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El contraste fue evidente. La tensión también. Al desplegar todo su
arsenal de “acentos” programáticos, la senadora Constanza Moreira lanzó
varias granadas hacia la interna frenteamplista. A resguardo, y con el
favoritismo de las encuestas y de los aparatos sectoriales, el ex
presidente Tabaré Vázquez habló de cultivar la unidad y se limitó a
señalar las diferencias con la oposición, aunque la finalización
anticipada de su discurso desconcertó a la dirigencia.
A 43
años de su primer acto público –realizado el 26 de marzo de 1971–, el
Frente Amplio (fa) lanzó oficialmente la campaña electoral. A cuatro
décadas de la oratoria de Liber Seregni a favor de la unidad de las
izquierdas y contra el autoritarismo, los discursos de este 2014
sacudieron mucho menos a la oposición política que a la modorra
frenteamplista. Con el Palacio Legislativo como telón de fondo y sobre
un discreto escenario –sin grandes escenografías ni pantalla gigante–,
el acto se realizó en la plaza Primero de Mayo (a diferencia de 1971,
que tuvo lugar en la Explanada de la Intendencia de Montevideo).
A los pies de las columnas metálicas que evocan a los mártires de
Chicago, iluminadas de rojo, azul y blanco, se desplegó una muestra de
fotografías históricas del fa (que no se iniciaba, sin embargo, con la
foto de su fundación, el 5 de febrero de 1971, sino con la del sepelio
de Líber Arce en 1968).
En la previa, una lluvia de
tradiciones cubrió la plaza: caras pintadas, tortas fritas, abundantes
jóvenes, banderas partidarias, carteles con los “logros” del fa, una
murga joven cantando retiradas… Jolgorio y Carnaval en la plaza pública,
hasta que el enjambre de fotógrafos delató el ingreso, más solemne, de
los maestros de ceremonia. Tabaré Vázquez, con un traje gris, llegó
acompañado de su esposa. Constanza Moreira, combinando azul y rojo,
arribó junto a su jefa de campaña, Margarita Percovich. Entre flashes,
besos y abrazos, una sola silla los distanció: la que ocupó la
presidenta del fa, Mónica Xavier.
En la antesala de los
discursos hubo saludos a la presencia de los embajadores de Venezuela y
de Cuba, se leyó la carta que envió la senadora chilena Isabel Allende
(hija de Salvador Allende); Mikaela Akar, de 15 años, leyó un mensaje
por el Día Internacional de la Mujer y Fabiana Goyeneche una proclama de
la Comisión No a la Baja, organización que estampó su consigna junto al
escenario.
Mónica Xavier inauguró la oratoria central, habló
de la unidad del partido y calificó a las internas como el “primer
escalón” para octubre. Leyó parte del discurso de Seregni de 1971 para
destacar la “vigencia” histórica que tiene el fa en la sociedad. Reclamó
paridad de género en los cargos públicos y reivindicó el derecho al
voto en el exterior. Arengó a confrontar modelos de país con la
“derecha” y arremetió contra la oposición (la calificó de “bloque
conservador”) por cuestionar la mayoría parlamentaria de la izquierda
que posibilitó los logros del gobierno. En contraste, señaló que blancos
y colorados acordaron utilizar la mayoría parlamentaria (“desde la
salida de la dictadura siempre hubo mayorías”) para recortar la
educación, vender empresas públicas e instaurar la “receta neoliberal”.
Finalizó su discurso cuestionando la baja de la edad de imputabilidad:
“¡Basta de hablar de mano dura contra nuestros jóvenes!”.
ATAQUE AÉREO. En la media hora que duró su oratoria, Constanza Moreira
asestó varias estocadas a la interna frenteamplista. Con más soltura que
en anteriores intervenciones, inició su discurso sin anestesia: lamentó
la suspensión del acto del 5 de febrero (según dijeron a Brecha desde
su entorno, allí se perdió la oportunidad de ganar visibilidad), y por
eso, en lugar de recordar el pasado del fa, adelantó que hablaría sobre
el presente y el futuro. Así, recitó los acentos programáticos que
presentó la semana pasada y discrepó con que junio sea un “mero trámite”
para octubre. Concedió que el modelo que está “agotado” es el de los
partidos tradicionales y que todos los días “pelea” con la derecha en el
Parlamento. Pero advirtió que “las leyes para cambiar el mundo no se
ganan por derecha, sino por el debate dentro de la izquierda”; y
ejemplificó, hundiendo el puñal, con la ley de responsabilidad penal
empresarial.
Afirmó que era el momento para el “debate interno”
y que la “actualización ideológica” (expresión en la que ha insistido
Vázquez) ha traído de “contrabando algunas renuncias”. En esa línea de
fuego, apeló a “discutir en serio” la reestructura de las Fuerzas
Armadas, calificó de “odisea” su candidatura (porque gracias a ésta se
puso sobre la mesa el 6 por ciento para la educación) y habló de “pensar
lo que en nosotros está agotado”. Cuestionó los acuerdos
multipartidarios –estrategia impulsada por el gobierno de Mujica– porque
reproducen la “partidocracia” uruguaya en lugar de fomentar acuerdos
con las “bases aliadas” (sindicatos, universidad, intelectuales,
feministas, organizaciones de derechos humanos).
