Este
pasado viernes, 22 de noviembre, fue inaugurado en las márgenes del
Arroyo Chuy el Parque Histórico-Ambiental Virrey Pedro de Cevallos.
Constituye una de las cinco “postas” definidas por el Proyecto
“Caminos de la Historia” en su Segunda Edición. La coordinación
de este trabajo estuvo a cargo, al igual que en el año 2012, de la
Dirección del Centro Cultural “María Élida Marquizo”.
Unos
meses atrás, el Prof. Néstor de la Llana, director de dicho centro,
le solicitó al Prof. de Historia Robert Olmedo que indagara posibles
sitios y/o construcciones de importancia histórica en nuestra
localidad. Se inició allí una etapa de trabajo que contó con la
colaboración de distintos vecinos de Chuy: investigadores de la
historia local, integrantes de la ONG Grupo Eco Chuy, funcionarios
municipales, estudiantes liceales…
Como
resultado, se cuenta hoy en día con este Parque Histórico-Ambiental.
Su nombre rinde homenaje al militar español que, además de ser
Gobernador de Buenos Aires, fue el primer Virrey del Virreinato del
Río de la Plata y un gran defensor de su territorio frente al avance
portugués.
Quien
visite este espacio verde encontrará árboles y arbustos autóctonos
que crecieron espontáneamente allí. También se deparará con otros
representantes de la flora indígena del Uruguay que fueron plantados
por integrantes del Grupo Eco Chuy hace algunos años. Esta ONG creó
un “Área de Recuperación del Monte Nativo” y ya había
presentado un proyecto para la creación de un parque a orillas del
arroyo.
En
el predio del parque fue instalada cartelería alusiva a Pedro de
Cevallos, a especies de aves que son comunes de observar en el lugar
y a árboles que integran el monte ribereño. Fueron colocados bancos
y recipientes para residuos y se construyó un pequeño puente de
madera que da acceso al Marco Fronterizo Número 2. El mismo, que
data del año 1855, es uno de los cuatro marcos principales que
delimitan la frontera entre Uruguay y Brasil desde la Laguna Merín
hasta el Océano Atlántico. Además, a cien metros antes de la
entrada al parque, fue colocado otro cartel señalando que allí se
encuentra uno de los cinco Monumentos Históricos Nacionales que
existen en nuestro departamento: el edificio perteneciente a la
Receptoría de Aduanas de Chuy.
Es
de destacar la tarea de limpieza del lugar realizada por funcionarios
municipales en la última semana. Lamentablemente, esta zona era
utilizada por algunos vecinos como basurero. Volviendo a lo positivo,
ya se habla de ir haciendo mejoras al parque: instalación de
luminarias y construcción de parrilleros.
Al
acto de inauguración asistieron, entre otros, autoridades de la
Intendencia Departamental de Rocha, de la Junta Departamental, del
Municipio de Chuy, representantes del gobierno de Chuí (Brasil),
integrantes del Grupo Eco Chuy, alumnos y docentes de distintos
centros educativos de la localidad, funcionarios de municipales,
trabajadores de distintos medios de prensa. Hubo presentaciones
artísticas por parte del Cuerpo de Danzas del Grupo Tercera Edad de
Chuy y de Julio Víctor González “El Zucará”.
Como
parte del acto, niños y adolescentes que asisten a los distintos
centros de enseñanza plantaron ejemplares de árboles y arbustos
nativos (donados por el guardaparque Dante Roibal). Para ello
contaron con la ayuda de muchos de los adultos asistentes a la
inauguración. Fue, entonces, también ésta una jornada donde muchos
vecinos de Chuy que quieren mucho a su tierra, que la valoran y que
por tanto la cuidan, trataron de transmitirle esta actitud a las
nuevas generaciones. Aldo Leopold, ecólogo y ambientalista
estadounidense, afirmó: “Abusamos de la Tierra porque la
consideramos como un bien que nos pertenece. Cuando la veamos como
una comunidad a la que pertenecemos, podremos empezar a utilizarla
con amor y respeto”. Ojalá que este parque recién inaugurado
tenga una larga y linda existencia. Finalizando su actuación – y
también el acto inaugural – Julio Víctor González cantó
“Coquivacoa”, del venezolano Alí Primera, sobre la contaminación
del Lago Maracaibo, e insistía “la inocencia no mata al pueblo
pero tampoco lo salva; lo salvará su conciencia y en eso me apuesto
el alma”.
(Gentileza
del Prof. Pablo Acosta)
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