jueves, 23 de octubre de 2014

DIA DEL PERIODISTA. LOS ESCRIBIDORES QUE SIEMPRE ESTAN. Por Julio Dornel.

                                                Escritor y periodista Julio Dornel




Bernardo Pilatti desde el norte nos recuerda que estamos conmemorando el día del periodista y si bien nos resulta difícil referirnos a esta hermosa profesión, que con muchas limitaciones hemos compartido con la vida durante 55 años, tampoco podemos silenciar este espacio en el momento de la evocación. En primer término el recuerdo imborrable de los maestros que acompañaron nuestros primeros pasos; el Dr. Alfredo Melhen en Cebollatí, Carlos Sosa desde Documental Rochense, Casas Garibaldi desde El Pregón del Este y un plantel de consagrados que desde las páginas del diario LA MAÑANA, hicieron lo posible para que escribiéramos un poco mejor. En la actualidad los cambios nos vienen empujando. Nadie puede ignorar la importancia de Internet y las redes sociales en la comunicación diaria de la humanidad. Nadie puede permanecer indiferente ante la velocidad con que se van conociendo los acontecimientos en distintas partes del mundo. Esta situación nunca alcanzada por la humanidad, nos hace pensar que no podemos permanecer indiferentes ante la información que nos llega, aunque la misma nos haga beneficiarnos con el derecho a la duda. Un periodista radial señalaba con acierto que la llegada de estas redes, estaban abriendo puertas y ventanas, para transformarnos en periodistas por el solo hecho de utilizar un espacio donde volcar diariamente opiniones personales, que pueden de alguna manera cambiar o modificar el curso de la historia. Estos aportes antojadizos que atentan en algunos casos contra la ética periodística de quienes han dedicado muchas décadas al estudio paciente y bien documentado sobre distintos acontecimientos, son facilitados por estas puertas y ventanas abiertas en los últimos años. Tampoco podemos negar la existencia de grupos fanáticos que nunca están de acuerdo con las opiniones vertidas por el periodismo, lo que suele valorizar más la posición del periodista, ante la necesidad de decir su verdad aunque la misma no coincida con los poderosos de turno. Tampoco podemos negar que a muchos periodistas no les preocupa el futuro, si su economía está bien, si pueden mantener sus empleos y si el nivel de consumo logrado en los últimos años acompaña el bienestar familiar. No estamos negando la importancia que tiene la libertad de prensa y el mantenimiento de las instituciones, pero es evidente que debe existir un límite que determine responsabilidades dentro del marco legal de cada país. La violación de estas responsabilidades debe exigir el pago que corresponda, teniendo en cuenta que la prensa amarilla con sus prácticas ilegales está socavando la verdadera información, debilitando la capacidad de buscar por los caminos tradicionales el origen de todos los acontecimientos. Gracias Bernardo por darnos la oportunidad de divagar un poco. FELIZ DIA.

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