viernes, 24 de julio de 2015

CHUY 1.888 COMERCIO, ADUANA Y COMISARIA. Por Julio Dornel.





                        Escritor y periodista Julio Dornel
 
Para referirnos a la corta historia de esta frontera romántica y generosa, nada mejor que transcribir algunos párrafos de un trabajo del historiador local Wilkins Machado, donde extrae de su vasta producción, impresiones imborrables originadas en el paisaje cautivante y envolvente de este pueblo fronterizo. Es fácil comprobar en estos trabajos que la investigación de Machado denuncia una temática inspirada en los orígenes de Chuy, analizando en breves pantallazos la fisonomía, costumbres y evolución del rancherío inicial: “Arroyo Chuy…y en tus aguas el yaguareté sació la sed y el indio altivo refrescó sus heridas, con tus frutos calmó su apetito y en las sombras de tu monte gaucho, forjó la historia de tu nombre ausente. Chui te llamó porque el trinar de los chuis lo despertaron un día, el mismo día que empezaste a hacer tu historia con nombre, historia tan límpida como tus aguas, o quizás mientras ensimismado pensabas en la toldería lejana, se te ocurrió llamarlo chué por la cantidad de tortugas que observabas desde tu nostálgico silencio. Te visitó el español y el portugués, pero tenías alma y una historia de pájaro libre, tan libre como tu senda que se inicia en el Brasil y se confunde en el atlántico. Fuiste historia y lo eres; hiciste historia y la haces y como colofón fuiste padre de un Chuy tan libre como tus pájaros, tan perseverante como tus tortugas o tan altivo como el indio que el nombre te dio. 1888…policromía de azul y verde, cielo y campo. La vista perdiéndose en el infinito y el hombre confundiéndose y mezclándose en ideologías e idiomas, duro batallar diario para subsistir en un medio aislado y falto de recursos. Mezcla de productos de mil revueltas, amalgamados con contrabandistas, y troperos por excelencia, enamorados del peligro, ocultos en los montes, fieros custodios de matutes que pretenden traducir en monedas. Un comercio, una comisaría, una aduana y cinco ranchos. Chuy 1888. Pasan los años, se amplían las sendas formando caminos, la diligencia trae a cuestas la civilización mientras nuevos vecinos asientan sus reales en esta zona trayendo el progreso. Llegó la diligencia, cita obligada de nuestros antepasados y la natural curiosidad por saber lo que pasa más allá, donde la vista se pierde buscando una razón para este acá. Domingo, una penca cuadrera da motivo a una reunión de categoría, se hacen negocios, se arregla un matute, a veces una reyerta pone la nota distinta. Pioneros de Chuy, hombres, mujeres y niños, conjunción de ideas en busca de superación, soñando quizás muchas veces con un viaje maravilloso, casi imposible, prometedor de mil aventuras”.

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