Por aquellos años las comunicaciones dependían de la
efectividad del chasque (correo a caballo) para que los documentos
sirvieran de testimonio y solucionaran con celeridad los problemas
policiales y aduaneros planteados por un subalterno, ante el auge que
experimentaba el contrabando en la frontera del siglo pasado. En este
sentido queremos señalar que pocos edificios atesoran tantos
documentos centenarios como la receptoría de aduanas con sus 135
años de existencia. La hemos visitado en varias oportunidades, con
la intención de rescatar (fotocopiar) viejos documentos que permitan
agregar nuevos elementos a la identidad fronteriza. En una
oportunidad facilitó nuestra visita el historiador Wilkins Machado,
por coincidencia funcionario aduanero a cargo de la Administración y
amplio conocedor de todos los rincones del centenario edificio.
Estábamos realizando un viaje imaginario cargado de historia, donde
podíamos observar los primeros vitrales, bibliotecas, escritorios
puertas y cerraduras que se abrieron mil veces para facilitar la
entrada a los primeros funcionarios. Era sin ninguna duda un viaje
hacia el pasado, donde tuvimos que liberar la imaginación para
acompañar la redacción de varios informes oficiales dirigidos a la
superioridad de Santa Teresa, detallando las dificultades que tenían
los funcionarios para fiscalizar la frontera, los destrozos sufridos
en el edificio por parte de los contrabandistas y la existencia de
juegos clandestinos. Uno de esos documentos, de puño y letra del
Receptor decía lo siguiente: “Circular
Nº 1257. Agosto 20 de 1879. Ha llegado a mi conocimiento que en
algunas seccionales de policía vuelven a establecerse casas que,
aparentemente de comercio lícito,
son más bien garitos de juego de azar y de envite. Le ordeno pues,
que tome las medidas necesarias a fin de que en esa seccional no se
establezca ninguna de esas casas tan perjudiciales, como usted lo
comprenderá a la moral y al orden público. Hago a usted seriamente
responsable de esta orden, cuya falta de cumplimiento no tendrá
escusa. Dios Guarde a Ud. (firma ilegible del Jefe de Policía).
Otro parte fechado en Chuy el 8 de enero de 1885 señalaba lo
siguiente: “Señor. Adjunto de la D.G.A. de A. Por orden del señor
Receptor comunico a Ud. Que él se encuentra enfermo de la vista y de
alguna gravedad. No habrá olvidado el señor Adjunto que en su
última inspección a esta oficina, ya lo dejo enfermo y desde la
fecha hasta entonces su estado ha sido siempre peor, tanto que los
médicos de este punto se hallan impotentes para combatir el mal y lo
aconsejan bajar a la mayor brevedad a esa capital. Ahora bien, como
entre solicitar licencia y serle concedida transcurrirán entre 20 o
25 días y esa demora podría serle de fatales consecuencias, ha
resuelto bajar a ésa comunicándoselo por la presente para que el
señor Adjunto lo crea de justicia. Aprovecho la oportunidad para
saludar al Señor Adjunto a quien Dios Guarde muchos años”. No
sabemos si el Señor Adjunto habrá sancionado finalmente al
Receptor, pero los 135 años transcurridos no sirvieron de mucho. En
la actualidad ni el Señor Adjunto nos consigue un especialista antes
de los 20 días. ¡ Cómo
hemos crecido!!!!
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