El Observador - junio 15 de 2014
El
gran padre del análisis del juego político, el florentino Niccolò dei
Machiavelli decía que el príncipe debe tener “la habilidad del zorro y
la fuerza del león”. Lo que el gran Niccolò no dice es quien pedomina en
el juego entre solo el zorro y solo el león; aunque en una obra
predecesora de El Príncipe insinúa que aunque por sí sola la habilidad
del zorro no es suficiente, tiende a prevalecer sobre la sola fuerza sin
zorrería. Esa danza entre la habilidad y la fuerza se exhibió en el
juego entre José Mujica y Tabaré Vázquez [...]
El gran padre del análisis del juego político, el
florentino Niccolò dei Machiavelli decía que el príncipe debe tener “la
habilidad del zorro y la fuerza del león”. Lo que el gran Niccolò no
dice es quien pedomina en el juego entre solo el zorro y solo el león;
aunque en una obra predecesora de El Príncipe insinúa que
aunque por sí sola la habilidad del zorro no es suficiente, tiende a
prevalecer sobre la sola fuerza sin zorrería. Esa danza entre la
habilidad y la fuerza se exhibió en el juego entre José Mujica y Tabaré
Vázquez, que culminó con la imposición por parte del mujiquismo de Raúl
Fernando Sendic como candidato a vicepresidente de la República por el
Frente Amplio.
Tabaré Vázquez pretendió revivir el escenario y su
rol de diez años atrás. Lo más nítido en tal sentido fue cuando
anunció: el candidato a vicepresidente lo elijo yo de entre cuatro o
cinco nombres que me propondrán los sectores políticos. Y así lo habría
acordado en una reunión con “los cuatro”: MPP, Frente Liber Seregni,
Partido Socialista y Partido Comunista. Así Vázquez exhibió la fuerza
del león y quedó a la espera del momento en que destapaba sus cartas y
anunciaba por sí solo el nombre del candidato o de la candidata
vicepresidencial. Parece ser que el ex presidente no percibió que el
escenario de 2014 es muy diferente al de 2004, que su fuerza no es la
misma y que no es lo mismo el papel de Mujica, aquí y en el mundo. En la
izquierda uruguaya hay al menos dos líderes en pie de igualdad1,
como lo hubo en el batllismo cuando la presidencia de Jorge Batlle y el
poder en la sombra de Julio Ma. Sanguinetti. Tampoco percibió que su
enorme capacidad para detectar la mente y el alma de los otros jugadores
no era suficiente ante la formidable habilidad de paisano viejo de
Mujica, con su capacidad de moverse con rapidez y aparecer por el lugar
menos pensado. Vázquez siempre pudo anticipar los movimientos de Astori
cuando estaban enfrentados, pero no ha sido capaz de anticipar los
movimientos de Mujica.
El mujiquismo fue meridianamente claro en su
concepción de la correlación de fuerzas y la arquitectura del Frente
Amplio. Lo expuso Lucía Topolansky en varias oportunidades: Hay dos
grandes alas en el Frente Amplio, que se expresaron hace cinco años en
la competencia presidencial entre Mujica y Astori. La fórmula
presidencial fue la combinación de los referentes de ambas alas. Hoy
continúan existiendo esas dos alas, ahora representadas por los dos
presidentes de la República: de un lado José Mujica y del otro lado
Tabaré Vázquez. El corolario a su razonamiento: la fórmula
presidencial debe combinar ambas alas, de donde la candidatura
vicepresidencial corresponde al espacio mujiquista. Con este criterio se
movió el mujiquismo, en forma anunciada. Jugó hasta el desgaste el
nombre de Lucía Topolansky, que sin duda aspiraba al cargo con muchos
deseos. Por las dudas, desde hace varios años Mujica jugaba como carta
en la manga el nombre del hijo del legendario líder tupamaro Raúl
Sendic. Es que lo más fuerte para el presidente de la República, en
cuanto a Sendic, es la calidad de hijo del líder ausente, del que quedó
por el camino mucho antes de que los tupamaros fuesen aceptados en
sociedad y muchísimo antes de que recibieran la venia de los militares y
el galanteo de empresarios y multinacionales. Y con Sendic hijo quedaba
viva la llama tupamara.
Por supuesto que para llegar a un nivel
presidencial no basta con ser hijo de, como lo demuestra también Luis
Lacalle Pou, sino que es necesario tener virtudes propias para esa
candidatura: no se llega por herencia. Ni Sendic se quedó quieto a la
espera de que por sí solo se le diese la oportunidad. Por lo menos desde
hace tres años comenzó a trabajar su candidatura, con opciones
abiertas: para la vicepresidencia, para la Intendencia de Montevideo,
para encabezar todo el mujiquismo, para estructurar su propia corriente.
Midió, probó y descartó. Fue el tercero y el más eficiente en usar la
presidencia de una de las grandes empresas estatales como palanca
(Ancap), tras las experiencias de Alberto Volonté (Ute, Partido
Nacional, 1994) y Ricardo Lombardo (Antel, Partido Colorado, 1998).
Contó con una vasta red de periodistas que desde casi todos los medios
de comunicación operaron políticamente en su favor (crearon hechos
presentados como si fuesen información) y con poderosos recursos
financieros que le permitieron realizar una holgada campaña electoral y
asegurar la captación de agrupaciones independientes en el interior. A
su vez, penetró en el alma del Movimiento de Participación Popular y
especialmente en los sectores jóvenes y de adultos medios. Contó
explícitamente con el apoyo de los jóvenes turcos emepepistas.
Desde el punto de vista electoral, el mujiquismo
no creció sino que decreció en relación a las “elecciones internas” de
2009. Lo que sí aparece claro dento del mujiquismo es un desplazamiento
de votos desde el Espacio 609 hacia la “Lista 711”, que permitió
posicionarla como la corriente más votada dentro del área que apoyó a
Tabaré Vázquez, que no implica ser la corriente más votada del Frente
Amplio. Si a cada corriente que votó a Vázquez se le detrae nadamás que
la cuarta parte como votos propios de Tabaré2, la corriente
frenteamplista más votada fue la que apoyó a Constanza Moreira. Sendic
además obtuvo menos del 3% del total del electorado y superó por escaso
margen al astorismo. Su edad está dentro del pelotón del elenco político
uruguayo y frenteamplista, con 12 años más que Lacalle Pou y en la
misma generación de Bordaberry y Larrañaga. Sin embargo, su gran suceso
-sin duda ayudado por esa red de periodistas- fue crear la imagen de una
espectacular votación, de haber ganado la mayoría en el Frente Amplio, y
de situarse en la misma generación de Lacalle Pou. Resultó un exitoso y
habilidoso juego político, de Mujica y de Sendic. Y se demostró además
que en el juego del zorro y el león, prevaleció la habilidad del zorro
sobre la fuerza del león.
1 Ver El doble liderazgo en el FA en El Observador, abril 13 de 2014, en Factum Digital www.factum.uy
2 Ver De aritmética electoral pura y dura en El Observador, junio 8 de 2014, en Factum Digital www.factum.uy
No hay comentarios:
Publicar un comentario