viernes, 9 de mayo de 2014

De Alá, el machismo y reacciones tardías…Por Lilly Morgan Vilaró



A casi un mes del secuestro de 293 niñas adolescentes nigerianas de una escuela, por parte de una secta islámica fundamentalista y terrorista llamada Boko Haram, el presidente de Nigeria ha dicho que encontrarlas y traerlas de vuelta a sus casas, es prioridad absoluta de su gobierno.
Por su parte, los gobiernos de USA, Gran Bretaña y Francia, han enviado agentes especiales para colaborar y ayudar al gobierno nigeriano.
Y hasta el Papa Francisco exigió a los secuestradores que devolviesen a las niñas raptadas.
¿Aplausos para todos ellos?
Bueno, no tanto. Porque esto se debería de haber hecho al día siguiente, máximo una semana, del secuestro.
Empezando por el presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan , quien no se dio por enterado del hecho hasta transcurridas unas tres semanas.
A las tres semanas, y solo porque el reclamo de los familiares de las niñas, especialmente las madres, tomó estado público e internacional, Jonathan dijo ante la prensa extranjera que estaban haciendo lo que se debía hacer, pero que ni pensaba decir en qué consistía eso que se debía hacer, para no alertar a los secuestradores.
A las tres semanas y media, cuando ya el reclamo se había trasladado, primero a los ciudadanos nigerianos residentes en el exterior que realizaron manifestaciones frente a las embajadas de su país en Londres, París, New York y Washington. Y segundo, al ser conocidas dichas manifestaciones por los medios de prensa internacionales que las cubrieron, el clamor se alzó desde las organizaciones no gubernamentales, las feministas, las de derechos humanos y celebridades varias, entre ellas la actriz Angelina Jolie y Malala Youseff, adolescente pakistaní quien sufrió en carne propia, con una bala en la cabeza, la intolerancia talibana por tratar de ejercer su derecho a la educación.
A todo esto las redes sociales, sobretodo el Facebook, seguían reventando de mensajes de todos partes del mundo, exigiendo al gobierno nigeriano se pusiese las pilas, moviese el traste y saliese a buscar a las niñas.
Buen, solo después de todo eso, el presidente Jonathan tomó nota y envió a su Ministra de Economía, ya que esto era al fin y al cabo, cosa de mujeres, al frente, para que explicase a la CNN qué es lo que estaban haciendo. La Ministra hizo exactamente eso. Con un candor y honestidad brutales, admitió que no solo no tenían idea de donde estaban las colegialas, sino que agregó que ni siquiera sabían por donde empezar a buscarlas. Y mucho menos, cómo hacerlo. Que no tenían los medios ni los recursos necesarios para llevar adelante tal emprendimiento, y pidió ayuda a los gobiernos de “cualquier país que nos pueda ayudar.”
Por suerte, los gobiernos de USA, Francia y Gran Bretaña escucharon ese pedido y respondieron rápidamente. Eeeehhh, no, no fue tan así.
En realidad lo que sí escucharon y leyeron en Facebook, (Tweeter etc.) esos gobiernos, fueron las puteadas de miles de ciudadanos que les exigían gentilmente que también se pusieran las pilas, moviesen sus trastes y ayudasen a los nigerianos a buscar y traer de vuelta a las niñas.
Lo que demuestra, una vez más, que los políticos y los gobiernos de todos lados, siguen caminando dos cuadras atrás de la gente común y corriente. Y subestiman la poderosa herramienta que los medios sociales significan en manos de los ciudadanos.
Tal como dijo la colombiana Ingrid Betancour, al ser rescatada de la selva en donde estuvo cautiva junto a otros rehenes de las FARCS y antes de que le ofrecieran un millón de dólares por escribir un libro sobre su odisea:- “¡Lo que pasó en la selva, se queda en la selva!”-, el presidente Goodluck Jonathan pensó que lo que sucedía en Nigeria, quedaba en Nigeria. Al fin y al cabo, pasado un pequeño clamor internacional, nada sucedió cuando su gobierno decretó la ilegalidad de la homosexualidad. Medida basada en lo que dice la religión evangelista cristiana que él, como la mayoría de los habitantes del sur de ese país, profesan. Los del norte son islamistas.
Por su parte, Obama, Hollande y Cameron, no pensaron que a sus ciudadanos les iba a importar demasiado lo sucedido a un grupo de niñas de una escuela en una remota aldea de Nigeria. Porque saber lo que había pasado, seguro que lo sabían.
Si hasta deben saber que estoy sentada en este mismo momento frente la compu, escribiendo pestes sobre ellos.
Y los que también subestimaron el poder de las redes sociales, fueron los amorosos integrantes del grupo terrorista islámico fundamentalista Boko Haram (no confundir con los creyentes musulmanes normales y corrientes…) que pensaron, como pensó el presidente Jonathan, que lo que pasaba en Nigeria, quedaba en Nigeria.
En su infame video reclamando la autoría del aberrante secuestro, el líder del grupo dijo que las niñas fueron raptadas por ir contra el Corán. O sea, querer estudiar. Cosa que según ese señor barbudo y de turbante, que sonreía todo el tiempo mientras decía una sarta de imbecilidades, el Corán no permite. Y advirtió a todas las niñas que de seguir intentando copiar las costumbres occidentales, correrían el mismo destino. Ser secuestradas para luego ser vendidas en los mercados humanos. Porque su deber es ser esposas y madres.
Aseguró que Alá le había ordenado raptar y vender a las niñas. (Irónicamente, al igual que el dios evangélico le ordenó al presidente Jonathan penalizar la homosexualidad.) Y como para terminar el mensaje con una nota alegre, señaló que luego matarían a todos los infieles. Esto último me hace pensar que el mensaje de Francisco exigiendo la pronta liberación de las chicas, no va a dar resultado.
La cuestión es que, con la ayuda de USA, Francia y Gran Bretaña aseguradas, Goodluck Jonathan está contentísimo con su buena suerte, (Sorry, no resistí la tentación…Goodluck quiere decir buena suerte…¿se entiende? Goodluck tuvo buena suerte…¿lo agarran?) y ahora habla hasta por los codos.
Y en su última declaración a la prensa, aseguró que ahora tendrán chance de terminar con los terroristas de Boko HAram para siempre. ¡Y se acabó el problema!
Me quedo mejor con lo que dijo su Ministra de Finanzas al explicar con igual candor y honestidad ante la CNN, que “el problema” se solucionaría solo cuando, tanto su país como otros de la misma región, terminasen con esa cultura ancestral de considerar a las mujeres como propiedad de los hombres. Que se pueden vender y comprar como si fuesen una vaca o una casa.
Cuando se prohibiese la costumbre, también ancestral, de casar a niñas de entre 8 y 15 años con hombres de 20, 40 y hasta 70 años de edad.
Y cuando todas las niñas tuviesen el derecho de estudiar, además de los otros derechos que tienen los niños.
Es decir, cuando se deje de utilizar religión y costumbres ancestrales para justificar el machismo.
No sé si podrán encontrar a esas pobres niñas ni tampoco, si lo hacen, cual será su futuro en un país en donde serán rechazadas por estar “impuras”.
Solo creo que su sangre derramada, debería caer sobre las cabezas del presidente de Nigeria, de USA, de Francia, Gran Bretaña y el resto de los que pudiendo haber hecho o dicho algo a tiempo, se tomaron casi un mes para hacerlo. L.M.V.

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