viernes, 24 de enero de 2014

Acuerdo fusionista Por Leopoldo Amondarain



Se está pergeñando, aunque debe estar concretado, un “acuerdete” con los colorados para conformar un tercer partido, según el diario “caganchero”, con directorio y convenciones incluidas, para llevar candidatos propios a Montevideo contra el Frente. Lo de solo en Montevideo puede ser ficticio porque, según lo expuesto por el rotativo de marras, pinta ser en todo el país. Lo digo en primer lugar con dolor. El dolor del buen hijo que quiere a su país y está orgulloso de su Partido que por cierto ayudó a conformarlo. De pertenecer a una colectividad, la blanca, que no solo hizo la patria sino además la mejor historia ética desinteresadamente patriótica, con valores de familia, principios y perfiles que fueron y son las bases de la Nación Oriental. Hijos de Artigas y de los libertadores Lavalleja y Oribe, federales al fin, sin tachas. Todo eso costó 178 años de historia regada por la mejor sangre generosa de la Nación que desde su fundación (los 33 Orientales, 32 eran blancos) pasando por la Heroica Paysandú de Leandro, la Revolución de las Lanzas de Timoteo, las revoluciones del 97 y 1904 de Saravia, del crimen de Francisco Lavandeira defendiendo la pureza del sufragio abrazado a la urna que se violaba con dos balazos por la espalda por las manos coloradas de Pancho Belem y demás asesinos como el Goyo Jeta Suárez, Brígido Silvera y tantos otros en diversos hechos similares… , el crimen del presidente Berro, la lucha de Herrera contra la entrega de soberanías patrias por los colorados (Laguna del Sauce entre otras…) y mil hechos más que sintetizó el viejo caudillo con aquella frase, tal vez un poco pueril pero que encierra la pureza del acervo partidario: ¡qué lindo sentirse blanco! Todo eso y mucho más es el Partido. Proponer uno nuevo aunque un grupo de leguleyos ambiciosos, que sobran por cierto, se pongan a hacer bases programáticas, no es por cierto lo mismo. Simplemente nos quieren hacer decir en lugar de esa histórica frase de Herrera y Roxlo, que gritemos en cambio: ¡lo lindo que sería ser gay! ¡Algo deplorable! ¡No se inventan los partidos, nacen, se desarrollan y logran sus glorias naturalmente separados, bien lejos de los otros que han sido sus antípodas! Hoy quieren matar a los blancos… Julio María uno de sus más caros enemigos, con un Partido Colorado quebrado y sin arrestos patrios que invocar, como sí tenemos los blancos, aprovechando ambiciones tránsfugas, quieren entrarle particularmente al interior, allí donde los blancos tienen 14 o 15 departamentos arraigados en sus mejores esencias y tradiciones con un sentimiento emocional que compromete hasta los espíritus. El sacar como partido mayoritario a los blancos, propone al votante “despistado” otras opciones entre las que están ellos los colorados, por cierto muy distintos a los orgullosos blancos. Tiempo tendrán como hicieron otras tantas veces de apuñalarnos por la espalda para terminar haciendo futuros acuerdos incluso con el Frente. Fue su proverbial costumbre. De hacerse, ¿en ese partido nuevo a quién sentarán en la silla de Herrera en el Honorable, a Sanguinetti, Don Pedro, Jorge Batlle? En la solemne y sagrada sala del directorio donde están plasmados los padres de la patria, Artigas, Oribe, Lavalleja, Saravia, Lamas, etc. supongo que deberán poner en sus murales los de Batlle, del general Añamembui Flores, del Pardejón asesino de Frutos y demás. Quizás sea mejor alquilar otro edificio alternando fotos de Julio María, Ope Pasquet, Jorge Batlle, con alguno de los antiguos nuestros que acepte esa “distinción”… Suena ridículo pero puede ser cierto. No nacimos ni por asomo colorados… Nada tenemos que ver con ellos… El Libertador Don Manuel todavía se puede bajar del cuadro y correrlos a sablazos. Imponer en un partido nuevo principios que para nosotros son sagrados, tales como defensa de las soberanías de las patrias chicas, el antiimperialismo, o reformas agrarias como la de Wilson, nacionalismos ortodoxos como el de Herrera, respeto de la ley y las constituciones violadas desde siempre por los colorados, deberían ser plasmados en esa nueva organización partidaria, que nosotros conocemos muy bien y es el alma del partido nacional. La imagen de ese gaucho de golilla blanca galopando hacia el poblado en épocas electorales, orgulloso de sus abuelos “servidores”, ¿por quién lo suplirán…? Tal vez lo quieran cambiar por algún tirifilo batllista oliendo a Paco Rabanne en algún Mercedes o Mitsubishi extranjero. ¡Todos distintos! Soy blanco y cristiano. ¡No me van a llevar a votar en contra ni a matar a mi Partido Nacional! Dijo Wilson: ¡los blancos con los blancos! Es preferible perder con dignidad que ser responsables de la muerte del Partido. ¡No quiero ser tildado de traidor!


Leopoldo Amondarain
C.I. 950.556-0
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