jueves, 18 de diciembre de 2014

DE TRAZO AJENO. La Coherencia Por Julio Dornel


El semáforo se puso amarillo justo cuando él iba a cruzar en su automóvil y, como era de esperar, hizo lo correcto:
Se detuvo en la línea de paso para los peatones, a pesar de que podría haber rebasado la luz roja, acelerando a través de la intersección.
La mujer que estaba en el automóvil detrás de él estaba furiosa.
Le tocó la bocina por un largo rato e hizo comentarios
negativos y vulgares en alta voz, ya que por culpa suya no pudo avanzar a través de la intersección... y para colmo, se le cayó el celular y se le corrió el maquillaje.
En medio de su pataleta, oyó que alguien le tocaba el cristal de su lado. Allí, parado junto a ella, estaba un policía mirándola muy seriamente.
El oficial le ordenó salir de su coche con las manos arriba, y la llevó a la comisaría donde la revisaron de arriba abajo, le tomaron fotos, las huellas dactilares y la pusieron en una celda.

Después de un par de horas, un policía se acercó a la celda y abrió la puerta. La señora fue escoltada hasta el mostrador, donde el agente que la detuvo estaba esperando con sus efectos personales.
Señora, lamento mucho este error, le explicó el policía.
Le mandé bajar del coche, porque usted se encontraba tocando
la bocina fuertemente, queriendo pasarle por encima al automóvil del frente, maldiciendo, gritando improperios, y diciendo palabras soeces.
Mientras la observaba, me percaté que:
- De su retrovisor cuelga un rosario.
- Su auto tiene una calcomanía que dice: "Jesús te ama",
- Su patente tiene un borde que dice: "Amor y paz",
- En la parte de atrás hay una oblea que dice: " La paciencia es la madre de las virtudes”
- Otra calcomanía que dice: "Practica la meditación"
- Y, finalmente, el emblema cristiano del pez.
Como es de imaginarse supuse que el auto era robado.
Esta historia muestra la importancia de ser coherentes entre lo que creemos, lo que decimos,
y lo que hacemos . . . . . . .
ESTA ESCRITO EN LA BIBLIA.
Va textual. El joven roquero era bohemio, mujeriego y poco inclinado a los estudios. En vísperas de cumplir los 18 años, comenzó a presionar a su padre para que le comprara un automóvil. “Bueno hijo; hagamos un trato, si tu mejoras las notas, estudias la biblia y te cortas el pelo, volvemos a conversar. Al mes siguiente, el joven insiste en su pedido y el padre le dice que está orgulloso, “mejoraste las notas, te vi leyendo la biblia, pero el cabello sigue igual. El joven tenía pronta la contestación: “Pero padre, la Biblia señala que Jesús y los apóstoles usaban los cabellos largos”. A lo que padre respondió: “Si claro hijo mío, pero todos andaban a pie”.

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