Reclamó no
hablar más de un tercer gobierno porque “suena a que nos repetimos, a
más de lo mismo, a gente que quiere permanecer en el gobierno, y sin
duda nos animan principios mucho más fuertes”. Apeló a un nuevo gobierno
del fa con gabinetes paritarios, mujeres en la conducción de la salud y
la educación, jóvenes en los puestos de decisión política; y rechazó la
asignación de cargos por cuota sectorial y no por idoneidad moral,
política y técnica. Vestida con un traje académico, parafraseó a Rosa
Luxemburgo (“El capitalismo sigue siendo barbarie”) y citó a Foucault al
afirmar que el modelo de “vigilar y castigar” está agotado. En
contraposición a un latiguillo célebre de Vázquez, apuntó a que paguen
más no sólo los que “ganan” más sino los que “tienen” más riquezas.
En materia internacional, llamó a no olvidar “quién domina el planeta” y
mencionó que el Sur se está levantando con sus propios pies (aunque no
invocó a Argentina ni a Venezuela cuando habló de estrechar lazos con
los proyectos progresistas de la región). Rechazó la lógica del Estado
para los pobres y el mercado para los ricos, porque eso –dijo– rompió la
alianza social entre los trabajadores y las clases medias: “Hay que
cuidar a las clases medias para que no se vuelvan conservadoras”.
La
implementación de la reforma de la justicia (“no más presos sin
condena”) y la regulación del sistema de medios de comunicación fueron
los dos desafíos que destacó para el próximo gobierno. Calificó de
“prioridades socialistas” la erradicación de las viviendas precarias, la
apuesta por la educación pública, la implementación del sistema de
cuidados y la reforma del Estado. “Veo que se entusiasman. Tenía miedo
de que se asustaran”, retó tras los aplausos a sus referencias al
socialismo. Antes de concluir, deslizó una crítica al caudillismo: “El
que gana las elecciones es el fa, confíen en lo colectivo”.
SECUELAS. Cuando Vázquez subió al escenario se encendieron las luces y
se puso música de fondo (un acompañamiento del que no gozó Moreira). El
contraste fue evidente y cayó mal en el entorno de la senadora, que así
se lo hizo saber al secretario del fa, Gerardo Rey (el lunes se había
acordado con el equipo de la presidencia de la fuerza política no pasar
el yingle de Moreira dado que Vázquez aún no tenía el suyo). “No hubo
igualdad de condiciones, sigue perdiendo el Frente”, comentaron con
disgusto a Brecha allegados a Moreira.
Pero también en el
entorno de Vázquez se molestaron con el discurso de Moreira, porque,
según razonaron, debió apelar a la unidad frenteamplista antes que a las
diferencias internas. Las molestias con la senadora, obviamente, vienen
de larga data, y quizás por eso ningún tramo de su discurso fue
aplaudido por buena parte de la dirigencia. Con un discurso centrado en
los orígenes, la trayectoria y los líderes históricos del fa, Vázquez no
realizó anuncios programáticos. Cargado de referencias emotivas, habló
de los sueños de las mayorías, la búsqueda de los orígenes, el
plebiscito de la confianza, la fecundidad de los resultados. En esa
línea, contrastó la “institucionalización del programa” frenteamplista
con el “programa restaurador”. Pero llamó a que el fa no se embanderara
como el único portavoz de la historia porque también es producto de las
“más ricas tradiciones” del país.
Como si le respondiera a
Moreira, disparó: “No existe un mejor vocero de los principios
fundacionales del Frente, somos todos voceros. No existe un salvador, un
mesías, ni genios. Cada uno por separado no tiene capacidad para
resolver los problemas colectivos, ni tiene derecho a hacerlo, debemos
mantener y cultivar la unidad del Frente”. Aludió a las estadísticas
internacionales que aseguran que Uruguay es el país más seguro de
América Latina, pero apostó por mayor convivencia e igualdad. Y no faltó
una mirada pragmática al decir que “queremos hacer realidad lo posible,
porque no pensamos en lo imposible”.
Para sorpresa de varios
dirigentes, el ex presidente resolvió terminar su discurso antes de lo
previsto, cuando no llegaba a los 15 minutos, la mitad de tiempo de su
contrincante. Desde el entorno de Vázquez adujeron molestia con el
discurso belicoso de su retadora, aunque también pudo pesar el contraste
evidente entre los dos discursos. “Un enano y un gigante en un circo
itinerante”, cantaba Alejandro Balbis, y cerraba el acto con “El gran
pez”.
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN EN 28 MARZO 2014 ESCRITO POR: MARCOS REY
un enano y un gigante en un circo itinerante ?
ResponderEliminarrima pero sera verdad?
por aquello de :no rima pero es verdad...
la vida como siempre tiene todas las respuestas,aunque no las dira hasta el momento indicado,no?