30 de marzo de 2014 a la(s) 13:53
"El posibilismo consiste en desestimar, catalogándolas apriori de imposibles, todas las otras posibilidades posibles hasta que solo queda una sola posibilidad. Entonces, los posibilistas de siempre afirman que lamentablemente es la única y, como si fuera poco, pretenden hacer creer que estaban en lo cierto y, de paso, que la única posibilidad que queda es que se los felicite por su acierto y se los venere como grandes visionarios hacedores del gran cambio mientras reciben la felicitación y el aval de los que siempre quieren que nada cambie... y hacen todo lo posible".
En la misma noche del acto del Frente Amplio, el 26 de marzo, el canal 12 daba en su noticiero central, a través del director de la encuestadora Cifra, una nueva encuesta. Que la misma fuera programada para difundirla esa noche, a esa hora, no es más que una simple operación en la lucha por marcar agenda por parte de la derecha verdaderamente potente, la mediática.
Esa misma derecha que un día sí, y otro también, se queja por lo bajo, y por lo alto, de la mediocridad de los dirigentes opositores blancos y colorados y su inamovilidad registrada por sus encuestas. Basta leer a Búsqueda y los editoriales de El País, para confirmarlo.
Llevan casi diez años lamentándose y acicalando a un elenco opositor que no está a la altura de sus expectativas ideológicas y políticas. Y lo expresan de las más diversas formas. A veces como aliento, usualmente como lamento.
Marcar la agenda es una intención y acción legítima. Jugar con las posibilidades que brinda el oligopolio mediático es un derecho más. Para ellos, inalienable. Están acostumbrados. Es su juego y saben jugarlo, aunque no les de los resultados de otrora.
¿Qué hay de nuevo, viejo?
La novedad consistió en instalar una encuesta que, curiosamente, se sale de la estabilidad medida durante años. Las encuestas que se hacen en Uruguay son muchos más confiables por su continuidad (cuando meteorológicamente son comparables) que por su “fotografía” coyuntural. Ese es uno de sus aportes.
Claro que cualquier realidad puede cambiar aunque usualmente lo que se intenta es instalar la conservación. Otra cosa es que se mida. No siempre se informa todo lo que se llega a medir. Eso es parte de las reglas del juego de encuestadoras que son, básicamente, empresas privadas con fines de lucro.
Lucro económico a través del pago de todos los clientes posibles, y lucro ideológico en la medida que los números lo permitan. Así ha sido siempre. Los márgenes de maniobra estarán dados por la necesaria credibilidad imprescindible para seguir captando clientes.
La nueva encuesta de Cifra se mueve de la propia estabilidad registrada y difundida por la misma empresa a lo largo de varios años. Y la noticia es esa. Nada lo fundamenta, por eso se sustituye el análisis por la novedad misma, que también sirve como colchón para protegerse. Pero los últimos números de Cifra no hay que negarlos, tampoco darlos por hechos. Lo interesante es analizarlos en un contexto algo más amplio que una encuesta más.
Se lo que hicieron el año pasado
Cuando Vázquez amenazaba con no ser candidato, y quedó demostrado que era una estrategia para condicionar aun más a los diligencias sectoriales y recibir su apoyo casi unánime, en ese entonces, la encuestadora Cifra, y otras, abonaron la idea de que, sin Tabaré, el Frente Amplio no ganaba. Después traficaron la consigna de que sólo se ganaba con Vázquez y lo intentaron medir con encuestas. Nunca pudieron. Algunos en el FA mansamente se dedicaron a propagar esa buena nueva como un bálsamo.
Así, achataron al FA cuando Vázquez miraba de afuera para instalar la candidatodependencia pero jamás pudieron, ni siquiera se animaron a hacerlo, mostrar el supuesto efecto Tabaré de un FA crecido ante la omnipresencia de Vázquez ya lanzado como candidato.
El objetivo era muy claro. La derecha, incapaz de ganarle una elección al FA, intentaba marcarle la cancha con el candidato más conveniente. No querían sorpresas ni corrimientos a la izquierda con propuestas de izquierda. Ese era y es su principal objetivo. Lo saben y lo practican. No gastan pólvora en chimangos. La campaña electoral es buena porque rinde en plusvalía en caja con la zafra mediática, pero en cuanto a expectativas políticas reales, saben muy bien dónde se juega el partido: en la candidatura del FA.
