TRIBUNA
El Frente Amplio logra su tercer mandato consecutivo con mayoría en ambas cámaras legislativas
Tras obtener el 47,8% de los votos en la primera vuelta del 26 de
octubre y ganar la mayoría parlamentaria, Tabaré Vázquez confirmó el
triunfo en la segunda vuelta del 30 de noviembre con el 53,6%, frente al
candidato Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional. El Frente Amplio
logra su tercer mandato consecutivo con mayoría en las dos cámaras
legislativas, lo que le debería asegurar un quinquenio sin mayores
sobresaltos.
En su presidencia anterior, Tabaré Vázquez marcó con su sello personal al primer gobierno del Frente Amplio: tras la crisis económica del 2002, este gobierno se caracterizó por su moderación y previsibilidad, en el que se cuidó la seguridad jurídica para atraer inversiones privadas extranjeras. Este flujo de inversiones, acompañado por la bonanza de las exportaciones de productos primarios, permitió el despliegue de políticas asistenciales y la mejora sustancial de los niveles de ingreso de los habitantes. Un símbolo de esta atracción a la inversión extranjera fue la instalación de la empresa Botnia (ahora UPM), que elabora pasta de celulosa en Fray Bentos, continuando con el desarrollo de la industria forestal que comenzó en los años ochenta.
Al presidente Vázquez lo acompañó una figura emblemática de los sectores socialdemócratas del Frente Amplio como ministro de Economía, Danilo Astori, reconocido en el mundo académico y exdecano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de la República. Este gobierno, que podríamos comparar con las izquierdas reformistas europeas, poco y nada tenía que ver en estilo y orientación con presidentes estentóreos y pintorescos que contemporáneamente fueron electos en América del Sur. Su propuesta de establecer un tratado de libre comercio con Estados Unidos encontró resistencia dentro del propio Frente Amplio, a la vez que hubiera significado la salida del Mercosur, la unión aduanera que vincula al Uruguay con sus vecinos Argentina y Brasil, además de Paraguay.
En esta nueva presidencia, Tabaré Vázquez probablemente tenga presiones internas para dar un giro a la izquierda, porque la representación parlamentaria de los sectores más moderados se redujo en beneficio del “Grupo de los 8”, compuesto por el Movimiento de Participación Popular (MPP) de José Mujica, el Partido Comunista y el Compromiso Frenteamplista del vicepresidente electo, Raúl Sendic, entre otros.
Una cuestión que ha comenzado a ser discutida es una posible reforma constitucional, no sólo para modificar las condiciones para el balotaje, sino para crear un Tribunal Constitucional para que vele por la constitucionalidad de las normas, en detrimento de la ya existente Corte Suprema de Justicia. Y es que el máximo tribunal demostró su independencia en el período presidencial de José Mujica, señalando la inconstitucionalidad de varias leyes, despertando las críticas de los elementos más radicales dentro del partido gobernante.
Esto puede suponer jaquecas para Vázquez en su segundo mandato, tras una campaña en la que se presentó como un candidato que brinda “más certezas”, tal como rezaba uno de sus eslóganes publicitarios. Pocos meses atrás, adelantó que su ministro de Economía volverá a ser Danilo Astori, marcando cuál será la orientación; pero con el agregado de que también deberá gestionar la “flexibilización” del Mercosur, ahora convertido un corsé rígido que no permite celebrar acuerdos de libre comercio con los países más dinámicos de la región, hoy reunidos en la Alianza del Pacífico.
En la campaña no se mencionó a la República Argentina. Tabaré Vázquez no sólo tuvo una pésima relación con Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, sino que en esos años estuvo bloqueado el puente internacional sobre el río Uruguay, que une a las ciudades de Fray Bentos y Gualeguaychú. ¿Cómo será su relación, desde marzo hasta diciembre del 2015, con la presidente argentina? ¿Cómo negociará el fin de las políticas proteccionistas que ha establecido el Gobierno argentino, a pesar de estar dentro del Mercosur? Por prudencia —quizás excesiva—, no se habló durante la campaña electoral de los problemas económicos del vecino rioplatense, que afectan al turismo y el comercio regional.
Tabaré Vázquez ganó con claridad un nuevo mandato frente a un Partido Nacional en el que emergió la nueva figura de Luis Lacalle Pou, que ocupará una banca en el Senado; y a un Partido Colorado que entró en crisis por su retroceso en las urnas. Prudente y próximo al centro político, deberá calmar con éxito las exigencias de más socialismo y mayor gasto público que se manifiestan dentro del Frente Amplio, si es que no quiere ahuyentar las inversiones privadas extranjeras que han confiado en la estabilidad institucional y macroeconómica de Uruguay.
