clandestinas".
Años antes de morir, un padre le solicitó a su hijo ser enterrado con la bandera de Peñarol, y que luego de la cremación sus cenizas fueran esparcidas en Los Aromos. Estando en el sanatorio, poco antes de fallecer, le pidió que cuidara a sus hermanas y le recordó su última voluntad. El joven no dudó y más allá de la negativa de la directiva, esparció las cenizas del padre en los árboles que están detrás de uno de los arcos.
A fines de la década de 1990, algunos futbolistas del plantel principal de Peñarol supieron que más de una vez se esparcieron cenizas en Los Aromos, y reclamaron entonces que no se permitiera más, ya que consideraban que la costumbre traía malos espíritus, según comentó a El País un directivo que prefirió no ser identificado.

Otros templos.

En un país tan futbolero, también entre los denominados "cuadros chicos" o "en desarrollo", se encuentra instalada la misma práctica.
En Danubio, dirigentes y funcionarios saben de muchos casos de familiares que esparcieron cenizas en la cancha del barrio Jardines del Hipódromo. Algunas veces la directiva es notificada antes de la ceremonia, y en otras, las personas van directamente al estadio e ingresan en general saltando los portones del fondo. En 2013 se cuenta que hubo cuatro casos.
Una de las últimas ceremonias fue la de un joven que murió recientemente y era fanático de "la franja", informó un funcionario de Danubio a El País.
En el estadio Luis Franzini, de Defensor Sporting, muchas veces ocurrió que se diseminaran cenizas de personas fallecidas, recordó el expresidente de la institución Fernando Sobral.
Según Daniel Jablonka, actual presidente de "los tuertos", se podría hablar de cuatro o cinco casos por año. Los interesados en cumplir con la ceremonia, piden autorización a la directiva del club, que casi siempre responde afirmativamente. Los ritos involucran a socios muertos que fueron muy allegados a Defensor, entre ellos exdirectivos y exfuncionarios del club. En varias ocasiones, además de familiares y amigos íntimos, concurrieron autoridades y exautoridades del club.
No hay ningún lugar del estadio Franzini destinado para esto, sino que cada familia elige en dónde arrojar las cenizas.
Uno de los últimos casos fue el de Luis Martínez, quien ocupó el cargo de vicepresidente del básquetbol y actuó como dirigente de juveniles de fútbol del club. Falleció en junio de 2011, y con su esposa Jeannette Gervasio se habían comprometido a que, si uno moría, el otro se encargaría de esparcir las cenizas en el Franzini.
"Conocí a mi marido en 1975 y a fines de ese año comencé a ver a Defensor; al año siguiente salió campeón y rompimos los esquemas", dijo. Desde esa época, siguió al cuadro "de la farola", junto a sus tres hijas y dos nietos que ya son socios. "Defensor es una familia grande, es la ventaja de ser pocos", comentó. La señora recordó además que su marido "era muy fanático; siempre dijimos que el día que faltara uno, lo tiraran en la cancha. Él siempre decía que quería ver el partido desde abajo. Pusimos la mitad de las cenizas en cada arco, porque él se movía hacia donde atacaba Defensor. Toda la dirigencia estuvo en la cancha ese día. Y conmigo va a pasar lo mismo", concluyó Gervasio.

Exjugadores.

El Parque Viera, estadio de Wanderers, también guarda historias similares, al menos dos de ellas de exjugadores del club cuyos familiares cumplieron sus deseos de que sus restos cremados terminaran sobre el césped de la cancha del Prado. Jorge Nin recordó que Ángel Cuevas, un lateral derecho que compartió planteles con Obdulio Varela, pidió el ritual a través de una carta dirigida a sus familiares.
Meses atrás, un hijo de Jorge Nin, que lleva su mismo nombre y es dirigente de Wanderers, recibió la llamada de la viuda de otro exfutbolista. La mujer le contó que su esposo fue lateral izquierdo y pidió que sus cenizas fueran esparcidas en el Viera. Nin fue a buscarla a su casa y la llevó al estadio, a realizar el sueño de su esposo.
El contador Carlos Maisonnave era un fervoroso hincha de Wanderers, una pasión familiar ya que su padre fue jugador del club. Todos los fines de semana, cuando el equipo era local, asistía al Parque Viera, y por ello, tras su muerte, varios familiares coincidieron en que ese campo era el lugar indicado para esparcir sus cenizas.
Una tarde soleada de febrero de 2012, unos 15 familiares, entre ellos algunos niños, fueron hasta la cancha e hicieron una especie de vuelta olímpica, arrojando las cenizas. Martín Maisonnave, hijo de Carlos, dijo que fue "muy emotivo y creemos que justo". Recuerda que se cruzaron con futbolistas del plantel principal del club y conversaron con algunos de ellos explicándoles la situación. "Se dieron cuenta de la importancia que tiene para ciertas familias la institución donde ellos jugaban", afirmó.
El exdirectivo de Liverpool y exministro de Turismo, Héctor Lescano, confesó a El País que hay varios ejemplos de actos solemnes desarrollados en la cancha de ese club.
Uno de esos casos pasó por la directiva en el año 1993, y se aprobó -con acta incluida- que en la cancha se esparcieran las cenizas de un hincha fallecido, recordó Lescano, quien estampó la anécdota en el libro Los Negros de la Cuchilla.
"Se recibe solicitud de cumplir con el deseo expreso del asociado Gregorio Arocena de que sus cenizas sean esparcidas en el campo de juego de Belvedere. Afirmativa", reza el acta.

