viernes, 18 de abril de 2014

26 de abril: Gernika Leopoldo Amondarain


En Gernika hay un roble en torno al cual, cuentan las tradiciones vascas, sus milenarias tribus se reunían periódicamente a legislarse democráticamente. Respetaban sus libertades, celosamente defendidas con sus más íntimas convicciones.
Un pueblo pacífico, protegido tal vez por su propio entorno geográfico montañoso, descendía a sus fértiles valles a dar un ejemplo al mundo de democracia y respeto a la libérrima opinión de su pueblo. Jamás tuvieron ambiciones imperiales. Incluso los moros en sus 700 años de dominio del resto de la Península Ibérica nunca los conquistaron, ayudando sin duda, el aislamiento y hasta una pureza racial entre lo que se destaca por lo mismo un tipo de sangre típico, O-Rh negativo, que lo distingue del resto de los nostálgicos imperios vecinos.
El origen de su idioma, absolutamente distinto, se desconoce, como el de su pueblo mismo y se pierde en la nebulosa de los tiempos. No son indoeuropeos y tal vez sean esas características tan particulares e intrínsecas de su historia y su idiosincrasia que los hicieron diferentes étnica, idiomática, espiritualmente y sobre todo con un sentimiento libertario tan marcado a través de los milenios y conservado hoy día en una esperanza latente y cierta a la que esperan las generaciones venideras, hijos, nietos, etcétera, puedan volver a gozar como nación libre. Gernika y su roble, por todo ello, sufrió un genocidio que como tal fue de una crueldad y ferocidad imperdonable y despiadada. Allí descansan los sagrados huesos de miles de mujeres, viejos y niños, ya que los hombres estaban mayoritariamente en el frente de batalla, representando los más puros sentimientos libertarios vascos.
Gernika, no obstante su drama, no es un símbolo de muerte, por el contrario, su roble cada día está más verde, sus brotes más firmes y sus raíces más prendidas a una tierra que quiere libertad y soberanía. Gernika con su pueblo, su historia, su cultura propia, su idioma y tradiciones, montada en sus picos pirenaicos con su árbol, algún día verá flamear su legendaria Ikurriña entre las banderas soberanas y libres de las Naciones Unidas.
El 26 de abril se cumple otro aniversario en que la legión Cóndor alemana bombardeó por orden de sus ocasionales socios españoles, con brutal ferocidad, sus calles y sus casas. Su sangre generosa corrió a raudales por su valle. Pero jamás han podido ni podrán los criminales responsables de la época, ni los gobiernos sucesivos que han llegado al colmo de prohibir que el famoso cuadro de Picasso se exponga en Euskadi para el cual el maestro lo pintó en su homenaje, acallar el grito libertario que surge desde el fondo mismo de las entrañas de su tierra, de sus valles, de sus montañas y de las mazmorras españolas en que tantos cientos de hijos suyos, enterrados en vida están por querer una patria soberana; recorriendo las conciencias y el más puro sentimiento libre vasco. ¡Gora Euskadi askatasuna! ¡Viva Euskadi independiente!


Leopoldo Amondarain
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