En su presidencia anterior, Tabaré Vázquez marcó con su sello personal al primer gobierno del Frente Amplio: tras la crisis económica del 2002, este gobierno se caracterizó por su moderación y previsibilidad, en el que se cuidó la seguridad jurídica para atraer inversiones privadas extranjeras. Este flujo de inversiones, acompañado por la bonanza de las exportaciones de productos primarios, permitió el despliegue de políticas asistenciales y la mejora sustancial de los niveles de ingreso de los habitantes. Un símbolo de esta atracción a la inversión extranjera fue la instalación de la empresa Botnia (ahora UPM), que elabora pasta de celulosa en Fray Bentos, continuando con el desarrollo de la industria forestal que comenzó en los años ochenta.
Al presidente Vázquez lo acompañó una figura emblemática de los sectores socialdemócratas del Frente Amplio como ministro de Economía, Danilo Astori, reconocido en el mundo académico y exdecano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de la República. Este gobierno, que podríamos comparar con las izquierdas reformistas europeas, poco y nada tenía que ver en estilo y orientación con presidentes estentóreos y pintorescos que contemporáneamente fueron electos en América del Sur. Su propuesta de establecer un tratado de libre comercio con Estados Unidos encontró resistencia dentro del propio Frente Amplio, a la vez que hubiera significado la salida del Mercosur, la unión aduanera que vincula al Uruguay con sus vecinos Argentina y Brasil, además de Paraguay.
En esta nueva presidencia, Tabaré Vázquez probablemente tenga presiones internas para dar un giro a la izquierda, porque la representación parlamentaria de los sectores más moderados se redujo en beneficio del “Grupo de los 8”, compuesto por el Movimiento de Participación Popular (MPP) de José Mujica, el Partido Comunista y el Compromiso Frenteamplista del vicepresidente electo, Raúl Sendic, entre otros.
Una cuestión que ha comenzado a ser discutida es una posible reforma constitucional, no sólo para modificar las condiciones para el balotaje, sino para crear un Tribunal Constitucional para que vele por la constitucionalidad de las normas, en detrimento de la ya existente Corte Suprema de Justicia. Y es que el máximo tribunal demostró su independencia en el período presidencial de José Mujica, señalando la inconstitucionalidad de varias leyes, despertando las críticas de los elementos más radicales dentro del partido gobernante.
Esto puede suponer jaquecas para Vázquez en su segundo mandato, tras una campaña en la que se presentó como un candidato que brinda “más certezas”, tal como rezaba uno de sus eslóganes publicitarios. Pocos meses atrás, adelantó que su ministro de Economía volverá a ser Danilo Astori, marcando cuál será la orientación; pero con el agregado de que también deberá gestionar la “flexibilización” del Mercosur, ahora convertido un corsé rígido que no permite celebrar acuerdos de libre comercio con los países más dinámicos de la región, hoy reunidos en la Alianza del Pacífico.
En la campaña no se mencionó a la República Argentina. Tabaré Vázquez no sólo tuvo una pésima relación con Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, sino que en esos años estuvo bloqueado el puente internacional sobre el río Uruguay, que une a las ciudades de Fray Bentos y Gualeguaychú. ¿Cómo será su relación, desde marzo hasta diciembre del 2015, con la presidente argentina? ¿Cómo negociará el fin de las políticas proteccionistas que ha establecido el Gobierno argentino, a pesar de estar dentro del Mercosur? Por prudencia —quizás excesiva—, no se habló durante la campaña electoral de los problemas económicos del vecino rioplatense, que afectan al turismo y el comercio regional.
Tabaré Vázquez ganó con claridad un nuevo mandato frente a un Partido Nacional en el que emergió la nueva figura de Luis Lacalle Pou, que ocupará una banca en el Senado; y a un Partido Colorado que entró en crisis por su retroceso en las urnas. Prudente y próximo al centro político, deberá calmar con éxito las exigencias de más socialismo y mayor gasto público que se manifiestan dentro del Frente Amplio, si es que no quiere ahuyentar las inversiones privadas extranjeras que han confiado en la estabilidad institucional y macroeconómica de Uruguay.
Ricardo López Göttig es analista del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL). Twitter: @lopezgottig
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