El Municipio fronterizo ha concretado en las últimas
horas una sentida aspiración popular, designando con el nombre de
“JORGE CALVETE” una de las calles principales de nuestra ciudad.
Bastaría reproducir las palabras pronunciadas por un ex alumno en el
homenaje que se realizara en el Club Social el 23 de junio de 1987,
al cumplirse un nuevo aniversario de su muerte: “YOYO”: El amigo,
el profesor, el hermano. “YOYO” en la pintura, en los libros, en
el cine, en el arte. “YOYO” en las charlas, el enigma, en el
idioma francés. También “YOYO” para las magnitudes que nadie
supo entender. Había nacido en Santa Vitoria do Palmar el 8 de
febrero de 1930, y murió en México, cuando dirigía el Instituto
Latinoamericano de la Comunicación el 23 de junio de 1982. Vivió
poco pero intensamente, dejando en su currículum muchas credenciales
que lo ubican entre los hijos más destacados de nuestra ciudad.
Manifestó siempre una asombrosa capacidad para encontrar los caminos
de la comprensión entre los jóvenes, haciéndoles ver que eran
mucho mejor de lo que ellos creían. Auténtico autodidacta, debió
sortear muchos obstáculos para ir escalando posiciones en el difícil
camino del arte y la enseñanza. Cuando niño recibió las primeras
enseñanzas de las maestras Delicia Ramis y Dada Calvete,
observándose una actitud casi “agresiva” hacia la lectura con un
entusiasmo poco común entre sus compañeros de clase. En el último
reportaje que le realizáramos a su regreso de Francia en el año
1971, nos destacaba que durante sus años de adolescente siempre
estaba en conflicto con el mundo y su realidad. Fue siempre un
trabajador de las letras y del arte, un verdadero creador que pasó
por la vida interpretando todos los papeles, otorgando fundamental
importancia a la escena dramática. Dirigió teatro en muchas
ciudades de nuestro país, con una dosis muy alta de dedicación y
sacrificio, pero fundamentalmente con una gran vocación. Chuy no
tenía por aquellos años la posibilidad de ver teatro y fue el Prof.
Calvete quien con su entusiasmo característico de los 20 años fue
entablando contacto con grupos juveniles que hacían sus primeras
armas en el teatro popular. En el año 1957 representó
a Rotary Club en la reunión anual realizada en la capital
departamental, pronunciando un memorable discurso sobre el
comportamiento del rotario fuera de la institución. En una parte del
mismo señalaba que era fundamental tener en cuenta la conducta del
rotario fuera de la reunión semanal. El rotario no puede permanecer
insensible ante los problemas del prójimo con quien convive a
diario: un niño sin escuela, un enfermo sin asistencia o un hombre
sin amigos. Educador moderno y atento a los cambios que iba
experimentando la enseñanza, disfrutó
del reconocimiento mundial por una carrera que comenzó en la
secretaría del liceo de Chuy, junto al “Gallego” Manolo Iglesias
y el Dr. Eladio Aristimuño, y culminó
en México como director del Instituto Latinoamericano de la
Comunicación Educativa. Por lo expuesto consideramos un acierto del
Municipio fronterizo, el hecho de haber recogido esta sentida
aspiración popular, poniendo su nombre a una calle de nuestra
ciudad.
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