viernes, 6 de diciembre de 2013

LA HORA FEROZ Laura Inés Martínez Coronel


       Escritora,poeta,docente.Nació en Melo.Reside en Ituzangó, departamento de San José

Estallan en la miel dando tumbos con sus mordazas, escafandras, y los edificios crujen
el alud alpinista ciego gélido de luz
el alud archipiélago ileso de la ugencia
es una orgía de mutismo 
los árboles deslizan raíces desde un ceniciento bosque que descompone la felicidad

te he buscado, eres azul como un sueño quizás solo por dentro 
ese mandamiento "no matarás" y quedé en el fondo como en ruegos confusos

el destierrro de los gatos es un mapa despedazado

sé que algunos libros vuelan y atraviesan cuerpos como relámpagos
hay que sacar la luz para apagarlos
en el soplo feroz subacuático pereces
son las cinco de la tarde, la hora feroz gigantesca de los naúfragos
bien
me están esperando
regresaré cansada ya he dormido seré el espejo roto del sonámbulo
regresaré sin mí tu espera es inútil
nos está vedada la alegría

La vigilia tal vez pueda encender este breviario de mayúsculas 
la lengua terrestre quedará en la garganta hemisferio de las brujas
la impunidad del exilio no podrá con las paredes y la maraña inefable viscosa mórula latiente

confieso que lo ví
nacía como un trashumante hechizado por la nieve
una criatura sangrienta perdida en un universo táctil en rojo ardía completamente solo
homicida de las flores despiadadas

ahora debo decirte
yo caminaba por las cápsulas numeradas de una madrugada lúdica
descubrí un rostro en aquella mueca espasmódica
en el paroxismo de ser una imagen interior que eternizara la música
pero eso fue hace mucho tiempo
como el derrumbe brutal de un cuadro silencioso
cayó aquel día en el que dejé tu nombre en la melodía cerrada de las mariposas

no 
hay
mariposas

Bueno, se acerca la hora, esa, la de los naúfragos
voy a tomar el dolor de los incisivos
la impostura orgásmica del mundo
nadie me verá, saldré desnuda, cubierta por espinas de luna iridiscente
estaré pálida, temblando, demorada, azarosa y vertical

La estrategia de la demolición es el abrazo

Voy a crear un dios morboso y caústico
todo lleno de explosivos y letárgico
lo dejaré en los muros resbalando antropofágico
con una sed transilvánica jadeante
con ese oficio de muerte que tenemos los que estamos vivos cómo y cuando...
para esconderme sin demora en la ceremonia oscura de la ciénaga
ese familiar territorio de crueldades
donde sobrevivo mientras tanto...

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