Beatlemaníaco que vio a Paul, descansa hoy en el Centenario

José Luis Tróccoli era fanático de Los Beatles desde joven y ya había descartado, como una ilusión irrealizable, la posibilidad de presenciar un concierto de alguno de los integrantes de la banda más famosa de la historia del rock.
En abril de 2012 estaba con serios problemas pulmonares cuando esa ilusión se materializó: su esposa y su hijo lo sorprendieron con el regalo de una entrada para el concierto de Paul McCartney en el estadio Centenario.
Por su estado de salud le costó ir al concierto, pero lo hizo y no se cansó de comentar que para él fue "un acontecimiento inolvidable". Después del recital, Tróccoli le pidió a su esposa que, en caso de fallecer, esparciera sus cenizas en el Centenario, el lugar donde había cumplido su sueño de ver y escuchar a un beatle.
Semanas después, Tróccoli murió y Laura Souto averiguó cómo podía hacer para cumplir con el deseo de su esposo. Solicitó el permiso en CAFO (Comisión Administradora del Field Oficial) y lo obtuvo. Varios familiares la acompañaron ese día al estadio.
Souto destacó el respeto con que la trataron los funcionarios en un momento tan especial.
La viuda usa actualmente el celular que utilizaba su marido; en el aparato sigue habiendo un video con unos segundos del recital que Tróccoli grabó emocionado y que ella guarda como un pequeño tesoro familiar.
"Poder cumplirle un sueño antes de morir, y otro después, no tiene precio", dijo.

Más clubes.

Varios presidentes de otros clubes del fútbol profesional confirmaron a El País que se volvió más habitual el esparcimiento de cenizas en sus campos deportivos.
El presidente de River Plate, Álvaro Silva, afirmó que el último caso fue el del famoso Francisco "Pancho" Míguez, un gran hincha de los "aduaneros" que trabajaba en Cutcsa e inmortalizó la frase de queruza la merluza. "Era un tipo muy especial, muy original, legendario; su decisión resultó un honor para mí y todos los allegados". Míguez, que murió hace un par de meses, fue autor del repertorio de aliento permanente a los colores de su pasión.
Guillermo Rodríguez Misa, presidente de Central Español, dijo a El País que en el Parque Palermo también se han sumado varios ejemplos a lo largo de la historia del club. Uno de los últimos últimos casos fue el de Héctor Fraga, quien fuese vicepresidente de la institución y tesorero, y que además apoyó las finanzas desde su herboristería La Selva. El nombre de este club se debe curiosamente a que nació frente al Cementerio Central, en 1905. En su estadio del Parque Batlle, también llama la atención un monolito que da frente a la cancha y tiene una plaqueta en "Homenaje a los socios desaparecidos".
En Racing de Montevideo, una de las ceremonias que involucró a famosos y está entre las más recordadas por su actual presidente, Raúl Rodríguez, fue la del "Pecho" Pérez, hermano de Julio Pérez, uno de los campeones de Maracaná.
"Jugó al fútbol, no con el suceso de su hermano, pero además trabajó mucho por el club. Pero hay otros casos en que se arrojan las cenizas y la directiva entrega una bandera a los familiares; diría que en promedio hay una ceremonia por año, no es algo raro. La gente elige el lugar, el arco de la calle Millán, o contra el alambrado en que el hincha se paraba a mirar los partidos, o por toda la cancha", explicó a El País el presidente de Racing.

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