viernes, 24 de enero de 2014

CEBOLLATÍ: EVOCANDO AL ABUELO DEMETRIO. Por Julio Dornel.

                                                     Escritor y periodista Julio Dornel


Una pequeña población surgida sobre la margen derecha del caudaloso río, buscaba su desarrollo apostando a diversas iniciativas populares que ponían de manifiesto el espíritu emprendedor de sus pocos habitantes. Corría el cálido verano del 49 cuando unos vecinos asumen la responsabilidad de fundar una institución social y cultural donde pudieran compartir sus vivencias cotidianas. De esta manera el 13 de febrero de aquel año, se funda oficialmente el Club Social Cebollatí, convirtiéndose en el punto obligado de todas las manifestaciones sociales, culturales y deportivas de sus asociados. El acta de fundación establece textualmente que “El 13 de febrero de 1949, estando presente los señores Arturo Barrios, Manuel Sahaban, Jaime Serralta, Rogelio Aguiar, Fernando Barrios,  Aldo Fernández, Teodoro Fernández, y Víctor De Castro, fueron considerados los temas fundamentales de la nueva institución. Cabe señalar que la primer directiva fue presidida por el vecino Arturo Barrios, actuando en secretaría Teodoro Fernández. Si bien en las próximas entregas continuaremos con las evocaciones correspondientes a Cebollatí, en la presente entrega recogemos la opinión de un hijo de las nuevas generaciones, Demetrio Álvarez Moreno:
“A Cebollatí lo llevo en el alma, fue otra de mis cunas de una infancia muy linda. Recuerdo a mi abuelo Demetrio Moreno Perdomo, hombre rudo y sabio en conocimientos del arroz, yo lo acompañaba muchas veces en su cachila Ford T color naranja, con caja de madera a la arrocera. Una vez teniendo yo, unos 2 o 3 años que iba de copiloto con él en su cachila, vimos un bando de masaricos a la orilla del camino y que apuntándolos con el dedo le dije "que pico tienen esos bicho", lo que le causó risa y siempre que nos encontrábamos me lo recordaba. Otra vez en otra chacra ( cerca del Arrozal La Victoria, que actualmente creo es propiedad de los Gringos Benkers), donde también trabajaba mi Tío Moisés Moreno González, más conocido por El Grillo, donde los tractores eran marca Casser a queroseno, ruedas de hierro con puntones en las grandes, no había barro que los parara, asientos de metal duros y fríos en los inviernos de preparación de rastrojo, como la chacra quedaba lejos de Cebollatí, se llevaba alimentos para toda la semana (de lunes a viernes), a la carne la salaban y colgaban para que se conservara y las galletas de campaña aguantaban bien, juajajajajajaja si se tenía buena dentadura,al final de la semana. En ésta chacra un día le tocó la cocina al Tío Grillo, el que no era muy detallista en sus cosas, se mandó un guiso de arroz blanco con caldo un poco gordito, cuando nos dispusimos a comer al medio día, al servirnos los platos, flotaban en el caldo unas cosas blancas chiquitas, eran gusanos de la carne que no la lavó, juajajajajajajajaja, recuerdo que el abuelo le dijo "Pero qué hombrecito más chancho, como no vas a lavar las cosas", pero el hambre era mucha y se apartaba para un costado y ese guiso apenas dio para el medio día y la noche. Otra vez un lunes de mañana tempranito, yendo de Cebollatí a la chacra por la ruta 15 y empalme al Arrozal La Victoria ( foto ) , manejaba el Tío Grillo y yo en la falda del abuelo en la cabina, mientras en la caja iban Darmin Medina y no recuerdo al otro, justo al dar la curva se le sale la rueda trasera derecha de la cachila y al Grillo no le daban las manos para mantenerla sobre el camino, menos mal que la velocidad era inferior a los 40km/h y la detuvo sin problemas, reparando la rueda y continuando sin problemas, ah!!!!!! el Darmin y el otro no hablaban del susto cuando paramos. Gracias Julio por hacerme recordar cosas lindas que se encuentran latentes en nuestros sub concsientes y espero que lo que te cuento, a ti también te despierte historias de las arroceras, porque sé que también tuviste vivencias muy lindas por Cebollatí. Mi aporte no es mucho, pero para mí, los años vividos al lado de mi abuelo, valen oro”.

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