La República
El
propietario de la aerolínea española Cosmo, Antonio Álvarez, dijo haber
sido amenazado de muerte en más de una ocasión como consecuencia del
affaire Pluna y declaró que él solo ha sido “un hombre de paja” en el
negocio: Buquebus y el gobierno uruguayo actuaron en connivencia para
armar “la puesta en escena” del remate. Se autocalificó como “un puto
monigote” en el esquema en el cual Buquebus y el gobierno son, a su
juicio, “cómplices”.
El empresario
quiere que Uruguay le haga un resarcimiento por la ruina de su empresa,
que terminó de decantarse luego del escándalo. Pide un “préstamo exprés”
del Banco República, a intereses normales, para poder rearmar su
empresa. Segun él sería la forma de “limpiar su imagen” y “demostrar que
hablamos entre personas de honor”, comentó.Según relató, le dejaron una amenaza en el buzón de su casa en Madrid asegurándole que lo iban a matar y luego recibió un correo electrónico advirtiéndole que no ponga un pie en Uruguay. Según la empleada que trabaja en su casa, dijo Álvarez, eran unas personas “con acento sudamericano” y “vestidos de negro”. La descripción del empresario siguió: “uno de ellos era un ropero de grande” y todos “usaban auriculares en los oídos”. Dejaron una nota en su buzón: “Te vamos a matar. Tú sobras”, le escribieron.
En declaraciones a Búsqueda, Álvarez, de 44 años, dijo que se encuentra “casi en la indigencia” y que no puede darle de comer a sus 6 hijos. Contó que estaba acostumbrado a una casa de 1.500 metros cuadrados, un auto Mercedes Benz y a que sus hijos estudiaran en Irlanda. Su situación cambió drásticamente: ahora estudian en un colegio público y no pueden comer allí porque cuesta 4 euros por niño y no puede pagar ese precio.
El empresario dijo que el plan era que Cosmo comprara los aviones, y luego Buquebus se los adquiera más baratos y sin contratar a los empleados de Pluna. De este modo, agregó, todos podían “colgarse la medalla” de que “habían salvado la conectividad del país”. No obstante, dijo que jamás habló personalmente con López Mena y que no lo reconocería si lo viera por la calle. “Lo invité a venir a España, pero no vino”, confesó.
El problema, según el semanario, es que nadie le pagó a Álvarez los 13 millones de dólares prometidos. Precisamente la cifra coincide con el 10% de la operación, la seña necesaria para sellar el negocio en el remate, el dinero del aval que el Banco República entregó a Hernán Calvo, el testaferro de Cosmo -y ex empleado de López Mena- que se presentó en el remate. El empresario contó que a posteriori del remate firmó papeles “en la puerta de la casa de Hernán Calvo” a través de un notario.
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