Escritor y periodista Julio Dornel
No por esperada la muerte del escritor Gabriel García Márquez, ha sorprendido al mundo de las letras, que observa con dolor el desenlace final de la agitada vida del Nobel colombiano.
Por lo general la estación preferida para la lectura ha sido siempre el verano, donde los regalos obligatorios de noche buena, fin de año y reyes pasan inevitablemente por los libros. Existen algunos que no resisten la tentación de una segunda o tercera lectura, cuando no se trata de algún autor influyente de la literatura universal. Tal lo sucedido recientemente con el ilustre colombiano Gabriel García Márquez y sus Cien Años de Soledad, cuya lectura habíamos disfrutado décadas anteriores. Fue realmente reconfortante encontrarnos nuevamente con el Coronel Aureliano Buendía, transitando las 495 páginas, utilizadas por la editorial para narrarnos una historia, que nadie imaginaba que conjuntamente con otros títulos lo llevaría años más tarde al Nobel de Literatura. (1982). Como presagio del desenlace final, después de 20 años volvimos a la lectura de CIEN AÑOS DE SOLEDAD, sin saber siquiera que el ilustre colombiano ya estaba sentenciado. Todo había comenzado en mayo de 1967 cuando CIEN AÑOS DE SOLEDAD salía desde una imprenta argentina con la ilusión de que se pudieran vender algunos ejemplares. Sin embargo se vendieron muchos millones, sin tener en cuenta los juicios legales que se generaron por ediciones piratas y copias fraudulentas. El relato de García Márquez está basado en los años transcurridos en el pequeño rancherío que fundara don José Arcadio Buendía con el nombre de Macondo, donde transcurrió la vida de sus descendientes Arcadio, Aureliano, José y sus nietos. Sin embargo la obra de García Márquez va más allá de sus libros, al haber comenzado con el periodismo su oficio primario y base fundamental de su carrera literaria. Había señalado en una oportunidad que no hubiera escrito ningún libro sin conocer las técnicas del periodismo, con su forma de capturar y elaborar la información en el momento de utilizarla en el relato. Lo despedimos con las palabras iniciales de su legendaria novela CIEN AÑOS DE SOLEDAD: “Muchos años después frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota que su padre lo llevó a conocer el hielo….”
No hay comentarios:
Publicar un comentario