Este año Uruguay elige presidente por los próximos cinco años,
después de una década de gobiernos del Foro de Sao Paulo; el
primero con el socialista Tabaré Vazquez (actual candidato) y el
presidente en mandato, el guerrillero tupamaro José Mujica; ambos de
la misma coalición: Frente Amplio
El primer domingo de junio el opositor Partido Nacional eligió al
candidato que enfrentará en elecciones nacionales de octubre y
noviembre, en primera y segunda vuelta; no sólo al frente de
izquierda uruguayo, sino también a todo el hoy alicaído aparato
socialista regional: Luis Lacalle Pou, un joven diputado nacionalista
que no sólo no cayó en promesas electoreras, sino que llenó de
contenido a sus propuestas revistiéndolas de un sentimiento
identitario abolido en estos diez años de gobiernos de izquierda.
La estrategia de campaña de Lacalle Pou de estas elecciones
primarias fue novedosa y sin dudas, comenzará a replicarse en la
región: “por la positiva”, conociendo que la izquierda se
victimiza y crece frente a las críticas. Pero esto solo no bastó
para lograr revivir el entusiasmo por el futuro protagónico del
cambio: los spots televisivos conteniendo mensajes referidos a un
futuro Uruguay: “Somos hoy, somos ahora”, “Avanza”; fueron el
contagioso disparador que esperanzó a más de un indiferente.
Ese domingo también puede ver cantidad de jóvenes con hambre de
Patria, valores y dignidad; apostando a quien les ofrece ser
protagonistas de la construcción de un mañana muy diferente a este
presente . Alguien que no les ofrece marihuana libre, computadoras
gratis, ni agruparlos en colectivos marginales para venderles
derechos a cambio de votos.
Resultará difícil para el neocomunismo delinear una estrategia para
enfrentar a Lacalle Pou: la única Patria que conocen es el diseño
castrista de patria grande, mucho menos valores de los que carecen, y
en lo único que se han esmerado fue en la expansión y reparto de
indignidades.
Parafraseando el slogan de campaña: “hay q entender que cuando
algo entra en movimiento, se queda en movimiento, se multiplica”,
sin dudas este movimiento inicia su expansión. El tiempo del
neocomunismo ha terminado, así como terminó el tiempo neoliberal
que ha parido al primero, vemos como este presente se muere de viejo
frente a nosotros. Son nuevos tiempos, tiempo de la gente, del
individuo que no forma la masa complaciente del “todos y todas”,
tiempo de renovado nacionalismo en la región.
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