Para no comprometer opiniones hemos centrado el
comentario en las “amas de casa”, recogiendo la opinión de la
“señora de…” , cuando todavía no habían llegado las ansias
de liberación. La subordinación que sufrió la mujer durante más
de un siglo fue un fenómeno real que la mantuvo oprimida realizando
todas las tareas del hogar. De esta manera la mujer estaba destinada
al trabajo invisible y sin horario que debía realizar durante las
24 horas. Sin embargo y como todo tiene sus límites un día se dio
cuenta de que debía manifestar su descontento y comenzó una lucha
sin fin por su liberación. Todo se limitaba a los hijos y la casa
hasta que se encontró con un libro de avanzada denominado el SEGUNDO
SEXO de la escritora Simone de Beauvoir, donde se encontró de golpe
con el verdadero sentido de su propia vida. Comprendió en ese
momento que su lucha por la liberación iba más allá de las meras
enmiendas legislativas, apuntando a que la mujer controle su propia
vida, con los mismos derechos que el hombre. Sobre el tema repasamos
algunos ejemplares del diario EL FANAL que dirigía el periodista
Bernardo Pilatti y nos encontramos con algunos reportajes realizados
a mujeres de la frontera, donde manifestaban ser solamente amas de
casa, como si el hecho de ser miembro de la profesión más numerosa
del mundo, no fuera realmente importante. Entre muchos argumentos
debemos tener en cuenta que las amas de casa en su gran mayoría
permanecen en sus domicilios dedicadas permanentemente a sus hijos
con responsabilidades que resulta muy difícil enumerar y sin tiempo
para su atención personal. Sus actividades diarias pasaban por
lavar, planchar, cocinar, atender a los niños, coser y sobre todo
encargarse de las compras con las limitaciones impuestas por el
presupuesto. Por supuesto que los tiempos han cambiado y las épocas
coloniales han ido desapareciendo, aunque todavía existen prejuicios
heredados. La tradición señala que antiguamente no se permitía a
la mujer abandonar el hogar en busca de nuevos horizontes, y tenía
que aprender labores propios del hogar donde se destacaba la
profesión de modista con diploma, aunque fuera por correspondencia.
Para Silvia Arimón (Farmacia) entrevistada por El Fanal, manifestó
que existe “discriminación en toda la sociedad, pero lo más
lamentable es que en algunas oportunidades es la propia mujer que lo
permite. La palabra “machista” no nos gusta, consideramos que el
hombre y la mujer son diferentes, tanto en lo biológico como en lo
sicológico y por lo tanto desempeñamos roles diferentes en la
vida”. Por su parte Delia de Armas (comerciante) señaló que “la
discriminación existe en todos lados, aunque depende de la
problemática de vida de cada mujer. Venimos a la vida, ya bastante
difícil, para compartir y dar la mano para seguir adelante en busca
de lo que llamamos destino o casualidad, afrontando juntos (hombre y
mujer) todas las dificultades”.
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