Hoy la estrategia es asustar con que el FA es superado por la oposición. Para ello, juegan con las cifras, moviéndose en los márgenes de error y de las bandas de flotación. Quitan de por allá, suman por acá y los indecisos son una porción apetecible para usar a piachere. La frutilla de la torta para asustar dirigentes en las nubes, es sumar a Partido Independiente como parte de la oposición blanqui-colorada.
No doblar a la izquierda
El intento queda al desnudo: asustar con que Tabaré está copiando demasiado a las propuestas de Constanza (no tuvo más remedio) y en contra de lo que habían sido las propuestas de los propios sectores que lo apoyan, incluso los que en el Congreso del FA se habían unido para un impulso programático que quedó abandonado en el camino. Tabaré no pudo más que intentar no quedar fuera de tono ante las demandas de los frenteamplsitas, que cuando les vienen a golpear la puerta en campaña electoral, dicen lo que piensan y muestran sus expectativas de todos los días en su inserción social.
Entonces, una derecha que sabe dónde se juega el verdadero partido, sale ahora a instalar que al FA le va mal porque Vázquez se corrió unos milímetros a la izquierda. Eso es todo. Y vaya si logran que algunos dirigentes, aunque poco conocidos, salgan a refrendar la operación plasmando un nuevo capítulo del viejo “no espantar”. No hay caso, algunos cuando les señalan la luna, miran el dedo.
Todo esto no tiene otro objetivo que planchar las propuestas de la izquierda, aplastar la campaña interna y lograr el disciplinamiento “militonto” para encauzarlo por el embudo de octubre.
Vaya si es importante no espantar votantes, vaya si es importante hacer buenas campañas y tener buen candidato, eso no está en discusión. Lo que sí está es discusión es que el candidato impuesto desde los intereses sectoriales no está a la altura de las necesidades de la izquierda. Lamentablemente para el FA, Vázquez y sus discurso (el acto del FA del 26 de marzo lo mostró claramente) así como los aparatos sectoriales, no entusiasman ni a los frenteamplistas más militantes.
Lo insólito es que los mismos dirigentes que nos han metido en semejante realidad, en vez de analizar y actuar, siguen en las nubes. Y alguno tiene el más puro atrevimiento de pretender acusar a Constanza de perfilismo cuando, por solo citar un ejemplo, el vicepresidente Danilo Astori no para de atacar a Sendic, en sus disputas de alianzas electoralistas. El denostado diputado Lima fue antes elogiado y captado por los mismos que ahora lo critican.
Hubiera sido mejor que se hubieran animado a exigirle algo de disciplina cuando Lima traicionó la lucha por la Ley de Salud Sexual y Reproductiva. Pero no, cuando eso sucedió, estos mismos sectores que ahora se despedazan al cielo abierto, a veces lo hacen de manera subterránea, así como aparato central del FA, se negaron siquiera a que Lima actuara en consecuencia con los principios y prácticas frenleamplistas. Por eso hubo que negociar con el PI y rebajar la ley. Pero claro, era un tema de mujeres…
No nos asombremos que, ante estas operaciones de coyuntura, de una derecha que solo puede intentar condicionar e influir, algún dirigente se atreva a echarle la culpa a la campaña interna. Eso nos pone ante una realidad que ya ninguna ceguera puede negar: los impactos reales de una renovación abortada en la izquierda desde hace mucho, la candidatodependencia que nos postra y el viejo cuento de no espantar para pretender rebajar las ideas de izquierda y la participación real de los frenteamplistas. Una suerte de lo que llamo "la gran Huidobro".
Esta dirigencia sectorial de la izquierda es la que se ha pasado desprestigiando, descalificando, en algunos casos notorios como los de Bonomi y Huidobro, pero también intentando minimizar, primero a la candidatura de Constanza y luego a la importancia de una elección interna.
Pero la miopía política de esta dirigencia, tal vez ahora vea que, por el contrario, la elección interna no solo tiene importancia en sí misma, no solo aporta por el imprescindible debate de ideas y propuestas sino que es imprescindible entenderla y ejecutarla como un proceso fundamental hacia la elección de octubre; porque para un partido en el gobierno, los desafíos se acrecientan, incluso ante la necesidad de difundir sus logros. Y eso no se hace haciendo la plancha hasta junio, a menos que sigan creyendo que los frenteamplistas son un rebaño al que basta arrear cada cinco años y que la campaña pueda ser salvada por salir a pasear una bandera.
Queda muy claro sobre qué hombros va a marchar la lucha por un NUEVO gobierno del Frente Amplio. Sí, el cambio sos vos. No hay duda.
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