El alcalde de Nueva York rompe todos los esquemas
Bill de Blasio, quien ganó de
forma abrumadora las elecciones a alcalde de Nueva York, es un político
de abierta tendencia progresista, con un pasado de activismo
izquierdista, que ha basado su campaña en la creciente desigualdad
económica de la ciudad.
De Blasio, de 52 años, es una figura imponente
por su altura (1,96 metros) y también por la energía que impone en todo
lo que hace, que ha trasladado a una campaña centrada en la desigualdad
económica y la falta de oportunidades de los menos favorecidos, dos
asuntos que han marcado toda su vida política.
Una familia contemporánea
Está casado con Charline McCray, una activista
y poeta de raza negra (siete años mayor que él y que era lesbiana hasta
que le conoció) y tienen dos hijos, Chiara y Dante. Numerosos analistas
consideran que este prototipo de familia contemporánea ha ayudado a la
popularidad del candidato, especialmente entre las minorías, que le han
apoyado de forma total.
Sus hijos son el centro de las miradas en los
actos políticos a los que concurren por tener un look moderno con afro,
piercings y estilo hippie. Chiara, la hija mayor de los De Blasio
estudia Ciencias de Medio Ambiente en California.
De Blasio comenzó su carrera como activista
apenas acabar la universidad y acabó desembocando en la política, donde
se inició con 28 años trabajando en la administración del último alcalde
demócrata que ha tenido la ciudad, David Dinkins (1990-93).
En 1997 fue nombrado por la administración del
presidente Bill Clinton para dirigir la oficina regional del
Departamento de Vivienda en Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut.
De habilidad muy reconocida como organizador
político, De Blasio fue el responsable de la campaña de Hillary Clinton
para su elección en 2000 a un puesto en el Senado de Estados Unidos por
Nueva York.
Entre 2001 y 2009 fue concejal por el distrito de Brooklyn donde reside, y desde 2009 es defensor del pueblo de la ciudad.
Desde ese puesto ha sido un constante crítico
de muchas políticas del actual alcalde, Michael Blooomberg, por ejemplo
en defensa de la escuela pública o de hospitales de barrio que han
cerrado por problemas económicos.
Su pasado de izquierda
Los momentos más polémicos de su vida -al
menos según sus críticos- tuvieron lugar en 1988, cuando visitó
Nicaragua para entregar ayuda de una organización izquierdista
estadounidense.
En aquella época, De Blasio tenía 26 años y el
gobierno sandinista nicaragüense afrontaba a la guerrilla de la
"contra", que estaba apoyada de forma ilegal por la administración de
Ronald Reagan.
Tras volver de ese país, mantuvo su respaldo a
los sandinistas colaborando con un grupo llamado Red de Solidaridad con
Nicaragua, aunque luego se fue desvinculando progresivamente, según ha
dicho porque estaba desencantado por cómo el Gobierno sandinista trataba
a la oposición y la prensa.
Además, De Blasio pasó parte de su luna de
miel en Cuba, en violación de la prohibición de viajar a ese país que
entonces existía en Estados Unidos.
Familia de inmigrantes
En el plano personal, De Blasio se llamaba
inicialmente como su padre, Warren Wilhelm, pero se cambió de apellido
porque se crió con su madre, Maria de Blasio, y su familia de
inmigrantes italianos, mientras que "Bill" es como siempre le llamaban
cariñosamente en casa, a tal punto que también se cambió de nombre de
pila.
Su padre sirvió en el Ejército, en el frente
del Pacífico, durante la II Guerra Mundial, un período del que volvió
traumatizado, algo que acabó causando la ruptura de la pareja.
Nacido en Manhattan y criado en Massachusetts,
De Blasio estudió en las mejores universidades de la Gran Manzana: una
licenciatura en New York University (NYU) y un posgrado en Relaciones
Internacionales (centrado en estudios latinoamericanos) en Columbia.
Estos estudios y sus viajes han hecho que
hable un poco español, algo que promete hacer mejor que Bloomberg.
También mantiene el italiano, que aprendió de su madre y abuelos.
Desde hace 22 años vive con su familia en Park
Slope, un vecindario de Brooklyn que en los últimos diez años se ha
puesto muy de moda por el valor histórico de sus edificios, su ambiente
de comunidad y algunos famosos habitantes (con escritores como Paul
Auster o actores), hasta el punto de que ahora es tremendamente caro
encontrar vivienda allí.
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