Escritor y periodista Julio Dornel
Antonio Vizintin, con Perdomo y Pastorino de la entidad organizadora.
Este lunes 26 de mayo, tal como se había anunciado, el Liceo de La Coronilla recibió a Antonio Vizintín, uno de los 16 sobrevivientes de la tragedia de los Andes, ocurrida en 1972. Para conocer detalles sobre esta importante actividad recurrimos una vez más al maestro Félix Flugel quien nos ha hecho llegar la información medular de esta jornada. “La actividad fue organizada por el Club de Pesca y Náutica de la localidad en coordinación con ese centro educativo de Educación Secundaria. El salón de actos estuvo colmado de público, principalmente de alumnos, lo que determinó un marco ideal para una jornada inolvidable.
El sr. Luis Perdomo, representando a la entidad organizadora, presentó a Vizintín y agradeció al Liceo por posibilitar esta actividad conjunta.
La proyección de un film que refiere a “Las voces de la montaña” recordó a los presentes las situaciones límites vividas por aquellos uruguayos tras la caída del avión que los transportaba, en medio de una inmensa y hostil Cordillera de los Andes.
Antonio Vizintín narró luego sus vivencias - y las del grupo- en esos 72 días, donde pasaron las mayores penurias y alternaron esperanzas y desalientos. A medida que avanzaba en su relato la expectativa iba en aumento. Sus palabras fluyeron más o menos así: En el rugby el capitán tiene poder de mando y lo que él dice se hace... tuvimos la suerte de tener a nuestro capitán y eso nos permitió organizarnos. Allá en la montaña teníamos códigos y se cumplían... Los pocos alimentos que había se reunieron y había uno que era el encargado de distribuirlos ( una tapa de antisudoral de bebida y una porción mínima de chocolate), hasta que llegó el momento en que las dos únicas opciones eran vivir o morir. Y para seguir viviendo dependíamos de nuestros amigos que ya estaban muertos...
Lo nuestro no fue un milagro, fue el resultado de una tarea de equipo … cada cual daba lo que podía, unos hicieron más otros menos, pero todos dieron el cien por ciento. La vida es así, no todos dan lo mismo pero lo importante es que nosotros sabíamos que las tareas que se asignaban se iban a cumplir... Era tan importante aquel que derretía la nieve para que tuviéramos agua, como el que preparaba el sobre de dormir o el expedicionario... Después de varios días en la cordillera alguien dijo: - "Tengo dos noticias, una mala y otra buena. La mala es que ya dejaron de buscarnos."... Eso significaba que estábamos muertos para el mundo. “La buena es que de acá salimos caminando”. Y esto que parecía una idea alocada comenzó a considerarse cada día que pasaba como una posibilidad cierta. En la vida hay que plantearse objetivos y hay que luchar por conseguirlos.
Todo lo que hicimos fue pensado antes, muchas veces nos equivocamos y de los fracasos fuimos aprendiendo.
Cuando se organizó el grupo de expedicionarios, a los integrantes se les otorgaron ciertos privilegios como tener acceso a mejores lugares para dormir, mejor abrigo y doble ración de comida. Después de algunas salidas experimentales, pasé a formar parte del equipo de expedicionarios.
Antonio Vizintín, Nando Parrado y Roberto Canessa saldrían en busca de auxilio y para esa travesía se les entregó una mochila. Cuando se inició el ascenso de la montaña llevar esa carga se tornaba muy difícil. Pero la voluntad y la decisión fueron importantes para lograr el objetivo.
Subimos durante tres días hasta llegar a la cumbre. Pero allí deciden que Antonio regrese y entonces le entrega a Parrado y a Canessa lo que lleva en su mochila. Sin ese peso y por la pendiente tardé sólo dos horas en retornar a los restos del avión. En la vida todos tenemos una mochila que cargar, unas son más pesadas y otras menos... La vida no es fácil. El desafío está en hacerse cargo . Cada uno debe de hacer las cosas por sí mismo y no esperar a que otro lo haga por uno...
Después del rescate, a los últimos ocho, nos llevaron directo a Santiago. Cuando nos bajaron de los helicópteros todos aplaudían, estaba lleno de gente. No entendíamos nada … ¿por qué todo aquello? .
Estando en el hospital los periodistas saltaban por las ventanas para hacernos entrevistas...
No me siento famoso, la fama no existe, no hicimos nada extraordinario, sólo éramos un grupo de jóvenes que queríamos vivir.
Después fuimos entendiendo... la noticia había recorrido el mundo y por eso adonde íbamos siempre había gente.
Como epílogo a su magnífica charla Vizintín destacó la importancia del trabajo de equipo, de los valores y en particular de la perseverancia que debemos tener en la búsqueda de nuestros ideales.
Culminó esta actividad con la participación espontánea de alumnos y público que realizaron diversas preguntas, el agradecimiento de la Directora del Liceo Prof. Dorley Nicodella y entregas de banderín y diploma al disertante a cargo de alumnos de diferentes clases.
La atención y el silencio reinantes en el salón de actos del Liceo, durante toda la charla, permiten determinar que hubo un alto interés por parte de los asistentes a esta emotiva y reconfortante exposición a cargo de Antonio Vizintín.
Y mientras se apagaban los ecos de esta actividad pensada, entre otras cosas, para trabajar valores con los estudiantes dejamos el Liceo de La Coronilla reconfortados. Nuestro pensamiento se detuvo en dos ideas : lo de los Andes no fue un milagro pero fue una hazaña- como aquella de Maracaná- realizada gracias al temple, al trabajo conjunto y al coraje de un grupo de jóvenes con deseos de vivir;
Los valores en el Liceo de La Coronilla ya están, se palpan en el ambiente físico, en el trabajo y en las relaciones humanas, de modo que esta actividad puede resultar el trampolín hacia una formación ideal para la vida” dijo finalmente el maestro Flugel.
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