Culminado el mundial para nosotros
comienza una etapa activa de cosas más trascendentes como es el
preámbulo de los comicios nacionales. Es sabida mi condición de
blanco, razón por la cual comienzo por mi Partido. Se ha logrado un
importante acuerdo de concordia partidaria con los matices razonables
que todos los partidos del mundo tienen. Pero lo más gravitante es
marcar las diferencias con los contrarios. En los últimos 10 años
se ha querido transformar el país tratando de darlo vuelta en todos
sus principios y perfiles que nos habían caracterizado. En grandes
concepciones empecemos por la política internacional, aquello de
“yanquis go home” que tanto caracterizó a la izquierda vernácula
y el odio que se cultivó contra la U.S.A., por supuesto ayudada por
su política imperialista con la cual nosotros también discrepamos,
lo primero que hizo el Frente Amplio fue concurrir mano tendida al
FMI, recuérdese la famosa foto en la entrada de sus jardines de
Tabaré, Astori y el intendente Arana, sonrientes y felices a
solicitar ayuda económica y política de “tan piadoso” organismo
e imperio. No terminó allí donde fuera su comienzo, ningún
nacionalista americano puede olvidar que al muy poco tiempo, la
aceptación y envío de tropas del ejército oriental artiguista, por
primera vez a la patria hermana de Haití. Una grosera y brutal
intervención y violación de la soberanía de una inerme patria
hermana. Se volvía a borrar con el codo lo que había escrito la
mano durante tantos años. Tampoco olvidar los famosos bombardeos e
invasiones criminales de la guerra del Golfo, ayudando a querer
quitarles el petróleo a los árabes en beneficio del poder imperial
yanqui, inglés, judío, francés, etc. Las intervenciones a
Palestina, Irak y Afgania, eran una negación total y absoluta de las
patrias débiles, nunca más el Frente podía seguir hablando en
contra de los imperios, nos transformaron en vulgares alcahuetes de
los poderosos y abusadores de los débiles. El único en el Uruguay
que votó en contra de la intervención yanqui, judía e inglesa y
demás imperiales, fue el Partido Blanco fiel a las concepciones de
Oribe, su canciller Villademoros, Juan José de Herrera y Atanasio
Aguirre, que quemaron en la plaza pública los infames tratados con
Brasil. Todos los demás, encabezados por el Frente, apoyaron o se
excusaron de votar en contra. En materia interna nunca se llegó a
límites de tanta inseguridad como los actuales. La familia oriental,
la gente seria, teme mandar sus hijos a la universidad y a los
liceos, lo mismo que salir en horas nocturnas por las calles de
Montevideo a riesgo de la propia vida. Crímenes, robos, violaciones
y asaltos, la mayoría de los cuales todavía están sin resolverse.
Hablan de los aspectos económicos logrados. No obstante, los vientos
favorables que a nivel mundial soplaron inéditamente para la
economía uruguaya, con sus productos, somos junto con Venezuela el
país más caro y asolado por la angustia económica del pueblo
necesitado. Memorícese la gestión brillante del ministro de
economía Eduardo Azzini con sus reformas cambiaria y monetaria que
fueran la base de la próspera economía uruguaya de la época y
subsiguientes. Muy cierto que de aquellas épocas a las actuales han
pasado 50 años, pero también es cierto que las comparaciones cuando
son tan groseras sirven y son válidas. Los casinos son los mismos y
la única vez que dieron pérdida (U$S15:000.000) en nuestro país y
en el mundo fue en el gobierno frenteamplista. En su afán de
transformaciones ajenas a nuestro sentir nacional, es imposible dejar
de lado la legalización del repugnante crimen del aborto. Se atentó
contra la vida misma del ser humano, del más desvalido, del más
inocente. Se argumenta con respecto a sanciones de la minoridad o de
delitos comunes en gente que ya tiene años de existencia y
responsabilidades. Y se sacrifica desalmadamente la vida de otro ser
humano inerme que ni quejarse, ni defenderse puede por estar en el
vientre de su madre. Agréguese además el permanente ataque a la
familia oriental subestimando o degradando el matrimonio ortodoxo,
hombre y mujer, emparejándolo con uniones homosexuales. Macho con
macho y hembra con hembra. Uniones sin reproducción de la especie
como Dios manda. Estos grandes pincelazos, sin perjuicio de otros,
redondean viejas y tradicionales ideas defendidas por el Partido
Blanco. Fuimos nosotros y solamente nosotros los únicos que hemos
compartido estos perfiles que construyeron la Patria. Es obvio que se
quiere otra distinta: más materialista, sin duda más fría y
descarnada de todo sentimiento espiritual. Cuando se ponga la balota
en la urna, los que hemos defendido esos viejos principios
artiguistas que van desde soberanía nacional hasta la defensa de la
vida misma, como condenar el aborto, pondremos la cabeza en la
almohada con la conciencia tranquila de haber entendido el humanismo
cristiano como se debe. No deseamos cambios revolucionarios
importados del exterior, solo pretendemos la hermandad de la Patria
Oriental en concepciones artiguistas y nacionales.
Leopoldo
Amondarain
C.I.
950.556-0
Tel:
099 626 573
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