martes, 9 de septiembre de 2014

¡El whisky es nuestro y Escocia también! Lilly Morgan Vilaró


La noticia llegó a sus oídos justo cuando estaba por comenzar el banquete oficial, a celebrarse en un viejo castillo escocés, que agasajaría a los jefes de estado de los países que integran la OTAN.
Y a pesar de no haber sido nominados al tilingo desafío, cayó sobre las cabezas del Primer Ministro y su Majestad la reina, como un balde de agua helada.
Las últimas encuestas decían que casi el 60% de los escoceses votarían a favor del SI en el próximo referéndum que definiría si Escocia sigue siendo parte del Reino Unido o se declara un estado independiente.
Paraditos uno junto al otro mientras saludaban a los altos y algunos bajos, dignatarios y sus respectivas comitivas, Isabel 2 y Cameron cuchicheaban posibles soluciones al problema.
Los dos ya se habían resignado a descartar el ahorcar un poco y luego destripar un poco más, al actual y real Mel Gibson, líder de los rebeldes separatistas, porque eran conscientes que esta vez no iba a caer muy bien que digamos entre los votantes.
La otra solución sería enviarlo en un misión secreta a Irak o Siria para que, en nombre de su Majestad, tratara de convencer a los de ISIS que depusieran las armas y dejasen de andar cortando cabezas de locales y extranjeros para después subirlas a las redes sociales.
Claro está que una vez llegado allí, agentes del servicio de inteligencia británico se disfrazarían con túnicas negras y capuchas ídem y procederían a decapitar en cámara al susodicho para después subirlo a las redes sociales, robando el audio del verdadero integrante inglés de ISIS para que nadie dudase de la autenticidad del video.
Este plan traería dos consecuencias positivas: 1) Eliminar al líder separatista escocés.
2) Tener la excusa para poder finalmente bombardear, junto a USA, a los rebeldes de ISIS dentro de Siria. Si por esas cosas del destino resultaba bombardeado el palacio de Al Assad con él adentro, siempre podrían decir que había sido un misil errante prestado por Israel, artefactos que por alguna razón desconocida se desvían de sus blancos y caen sobre otros no programados.
El problema consistía en convencer a Mel Gibson versión escocesa en aceptar la misión. Muy probablemente el tipo declinaría esta generosa oportunidad de cumplir con la patria.
La reina agregó que le parecía increíble que 307 años después de ser anexados, si bien contra su voluntad, los escoceses siguiesen con la idea fija de ser independientes.
Cameron abrió la boca para decir algo pero Isabel lo paró en seco con un -:_”¡Si estaba por decir que hace 307 años yo ya era la reina, le aviso que el chiste es viejo y sigue sin hacernos gracia!” -.
Sentados en la larguísma mesa y casi por llegar el postre, Isabel decidió que la situación ameritaba cobrar algunas facturas impagas y dirigiéndose a Obama que estaba sentado a su derecha, le pidió ayuda para resolver el problema.
Desde la otra punta de la cabecera Cameron escribió rápidamente un mensaje sobre un papelito y se lo pasó al tipo que estaba sentado al lado que a su vez se lo pasó al otro hasta llegar a Obama que se lo dio sin siquiera chusmear un poquito, a Isabel.
Obama no necesitaba chusmear nada ya que el que le servía el vino a Cameron era en verdad una gente de la CIA que transmitió lo que decía el mensaje al micrófono que hacía de gemelo en su camisa, mientras hacía como que se rascaba la oreja.
El mensaje fue captado por la señal de satélite espía norteamericano y bajado de inmediato al oído de Obama. Al mismo tiempo fue captado por los satélites espías alemanes, franceses, británicos y rusos que lo retransmitieron a Merkel, Hollande, Cameron y a Putín, que estaba en Crimea de pura casualidad.
La reina también recibió el mensaje a través de su micrófono colocado en la patilla que sostenía su diadema de brillantes, pero justo en ese momento estaba recibiendo por tweet la noticia de que Kate y William estaban otra vez un poquito embarazados y por eso no le prestó atención al zumbido en su oreja.
Y así fue que cuando recibió de manos de Obama el papelito pensó que había llegado la hora del discurso y lo leyó en voz alta.
-“¿Qué hace, su boluda majestad?”-decía el mensaje de Cameron-“¿no sabe que Usa apoya siempre, salvo en el caso de Ucrania, a los rebeldes separatistas o golpistas o lo que sean?¡ Nos va a bombardear a nosotros!”.
Todo el mundo giró la cabeza para mirar a Obama, pero este estaba muy ocupado tweeteando un mensaje al Pentágono que decía:- “Anular orden de bombardear Buckingham Palace…repito…no bombardear Buckingham Palace…”-
Mientras Londres volvía a iluminarse y cesaban las sirenas de alarma, Merkel, Hollande, Cameron y hasta la misma, ahora muy atenta, Isabel, largaron un suspiro de alivio. Putín, que por esas cosas de la vida estaba visitando una granja de pollos rusa justo en la frontera con Ucrania también suspiró, pero fue un suspiro de desencanto.
Por su parte, Obama disimulaba persiguiendo con el tenedor al plum pudding escocés (budín de ciruelas bañado, ahogado en whisky) por todo el plato, ya que los norteamericanos aún no han entendido que los postres se comen con tenedor y cuchara.
Mientras se preparaba el brindis final y todo el mundo hacía de cuenta como que nada raro había pasado, Isabel decidió que el segundo hijo de Kate y William tendría que nacer en Escocia. Si ganaba el No sería una nota simpática para congraciarse con los escoceses. Si ganaba el SI, sería el próximo rey de Escocia.
Y quien sabe, en algún futuro, Helen Mirren podría interpretarlo en una película. L.M.V.

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