Cromo -
2/01/2014
La profunda tristeza de haber perdido un amor. Ese “dolor en el pecho” del que se habla o los disgustos que dan ganas de vomitar. La grandiosa felicidad que hace que “te tiemblen las rodillas”. Todo esto no son solo sentimientos, sino verdaderas manifestaciones físicas que se dan en el cuerpo de todas las personas.
Este fue el resultado de un estudio realizado por la Universidad de Turku, en Finlandia, publicado ayer por el Mail Online. La investigación testeó a 700 personas a las que se les dio distintos estímulos y, como se puede ver en la imagen, los resultados fueron los mismos entre todas las personas de todas las razas.
Algunos ejemplos fueron el calor al estar enamorado, la cabeza caliente al estar enojado, el dolor en el pecho cuando se sufre un desamor o la felicidad que se expande por todo el cuerpo.
Desentrañar sensaciones subjetivas asociadas con emociones pueden ayudar a mejorar el entendimiento de desordenes psicológicos como la depresión y la ansiedad”, dice el estudioAdemás se comprobó que el estar enojado o asustado causa una mayor sensación en la zona superior al pecho, que puede ser explicada como una inconsciente preparación para una pelea.
La tristeza hace que nuestras extremidades se sientan más débiles y que estemos muy conscientes de la actividad de nuestro pecho y corazón.
Por su parte, la depresión también nos deja las extremidades más débiles y además sentimos cierto malestar en la garganta y en el sistema digestivo.
Los investigadores finlandeses subrayaron que “desentrañar sensaciones subjetivas asociadas con emociones pueden ayudar a mejorar el entendimiento de desordenes psicológicos como la depresión y la ansiedad”.
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