La vida nos sorprende a cada instante. En aquellos lugares menos esperados , en momentos de preocupación te sacan una sonrisa y surge una dulce esperanza .
Apenas llegamos al Hospital donde fue internada y operada mi mamá, aparecieron un grupo de mujeres de diferentes edades con pequeñas bolsitas de regalos. Fueron cama por cama entregando a las internas esas bolsitas y tarjetas. Cuando le tocó el turno de estar con nosotros nos explicaron que son un grupo de sobrevivientes de cáncer y que se han organizado para dar fuerza a las que están pasando por este trance . Dentro de las bolsitas había hermosos pañuelos de colores vivos, alegres. Las tarjetas explican que si no los usas o luego de hacerlo ,cuando te encuentres bien se lo lleves a otra mujer que esté pasando por esta enfermedad.
Otro hecho que me tocó vivir , y que me dejó plena de satisfacción es que los enfermeros y doctores internistas apenas llegan a tomar su turno pasan a saludar a cada interna . Se presentan con su nombre , se ponen a la orden y siempre ,siempre, todos traen un mensaje de esperanza y alegría . Cada poco tiempo visitan las diferentes habitaciones y conversan con la familia y las internas de diferentes temas ,cada uno de ellos termina con una carcajada porque siempre tienen una chispa especial para irse dejando un buen clima.
El domingo a la mañana a las ocho, mientras desayunábamos, se presentó un grupo de jovencitos ,bien jovencitos con guitarras algunos, y luego de presentarse pidieron permiso para cantar . La verdad que es increíble la paz que transmiten . Estuvieron más de una hora cantando ,conversando y dejando un mensaje de fe. No todo está perdido, la esencia humana sigue viva. Cuántos gestos de bondad y humanidad . Se los cuento porque me sorprendí gratamente y se debe conocer estos gestos de anónimos que no tienen prensa , que no tienen otra satisfacción que hacer grato un momento de otro se humano.
Ocurrido en Julio 2014 en el Hospital Pereira Rossell
Dorley Nicodella
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